Las novelas del brujo

Para los que leéis todas la novelas, y las devoráis aunque la cera de las velas se agote.

Moderador: Moderadores

Responder
Avatar de Usuario
Y.O.P.
Matademonios
Matademonios
Mensajes: 5019
Registrado: 26 Jun 2007, 14:08
Ubicación: Hacia mi Destino

Las novelas del brujo

Mensaje por Y.O.P. »

Parece mentira que no las halla comentado por aquí antes, pero terminé La Torre de la Golondrina hace poco y he caído en la cuenta de que no os he recomendado La Saga de Geralt de Rivia, de Andrej sapkowsky. Una serie de libros simplemente genial que narra las andaduras del Brujo Geralt, desde los primeros relatos cortos del autor, que aparecieron en revistas fantásticas y que después resultaron ser los dos primeros tomos de la serie, hasta que la cosa cobra tintes verdaderamente dramáticos al final...bueno...no estaría bien que comentara los detalles del final por aquí. Sin ánimo de reventar la trama, os recomiendo que les hechéis un vistazo a los libros, ahora que son más fáciles de encontrar desde que los reeditara Alamut, a mí, desde Tokien, no encontraba un autor con una prosa de tanta calidad. para terminar, os dejo uno de los cuentos de la saga, por si queréis leerlo por aquí ^^:

Hablemos juntos.
Necesito esta charla. Se dice, el silencio es oro. Quizás. No sé si vale tanto. Pero en cualquier caso tiene su precio. Hay que pagar por él. Para ti es más fácil; no me digas, que no es así. Eres silenciosa por tu propia decisión, hiciste de tu silencio un sacrificio para tu diosa. Yo no creo en Melitele, tampoco creo en la existencia de otros dioses. Pero respeto tu decisión, tu sacrificio, y respeto lo, en que crees. Es que tu fe y tu dedicación, el precio, que pagas por el silencio, te hacen una persona mejor y más valiosa. O te podrían hacerla por lo menos. Mi carencia de la fe sin embargo no puede hacer nada.
Pero pregunatas, ¿en qué creo yo?
Creo en la espada. Como lo ves, llevo dos. Cada brujo tiene dos espadas. La gente malévola dice que la de plata está para los monstruos y la de hierro para la gente. Por supuesto que no es verdad. Hay monstruos que pueden ser matados solamente con un filo de plata, pero hay también unos, para los cuales el hierro es mortal. No, Iola, no cada tipo de hierro, solamente hierro de un meteorito. ¿Preguntas, qué es un meteorito? Es una estrella que se cae del cielo. Quizás viste una estrella que se caía, un rayo corto, brillante en el cielo de la noche. Quizás pronunciste entonces un deseo, o quizás eso era para ti una razón más para creer en dioses. Para mí, un meteorito es sólo una piedra de metal que se cae y se pega en la tierra. Un metal conveniente para hacer una espada. Puedes, por supuesto, sostener mi espada en las manos. ¿Ves, qué ligera es? Incluso tú puedes levantarla sin dificultad. ¡No! No toques el filo, te herirías. Está más afilado que una maquinilla de afeitar. Tiene que ser así. Sí, ejercito mucho. En cada momento. No debo salir de práctica. Pues he venido aquí, a la parte del parque más alelejada del templo, para mover mi cuerpo, para que mis músculos no se queden en este entumecimiento repugnante y desgraciado que siento, esta frialdad que circula en mí. Y tú me has encontrado aquí. Interesante, porque varios días yo trataba de encontrarte a ti. Te estaba buscando con la mirada. Quería...
Necesito esta charla, Iola. Sentémosnos y hablemos por un rato. Pero no me conoces por nada, Iola. Me llamo Geralt. Geralt de... No. Sólo Geralt. Geralt de ninguna parte del mundo. Soy un brujo. Mi casa es Kaer Morhen, el Lugar de los Brujos. Vengo de allí. Hay... Había una fortaleza allí. No mucho ha quedado hasta hoy.
Kaer Morhen... Allí producían a unos como yo. Ya no lo hacen, y ahora nadie vive en Kaer Morhen. Nadie a excepción de Vesemir. ¿Preguntas, quién es Vesemir? Es mi padre. ¿Por qué me miras en sorpresa? ¿Qué es tan extraño para ti? Todos tienen un padre. El mío es Vesemir. No es mi padre verdadero, pero ¿qué es el problema? No conozco a mi padre verdadero, ni a mi madre verdadera. Tampoco sé, si están vivos. Y a decir verdad, eso no me importa mucho.
Sí, Kaer Morhen... Experimenté la mutación normal allí. La Prueba de las Yerbas y todo, que tenía que experimentar. Hormonas, hierbas, infección con un virus. Y del principio otra vez. Y una vez más. Hasta el resultado deseado. Dicen que aguanté los Cambios asombrosamente bien, dicen, que estaba enfermo por un tiempo muy corto. Pues decidieron, que era un individuo extraordinario, resistente y me seleccionaron para... otros experimentos más complejos. Salieron peor. Mucho peor. Pero, como lo ves, sobreviví. Era el único entre los seleccionados para los experimentos. Desde entonces tengo el pelo blanco. Una perdida total de pigmentación. Efecto secundario, como lo llaman. Bagatela. Poco disturbio.
Después me enseñaron muchas cosas. Por un tiempo largo. Y finalmente vino el día, cuando salí de Kaer Morhen y me puse en camino. Tenía ya mi medallón, aquí, éste. El símbolo de la Escuela del Lobo. También tenía dos espadas, una de plata y una de hierro. Aparte de las espadas, llevaba determinación, entusiasmo, motivación y... fe. La fe que era necesaria y útil. Porque el mundo, Iola, iba a ser lleno de monstruos y bestias, y mi tarea era proteger a los amenazados por las bestias. Cuando salía de Kaer Morhen, soñaba de encontrar mi primer monstruo, no podía esperar enfrentarlo cara a cara. Y conseguí lo que deseaba.
Mi primer monstruo, Iola, era gordo y tenía dientes excepcionalmente feos y putrefactos. Lo encontré en el camino, donde junto con sus compañeros monstruosos, algunos desertores del ejército, había parado el coche de un campesino y había arrastrado de éste a una muchacha, quizás de trece años, o quizás de menos. Sus compañeros tenían cogido al padre de la muchacha, mientras que el gordo rasgaba la ropa de la chica, gritando que ya era tiempo oportuno para que ella conociera a un hombre verdadero. Les acerqué y le dije al gordo que ese tiempo también había venido para él. Esa respuesta me parecía extremadamente divertida. El hombre gordo libertó a la muchacha y se acercó a mi con un hacha. Era muy lento pero artículo. Lo golpeé dos veces antes de que se derrumbara. Ésos no eran exactamente cortes perfectos, pero, diría, absolutamente espectaculares, cortes que les demonstraron a los compañeros del gordo lo que le podía hacer la espada de brujo a un humano... ¿No te estoy aburriendo, Iola?
Necesito esta charla. Realmente la necesito. ¿De qué estaba hablando? Ah, sí, mi primer hecho noble. Sabes, Iola, en Kaer Morhen me habían martillado a la cabeza: No te importen estas cosas, pásalas en una distancia, no juegues un caballero andante y no hagas el trabajo de los guardas de la ley. Me había puesto en camino no para demostrar algo sino para realizar órdenes pagadas. Pero a mi me importaron estas cosas, como si hubiera sido un tonto, después de viajando yo menos de cincuenta millas de las montañas. ¿Sabes, porqué lo hice? Quería ver a la muchacha en lágrimas de gratitud por mí, su salvador, besando mis manos, y a su padre agradeciéndome en los rodillas. Pero el padre de la muchacha escapó junto con los desertores, mientras que la muchacha, que había sido salpicada con la sangre de su opresor, devolvió y consiguió un ataque de la histeria, y cuando la acerqué, se desmayó. Esas cosas me han importado muy raramente desde entonces.
Hacía mi trabajo. Aprendí la manera rápidamente. Me acercaba a cercanías de pueblos, paraba en frente de los palisades de establecimientos y de ciudades. Y esperaba. Si escupían, maldecían o lanzaban piedras, yo salía. Si, en lugar de eso, alguien salía y me daba una tarea, yo la realizaba.
Visitaba ciudades y plazas fuertes, buscando mensajes clavados a los postes en la encrucijada. Buscaba avisos: "Brujo urgentemente necesitado." Y después normalmente había un sitio misterioso, un subterráneo, una necropolis o unas ruinas, un barranco del bosque o un grotto en las montañas, lleno de huesos y apestoso por carroña. Y había algo, cuyo único objeto de la vida era matar. Por hambre, para el placer, por la voluntad enferma de alguien, o por otras razones. Manticora, vivern, nebulor, libélula, girazor, horribler, bosquero, vampiro, espíritu necrófago, graveir, escorpio grande, lamia, comedor, kikimora, viper. Y había una danza en la oscuridad y cortes de la espada. Y miedo y repugnancia en los ojos de ellos, que después me daban mi pago.
¿Errores? Sí, hacía errores.
Pero siempre observaba los principios. No, no el código. Eso le gusta a la gente. Los, que tienen unos códigos para observar, son estimados y respetados.
No hay ningún código. Nunca se ha escrito ningún código del brujo. Yo me inventé el mío. Simplemente. Y lo observaba. Siempre...
No siempre.
Porque había momentos, en los cuales parecía no haber ningunas dudas. Parecía preciso que se dijera: "A mí no me importa esto, no es cosa mía, yo soy un brujo." Parecía preciso que se escuchara la voz de la razón. Parecía conveniente escuchar el instinto, si no se quería oír lo que decía la experiencia. O el miedo ordinario, el miedo natural.
Es una pena que no haya eschuchado la voz de la razón, cuando...
No la escuché.
Pensé que elegía el menor de los males. Elegí el menor de los males. ¡El menor de los males! Soy Geralt de Rivia. También me llaman el Matarife de Blaviken. No, Iola. No toques mi mano. El contacto podría evocar en tí... Podrías ver...
Y yo no quiero que lo veas. No quiero saber. Conozco mi destino que me voltea a mi como un remolino. ¿Mi destino? Mi destino me persigue paso a paso y yo nunca miro atrás.
¿Un nudo? Sí, Nenneke parece sentirlo. ¿Qué me incidó a hacerlo, allí en Cintra? ¿Cómo pude arriesgar mi vida tan estúpidamente?
No, no y otra vez no. Yo nunca miro atrás. Y jamás volveré a Cintra. Esquivaré Cintra como el nido de la peste. Nunca volveré allí.
Ah, si sé contar bien, este niño nació en mayo, cerca de la fiesta de Belleteyn. Si realmente fuera así, todo esto sería un concurso unteresante de circunstancias. Es que Yennefer también nació en Belleteyn.
Vamos, Iola. Ya oscurece.
Gracias por hablar conmigo.
Gracias, Iola. No, no me pasa nada. Estoy bien.
Muy bien.
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
Avatar de Usuario
Brujo
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 894
Registrado: 27 Jun 2007, 20:46
Contactar:

Mensaje por Brujo »

Geralt es un protagonista "redondo" por decirlo asi. Realmente, la saga entera y todo lo que sucede en ella no se puede catalogar de estar en el bien o en el mal. Y la trama tambien muy buena. Estoy deseando que traduzcan ya el siguiente.
Por cierto, desde el tercero hasta la torre de la golondrina me los tuve que leer en pdf, cosas de la vida...
Avatar de Usuario
Y.O.P.
Matademonios
Matademonios
Mensajes: 5019
Registrado: 26 Jun 2007, 14:08
Ubicación: Hacia mi Destino

Mensaje por Y.O.P. »

Yo tenía los 4 primeros, y hasta hace poco no me compré los otros por aquello del cambio de editorial. Por cierto, el libro de relatos cortos del mismo autor también está muy bien, o por lo menos lo que llevo leído hasta ahora.
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
Responder

Volver a “Buceando en los libros (Novelas y relatos)”