La reconquista de Ostland
Publicado: 24 Sep 2019, 19:35
Hola a todos, después de "el invierno averlandés" os dejo por aquí el inicio de "la reconquista de Ostland". Sinceramente no sé si se está leyendo o si está gustando, pero bueno, iré posteando hasta que me aburra.
La fecha es la misma que de la otra historia (invierno de 2522) así que los sucesos están ocurriendo simultáneamente. Es la situación después de la Tormenta del Caos tal y como se comenta en el libro "Herederos de Sigmar", aunque ya sabéis que cojo lo que me interesa y el resto lo ignoro .
El mapa de Wolfenburgo que uso es de la campaña "A personal war" que anda rulando por ahí (aunque sin leyenda). Lo enlazo de gitzmansgallery que seguro que ya todos conocéis como proveedor de mapas.
Wolfenburgo ha caído y seres mutados y extraños han quedado dentro de la ciudad. La población se ha refugiado en un campamento fuera de la ciudad, en la orilla Norte del río Wolfen. La poca guardia que queda ha prohibido entrar en la ciudad para evitar los saqueos, pero algunos burlan la prohibición...
¿Y por dónde anda el Elector Raukov? Tal vez para el siguiente, esta es sólo una entradilla de 500 palabras:
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Erich saltó el muro a través de una sección derruida que no se elevaba más de un metro del suelo, pero no paró de correr sabiendo que lo que le perseguía no iba a detenerse por un obstáculo tan pequeño. Miró hacia su derecha sin detener su carrera y se fijó en la puerta comercial para intuir su posición entre tantas casas en ruinas. Aún le quedaba una buena carrera hasta llegar a la zona de las caravanas, pero sus pulmones podían resistir un poco más.
La puerta estaba abierta y agradeció no tener que correr hacia el callejón sin salida para improvisar un salto. La zona de las caravanas era unos meses antes el sitio dónde se tenían que detener al llegar a Wolfenburgo si querían pasar la noche o vender su mercancía en la ciudad. Tras el paso de los ejércitos de Archaón la habían convertido en una base para saquear la ciudad evitando a las horrendas criaturas que ahora moraban en ella.
Erich no era un chico con suerte. No sabía qué edad tenía, porque en la calle no se celebran los cumpleaños. Sobrevivió como pudo y cuándo atacaron la ciudad se escondió dónde los atacantes no pudieron encontrarlo. Muchos de los suyos, como los habitantes que se quedaron a defenderla, no tuvieron tanta suerte. Cuando pasaron los ejércitos sólo quedó miseria, pero para él era lo que había vivido siempre.
Los supervivientes se establecieron fuera de la muralla, en la orilla Norte del río Wolfen, y se unió a ellos como cualquier otro desplazado. Los monstruos dominaban la ciudad y ni siquiera los supervivientes de la guardia se atrevieron a intentar expulsarlos.
Al menos la guardia estableció orden dentro de un improvisado campamento y gestionó la comida para que nadie pasara hambre. Era la primera vez que no se tenía que procurar su comida, y eso hizo que pensara en cómo sacarle ventaja a la situación.
No fue el único que se aventuró dentro de la ciudad para saquearla. Pronto se cruzó con otros mercenarios o buscafortunas que, desobedeciendo las órdenes, entraron en la ciudad para enriquecerse. Los más listos se organizaron entre ellos y pronto saquearon y prepararon una zona, la de las caravanas que quedaba al lado de la puerta comercial y lejos del campamento, para usar como base dentro de la ciudad.
Erich cruzó el arco de la puerta y el bicho que lo perseguía apenas tardó diez segundos en cruzarla. Varias flechas y virotes se clavaron en el pelaje de la bestia, que aulló de dolor y se derrumbó bien muerta. Aún así el fortachón de Max le seccionó la cabeza con un fuerte hachazo.
Cerraron la puerta de entrada para evitar ser sorprendidos y Rudolf le preguntó si había conseguido algo. Se vació los bolsillos: Una bolsa con catorce coronas de oro y varios anillos eran todo el botín y lo pusieron junto al resto. Le palmearon la espalda y le felicitaron antes de sortear quién se quedaba esa noche en las caravanas y quienes volvían a su tienda del campamento.
La fecha es la misma que de la otra historia (invierno de 2522) así que los sucesos están ocurriendo simultáneamente. Es la situación después de la Tormenta del Caos tal y como se comenta en el libro "Herederos de Sigmar", aunque ya sabéis que cojo lo que me interesa y el resto lo ignoro .
El mapa de Wolfenburgo que uso es de la campaña "A personal war" que anda rulando por ahí (aunque sin leyenda). Lo enlazo de gitzmansgallery que seguro que ya todos conocéis como proveedor de mapas.
Wolfenburgo ha caído y seres mutados y extraños han quedado dentro de la ciudad. La población se ha refugiado en un campamento fuera de la ciudad, en la orilla Norte del río Wolfen. La poca guardia que queda ha prohibido entrar en la ciudad para evitar los saqueos, pero algunos burlan la prohibición...
¿Y por dónde anda el Elector Raukov? Tal vez para el siguiente, esta es sólo una entradilla de 500 palabras:
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Erich saltó el muro a través de una sección derruida que no se elevaba más de un metro del suelo, pero no paró de correr sabiendo que lo que le perseguía no iba a detenerse por un obstáculo tan pequeño. Miró hacia su derecha sin detener su carrera y se fijó en la puerta comercial para intuir su posición entre tantas casas en ruinas. Aún le quedaba una buena carrera hasta llegar a la zona de las caravanas, pero sus pulmones podían resistir un poco más.
La puerta estaba abierta y agradeció no tener que correr hacia el callejón sin salida para improvisar un salto. La zona de las caravanas era unos meses antes el sitio dónde se tenían que detener al llegar a Wolfenburgo si querían pasar la noche o vender su mercancía en la ciudad. Tras el paso de los ejércitos de Archaón la habían convertido en una base para saquear la ciudad evitando a las horrendas criaturas que ahora moraban en ella.
Erich no era un chico con suerte. No sabía qué edad tenía, porque en la calle no se celebran los cumpleaños. Sobrevivió como pudo y cuándo atacaron la ciudad se escondió dónde los atacantes no pudieron encontrarlo. Muchos de los suyos, como los habitantes que se quedaron a defenderla, no tuvieron tanta suerte. Cuando pasaron los ejércitos sólo quedó miseria, pero para él era lo que había vivido siempre.
Los supervivientes se establecieron fuera de la muralla, en la orilla Norte del río Wolfen, y se unió a ellos como cualquier otro desplazado. Los monstruos dominaban la ciudad y ni siquiera los supervivientes de la guardia se atrevieron a intentar expulsarlos.
Al menos la guardia estableció orden dentro de un improvisado campamento y gestionó la comida para que nadie pasara hambre. Era la primera vez que no se tenía que procurar su comida, y eso hizo que pensara en cómo sacarle ventaja a la situación.
No fue el único que se aventuró dentro de la ciudad para saquearla. Pronto se cruzó con otros mercenarios o buscafortunas que, desobedeciendo las órdenes, entraron en la ciudad para enriquecerse. Los más listos se organizaron entre ellos y pronto saquearon y prepararon una zona, la de las caravanas que quedaba al lado de la puerta comercial y lejos del campamento, para usar como base dentro de la ciudad.
Erich cruzó el arco de la puerta y el bicho que lo perseguía apenas tardó diez segundos en cruzarla. Varias flechas y virotes se clavaron en el pelaje de la bestia, que aulló de dolor y se derrumbó bien muerta. Aún así el fortachón de Max le seccionó la cabeza con un fuerte hachazo.
Cerraron la puerta de entrada para evitar ser sorprendidos y Rudolf le preguntó si había conseguido algo. Se vació los bolsillos: Una bolsa con catorce coronas de oro y varios anillos eran todo el botín y lo pusieron junto al resto. Le palmearon la espalda y le felicitaron antes de sortear quién se quedaba esa noche en las caravanas y quienes volvían a su tienda del campamento.