Mannricht III: ¡Revolución!

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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Mannricht escuchó en silencio la perorata del cascarilla como decía que se hacía llamar.
Le escuchó atentamente. La palma de la mano peinaba una y otra vez el flequillo hacia abajo, el rictus en el semblante serio, el otro brazo recostado sobre la pringosa mesa.

Estaba claro que el muchacho no tenía mucho interés en salir a investigar esta misma noche. Pero ése no era su trabajo, así que no debía preocuparse por ello. Mannricht debía hacérselo saber.

- No debes preocuparte Cascarilla. Alan lo ha dejado claro, no partiremos inmediatamente, podrémos descansar hasta mañana. Pero mañana... maese Adelfbert tiene un asunto pendiente con esa criatura que tan formidable nos describes. Y ahí es donde tu juegas un papel principal - Mannricht señaló con el índice al muchacho - si sabes donde ocurrió todo esto te agradeceríamos que nos llevaras hasta allí. Si sabes manejarte con los rastros, nos gustaría que nos llevaras hasta la guarida misma de esta bestia que a buen seguro, Cascarilla, no será más que un gran lobo hambriento, un jabalí de grandes proporciones o algo similar - evidentemente, quería quitarle hierro al asunto para que el muchacho les acompañara. Si conocía el terreno, sería de gran ayuda.

A continuación el barbado Adelfbert añadió el detalle de los huesos aplastados de la cabra y supuso que eso inquietaría a Cascarilla.

- Cascarilla... conoces a mi amigo "Quebrantahuesos" Croop? - el pulgar de Mannricht señalaba hacia Rudi que contaba monedas en su monedero.
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Y.O.P.
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Cässim

El Cascarillahabía tenido, en fín, diferentes amos y señores a lo largo de su corta vida, y también había visto, casi siempre en la cocina de la Condesa, a algunos halflings anteriormente. Concretamente recordó a herr Albert Pieancho...Albert Pieancho, ni es hombre ni es macho, era lo que se decía, así que en el llamado <<por si acaso>> enderezó su pequeña figura en la silla y pegó bien el culo al asiento, vigilando sus perras. También se decía que lo habían traido en una jaula desde bretonia, pero esa era otra cuestión.

-No-no lo conozco su-su se...¡Mannricht!. En volviendo al tema, ya se le anduvo dando vueltas a un plan así, pero de entrar en la guarida ni hablar -es curioso cómo se le había soltado la voz después de una jarra-, es un mal plan.

Ay, ay ay, Cässim. Te has metido en asuntos que son mayores que tú -. Pensó con cara como de fiebres de parto-. Si, ya verás en de luego estos cagones con patas de paja, ahora soy yo su acólito...su fámulo, es mu fácil cantar valientes hazañas aquí a la lumbre, ya verás aluego

-Es más mejor, arrodear por el este. Si hay Comegentes y algo le quita el sosiego se enterará, arrodearemos si acaso, por la salida del valle bordeando el bosque, tol mundo conoce el cuento de Tomás el errante...Yo al bosque no entro, desde ya lo digo, ni por tol oro del mundo-, el cascarilla escupió al suelo, como remarcando todo lo dicho.
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Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

Vaya, el pobre Cässim estaba aterrado. Vale, la destrucció qeu causaba el monstruo era fuerte, pero no más que la de los revolucionarios...

¿Por que te aterra tanto el monstruo, Cässim? Dijo el viejo escudero. Vale, es un ser terrible, pero no más que un montón de campesinos enfurecidos y armados. ¿Paso algo para que la simple mención de su nombre te aterrorice de tal manera?

El campesino, ahora escudero, un tipo simple, no podía entender tal miedo. Quizás sería por que nunca lo había experimentado.
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Cässim Hilver

Madreeee, ¡esto es locurón a caballo!. Que no barbas, que ¡NO!, que no voy. Je ese no padece locura: La disfruta, ¡es que la goza!, ¡la goza!.

-Ehh, si es que no es miedo, herr Großvater-Bärte-, dijo en alusión a sus barbas-. Es que... he medio quedao ¿sabéis?, ahí...tras piedras...Con las mozas y eso está feo; el no ir digo. Que yo iba, iba, con los guardias de los tratantes y eso iba. Que mire herr Adelfbert que los ricachones esos de los que hablaba antes herr Mannricht, nunca se adyegan al problema, que yo creo q se diñan de aburrimiento, ¡sus muertos!. Y con algunos yerros de más en la bolsa también iba, contento lo mesmo que si Sigmar me hubiese dao un beso en los morros con la boca llena de whisky. Si lo que os he dicho es planazo, mis señores, pla-na-zo, pero herr Bärte... Esto otro de ir de frente -sorbió con las narices-, esto es una puta mierda.

Y ya está, ¡ya está!, si acaso ahora es cuando el buelo barbas y el otro se les hace el culo jariguay, me sueltan la manteca y ¡toma pedrada!.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Bueno pues... - el campesino se levanta arrastrando la silla mirando a todos los presentes hasta detenerse en el cascarilla - tenemos una buena pista de donde está esa criatura. Mañana, como dice Alan, podrémos partir a por ella y con un poco de suerte y con las indicaciones del muchacho, encontrarla y acabar con su historia. Así que... me retiro.

Mannricht se aleja del grupo y sube por las escaleras que llevan a las habitaciones. Se retirará hasta el día siguiente a dormir a pierna suelta.

Es decir, no tengo nada más que hacer hasta el amanecer, cuando partámos de cacería.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

Adelfbert vió como su camarada se retiraba a dormir. Aunque estaba intranquilo y nervioso, dormir un poco la borrachera, y descansar, harían mucho bien en los cansados huesos del anciano escudero.

Voy a seguir el ejemplo de Mannricht y voy a dormir un poco....enfrentarnos cansados a ese ser no puede ser nada sano... Buenas noches, compañeros.

Así pues, el escudero se retiro a sus aposentos, para descansar y dejar pasar las horas antes de encontrar el monstruo... La venganza estaba cerca, mucho...
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Cässim Hilver

- bueno pues, como decía mi abuelo, ya hemos comío, ya hemos bebío y los chelines de las putas no nos han servío-, pensó Cässim cuando vió que el campesino se levantaba. Después escupió con énfasis.

-Animo Cässim, animo-, pensó a continuación en plan sarcasmo-. No has visto yerro pero al menos tampoco verás el bosque...

El cascarilla sabía que en el bosque había búhos, y otras cosas que no eran búhos también. Y de su madre, la bailarina bretoniana había escuchado los cuentos: El de Tomás el herrante, el de Yuria, la bruja que enrrollaba a los niños en un trapo y los tiraba al río, el del hereje silencioso, que al final perforaban con filos de acero, y luego las tripas le sacaban al sol; y uno de un troll honrado también y no se qué de un puente. No se acordaba seguro. A medida que empezaba su moral a adelgazar, pensó que como guía de la expedición, había salido barato y se dió lastima. Así que decidió retirarse también, pese a que estuviera sudando como un cocho y que sabía que esa noche dormiría poco.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

Poco a poco, todos los miembros del grupo fueron marchando a sus camas a descansar la borrachera, que tanta falta hacia descansar. Al dia siguiente se encontrarian algo con lo que jamás habian lidiado, y solo los dioses sabian si volverian de los bosques el mismo numero de hombres que entraba.


22 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

Alan fue el primero en despertarse, seguido del viejo Adelfbert que tenia mal sueño. Hicieron falta varios toques para despertar a Cässim y a Rudiger, e incluso alguna patadilla para levantar al enorme campesino de Streissen. Una vez todos despiertos, pagaron y tomaron sus caballos. Hasta Cässim contaba con montura, un borrico del tamaño de una mula que la generosa condesa le habia prestado. No corria mucho, pero al menos serviria para un improvisado sprint en caso de que el claro pintara feo.

Fue precisamente Cässim quien llevó al grupo por el camino que la noche anterior avistara con Alan, atentos todos a cualquier ruido fuera de lo común. Poco a poco se internaron en los oscuros bosques de Loningbruck cercanos al rio Reik y al viejo y tenebroso Palacio de Tandern, de donde se contaban historias de seres de ultratumba que volvian del más allá para devorar las almas de los mortales.

Los cinco cabalgaban a la misma altura, entre altos robles y bellos pinos que a duras penas dejaban paso para que los caballos se movieran. Alan habia dicho que no era buena idea ir en linea recta, y por la experiencia de Mannricht cuando trabajaba en patrullas entre masas forestales, no era ninguna tonteria. Durante varios minutos no se vio rastro o indicio alguno del terrible ser al que estaban buscando, pero cuando menos lo esperaban, Cässim encontró la cueva de la noche anterior, en mitad de un claro de unos cincuenta metros de radio. Aquella distancia era superior a la que solian cruzar los carboneros y leñadores, y tan solo los forestales más motivados y los cazadores más intrepidos investigaban mucho tiempo por esa zona.

La cueva era bastante grande, oculta entre matas y madrigueras, pero suficientemente grande como para ocultar a un ogro. Además, en aquel lugar no se escuchaba ni un alma, y ni los pájaros cantaban. Además, en el interior de la cueva no habia nada, salvo un fuerte hedor a carne muerta, que podia tratarse de la caza de algun oso. De hecho, la cueva tenia toda la pinta de ser una osera, como ya las habia visto Cässim en más de una ocasión. Fue Adelfbert quien se percató tras unos instantes de que algo no iba bien. Mientras el resto hablaba y discutia si aquello era una perdida de tiempo o si de verdad habia algo alli, el viejo barbudo creyó oir algo moverse entre unos árboles, tal vez algunos arbustos mecidos por el viento o algún animal salvaje. Mannricht también tuvo la sensación de que algo se habia escurrido, pero no pudo localizar la dirección.

Tras meditarlo unos instantes, Adelfbert creyó que los ruidos procedian de la zona a la que daba la cueva, entre una serie de árboles anchos y robustos que crecian muy cerca unos de otros. Podia haber sido otra cosa, pero habia que pensar si buscar por alli todos, que solo fuera uno de los miembros del grupo, o ni siquiera perder el tiempo en lo que decia el viejo barbudo.

Lo cierto era que hasta de día, aquel bosque no inspiraba mucha confianza, y menos para aquel grupo de averlandeses, poco acostumbrados a las forestas y más agusto en llanuras y praderas subidos a un buen corcel. El espiritu brigundano no estaba hecho para los bosques, y la provincia no daba mucho pie a su crecimiento.

Alan Friedsgoth

-¿Estás seguro de que has oido algo, Adelfbert? A veces el miedo juega malas pasadas y nos hace sentir cosas que no ocurren de modo alguno... ¿Vosotros habeis oido algo? No se si deberiamos ir por esa zona, parece que los caballos no se moverian bien entre esos árboles...


Lo cierto era que nadie más aparte de Adelfbert habia oido absolutamente nada, a excepción de Mannricht que creia haber oido algo, pero que no estaba seguro. ¿Estaba asustado y temeroso el viejo por lo misterioso de aquel claro apestoso? ¿O realmente habia algún animal oyendoles desde las entrañas del bosque?



FDI: Interesante momento. ¿Ha pifiado Adelfbert la percepción, o la ha cagado todo el mundo menos él? ¿Mannricht ha oido algo o no? La cosa está en que separarse puede ser tan bueno como malo, y que ir todos en grupo puede llegar a hacerse imposible por esa zona del entramado forestal...
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Este nuevo día prometía se inolvidable.

Las cosas iban a cambiar, y no solo para el, si no para toda la región, la guerra en ciernes no tardaría en reventar como un grano de pus en la frente. Hoy los revolucionarios partirían hacia su querida Streissen pasando pueblo por pueblo reuniendo cuantos voluntarios quisieran unirse en forma de tropas. En todo esto pensaba Mannricht mientras pasaba la mañana y cepillaba a Negranoche, colocaba la silla, ajustaba las correas y cabalgaba junto al cada vez más numeroso grupo hacia donde indicaba ese tal… Cascarilla.
Mannricht volvió sus ojos hacia el Cascarilla.
No tenía cara de ser muy espabilado, no. Además ¿no tenía un pié torcido…? si había que salir corriendo el Cascarilla lo tendría francamente mal, y si había que salir al galope… bueno… Mannricht alzo las cejas observando el borrico sobre el que montaba el chaval. Seguidamente se volvió a su lado, donde cabalgaba Rudi. El campesino sacó no se sabe exactamente de donde una espiga de trigo, se la colocó en perfecto equilibrio sobre el labio inferior y dándole sonoras chupadas, entabló conversación con su compañero de viaje.

- Eh, Rudi, ¿tu has oído alguna vez algo sobre la bestia esa “comepersonas” o como diablos se llame? Yo la primera vez que oí algo al respecto fue cuando apareció el sargento y Adelfbert, y créeme, he patrullado muchísimo estos caminos, y nunca he oído de nadie llamado así. Si oí algunos nombres parecidos. Ahora recuerdo a un tal “Muerte en el camino”, o algo así. También recuerdo a “rebanagaznates”, que resultó ser un tipo malcarado y desafortunado a la hora de escoger compañeros de delitos, pues fue abandonado por todos ellos en cuanto aparecimos un grupo numeroso de patrulleros. En ocasiones han aparecido mutantes, pero estos no suelen perder el tiempo adjudicándose nombres artísticos, suele ser más bien al revés. La gente ve el resultado de sus obras y corre a poner nombres rimbombantes al autor de dichos actos. Sin saber que demonio hay detrás, ya sea un oso, un jabalí, una manada de lobos… la gente… ah! Rudi… la gente se pone nerviosa enseguida. La gente ve una cabra muerta y zas! el masticacabras ha llegado a la ciudaaaad! – dice Mannricht con tono lúgubre – entiendes lo que te quiero decir Rudi? Ahora tenemos al “comepersonas” ese. Que te parece ese nombre? Comepersonas. No me dirás que se han devanado mucho los sesos en ponerle un nombre. Porque digo yo, Rudi – Mannricht baja el tono, no quiere herir susceptibilidades – Adelfbert, perdió un amigo a manos del “Comepersonas”, pero realmente lo vio? Alguien realmente lo ha visto? El chavalote – ahora señala con la barbilla al Cascarilla - nos ha hablado bien claro; no se que carajo de aspecto tiene. Después nos dijo que encontraron un perro muerto… un perro! Te lo puedes creer Rudi? Un perro muerto y la gente se pone nerviosa.

En estas conversaciones andaban cuando al grupo salió del camino y se internó en los oscuros bosques de Loningbruck. Esto a Mannricht no le gustaba, él prefería los caminos. No hay nada mejor que un buen camino. La tierra batida, las zanjas laterales, los postes indicativos en las encrucijadas, poder cruzarte con otros viajeros, compartir camino y experiencias, la sensación esa indescriptible cuando tras una loma o al girar el último recodo aparecen los tejados del punto de destino. Esa sensación de… aaahhh… he llegado a destino! Y todo gracias al camino. Sin camino, no habría civilización, pensaba Mannricht. Creía en ellos y en su buen uso. Del mismo modo, condenaba a quienes se aprovechaban de ellos con fines al margen de la ley. Repudiaba a bandidos, cuatreros, asaltadores, contrabandistas, bandoleros, rebanagargantas, atracadores, violadores de cruces de caminos, Trolls de puentes...

Un momento… por aquí se encuentra el Palacio de Tandern, otro lugar repleto de historias de seres de ultratumba que volvían del más allá para devorar las almas de los mortales. Los jardines del palacio son un lugar que evitar, siempre le habían dicho esto.
Mannricht decidió apagar el cerebro y dedicarse a estar al tanto de lo que sucedía en sus proximidades, Sin un camino que seguir y en un lugar tan cerrado no se sentía a gusto.
Cinco jinetes en un bosque son muy llamativos, y si alguien se toma las molestias de preparar una emboscada tiene todos los números para que ésta salga bien. No hay espacio para movimientos rápidos estando a caballo, sin duda… lo pasaría realmente mal.

Fue entonces cuando Cässim, el muchacho del borrico, dio con un claro en cuyo centro había oculta entre matas y madrigueras; una cueva. El grupo se detuvo y a juzgar por el tamaño, Mannricht no tuvo dudas de que se trataba de una osera.

Adelfbert entonces se volvió y aseguró haber oído algo.
Nadie más escuchó nada, así que en el grupo se formaron caras de desconfianza, cuando Mannricht estaba por preguntarle al barbado Adelfbert si estaba seguro, él también “sintió”, mas que vio, un movimiento fugaz alrededor del grupo, sin poder concretar su ubicación exacta.

-¿Estás seguro de que has oído algo, Adelfbert? – preguntó Alan - A veces el miedo juega malas pasadas y nos hace sentir cosas que no ocurren de modo alguno... ¿Vosotros habéis oído algo? No se si deberíamos ir por esa zona, parece que los caballos no se moverían bien entre esos árboles...

- Creo que Adelfbert tiene razón…

Mannricht sacó su pistola reglamentaria y comprobó su carga, al ver que estaba lista, la guardó y repitió operación con la otra pistola, la de motivos marítimos. Cuando estuvo seguro que ambas estaban cargadas, las guardó cruzadas bajo la hebilla de su cinturón y desmontó.

- No creo que acercarnos todos juntos hasta esa cueva sea buena idea. Si hubiera que salir corriendo se organizaría un buen tapón que daría con alguno de nosotros por los suelos quedando bastante… comprometidos… sargento! – Mannricht se dirige a Alan – voy a acercarme a echar un vistazo a esa cueva. Estad atentos, os aseguro que he oído algo yo también, pero se me ha escapado.

Antes de darse media vuelta para avanzar hasta la cueva, sacó su escudo de la silla de montar, lo sujetó con el brazo izquierdo y sacó su pistola reglamentaria. Al pasar junto a Rudi, le dijo en voz baja – No me pierdas de vista amigo mío.

Con mucho cuidado me acercaré hasta la cueva. Buscaré rastros, tiraré para tratar de detectar cualquier cosa! Ya sabes camarada Saratai, mogollón de tiradas de rastrear y Percepción. Una vez esto claro, ya veremos el siguiente paso.
Malditos bosques! Donde se ponga un largo camino rodeado de suaves valles!
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Mensaje por Y.O.P. »

Cässim Hilver

En el que sí, que no, al final se impuso el que sí y en el bosque acabaron, y ahí que iba relatando el cascarilla a una distancia prudente, abigarrado en su mula y guiando a la comitiva lo mejor que el miedo le dejaba, murmurando, carraspeando. Miró hacia atrás escuchando lo que decía el <<señorito>> Mannricht sobre el Comegentes con el morro torcido.

Tipico comentário de persona que no tiene ni puta idea. Si ahora va a resultar que aquí no vamos a saber ninguno lo que es un comegentes, amos, ¡las botifarras del pueblo!. Lo que hay que hacer es darle al seso, ¡al seso!, si ya lo decía mi abuelo; es que estos vienen sin enseñar, vienen, sobidos a un fresno.

- Y an-ande ahora el valle e-esta llagado de gargantas, pri-primero las paredes de garganta pa abajo, a los ma-matojos, aluego pa-pa arriba, aluego pa-pa a-abajo y ya ca-casi estamos en llegando ande e-es, en ese claro de-de ahí...-y en estas indicaciones estaba cuando de pronto Adelfbert advirtió algo y Cässim gritó - ¡¡Comegentes!!- y casi se cae de la mula.

-Y ha de te-tener un ha-hambre de cojones pa-para intentar me-meternos mano antes de que ca-caiga la noche-. El cascarilla escupió en las manos y agarró con fuerza el mango de su hacha.

FDI: Permanezco alerta con el hacha en la mano, cometeré la imprudencia de bajarme de la mula (al fín de al cabo, se supone que sólo soy un muchacho), y tiraré rastrear/ percepción, etc...
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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22 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Bosques de Loningbruck.

Franz

-¿Estás loco?


La respuesta a la pregunta de Franz era absolutamente afirmativa, pero el soldado no se sentia con fuerzas de entablar ningún argumento con el demente stirlandés. Habian luchado juntos hacia mucho, y aunque antaño habia sido un gran hombre, ahora el cazavampiros habia perdido el juicio completamente.

-Será mejor que te largues, y a prisa. Si mi señor Pillher te hubiera oido hablar de esa manera de la revolución, te habria mandado azotar. ¿No eres consciente de las vidas que están en juego?


Pero la mirada ausente de su interlocutor le hicieron percatarse de lo futil de su pregunta, ante un hombre cuya única motivación era acabar con seres más propios de leyendas que del dia a dia, un hombre arto ya perdido en fuentes lejanas a la cordura.

El soldado de los Mahiven retomó su silla de montar, y con escuetó adiós dió por zanjado el encuentro con Miller (si esque asi se llamaba realmente alguien que habia tenido nombres como Heinz o Stolzer). Cuando el jinete hubo marchado bien lejos, el viajero stirlandés se dirigió raudo a una pequeña armeria cercana a la plaza central de Loningbruck, una ciudad bonita pero algo descuidada, que habia frenado su crecimiento por las migraciones de habitantes al norte y oeste imperial.

En la tienda, un hombre viejo y seco como la mojama estuvo negociando con el cazavampiros durante hora larga, hasta aceptar algunas pertenencias del viajero y la gran mayoria de sus monedas como pago. A cambio, entregó a Miller una daga simple pero de sólida estructura, con dos filos recien puestos a punto, y un lazo tan común como los que usaban los mayorales y vaqueros para guiar el ganado. Ahora Miller volvia a tener armamento seglar, listo para usarse contra la escoria que fuera a encontrar en su camino.

Tras dejarse las coronas en la tienda, Miller se dirigió a la posada que Franz le habia recomendado, encontrando alli a un maleducado posadero, que mediante señas le indicó donde se encontraban las personas que buscaban.

Posadero enano de Loningbruck

-Si, los recuerdo claramente, estuvieron bebiendo y haciendo el imbecil toda la noche, dejandome el local todo perdido. Un halfling, un viejo barbudo, un paleto que suele venir por aqui, un hombre rubio y fuerte y un campesino alto y rojizo con una pistola. ¿Los nombres? ¿Alan y Mannricht? Si, el campesino era Mannricht, y el rubio de pecas Alan. El mediano no tengo ni idea, apenas hablé con él, pero el viejo se llama Adelfburt o Idelfbert. El mocoso patán es Cässim.


El posadero siguió lavando jarras, y cuando Miller se marchaba, le advirtió con un pequeño consejo.

-Si vas a seguirles por el bosque, lleva mucho cuidado. Ahi dentro, incluso de día, hay cosas que pueden volver a uno completamente demente.

Miller tuvo que esforzarse por evitar una sonrisa.




El bosque tenia una extraña aura que llenaba al que se internaba entre sus oscuros árboles de inseguridad y paranoia, que se acrecentaba a cada paso entre sus rocas. En todo momento, pájaros batian sus alas, mosquitos zumbaban y hasta serpientes de desplazaban veloces entre la densa foresta y el perenne moho. Miller caminó, rastreando todo el tiempo en busca de los rastros de caballos, pero la tierra seca y las hojas otoñales hacian que fuera tarea casi imposible. Eso, o el pobre cazavampiros habia oxidado sus habilidades de cazarrecompensas que de tanto le habian servido en el pasado, hasta que encontró un rastro de lo que parecian huellas de caballos, hacia el este del bosque. Fue cuando ya llevaba una hora larga de caminata por el bosque que oyó un ruido lejano y fuerte, como de cascos, entre las largas matas y los numerosos y diminutos animales de la zona. Tras quedarse quieto ocultandose con un árbol, pudo comprobar los pasos lejonos de lo que debia ser un animal. Animal que se iba acercando lentamente...


Mientras, en otra parte del bosque, Mannricht habia descabalgado en búsqueda de algo que probara la presencia de aquel monstruoso ser. Sin embargo, tras minutos de dura y precisa busqueda, el campesino no encontró nada digno de mención, a parte de más carne apartada en un lado. Y fue precisamente eso lo que le dió una pista de donde se encontraban. Generalmente, los depredadores no cazaban tanto para almacenarlo, a no ser que tuvieran crias y aquella no era época de cria. Y tampoco, aunque de un oso se tratara, habria razón para llenar la caverna de huesos y pieles. Alli habia algo extraño, algo corrupto y para nada natural.

Tras las deducciones del granjero, Cässim desmontó y comenzó a peinar la zona, siempre preparado con el hacha, al tiempo que Mannricht continuaba buscando y Rudiger quedaba aguardando junto a Alan con las monturas. No fue hasta que ya habia perdido toda esperanza, que Cässim escuchó también unos ruidos al sureste, y unos pájaros elevando el vuelo. Al llamar la atención del resto, fue evidente para todos que algo se habia movido por el bosque, a cierta distancia de la cueva (en dirección ligeramente cercana a donde Adelfbert habia oido algo moverse).


Mientras, en otra parte del bosque, Miller se sorprendió al ver una enorme bestia cornamentada salir, de golpe, al trote de entre los árboles tratandose ni más ni menos que de un horrible... ciervo. Tras recomponerse de aquella falsa alarma, comenzó a oir voces no muy lejos de alli, y levantarse a un grupo de pájaros relativamente cerca y en dirección opuesta a las voces. ¿Qué hacer? Las voces parecian lejanas y podian ser de bandidos, pero los pajaros se habian marchado en bandadas a unos cien metros, en una zona repleta de densos y poblados árboles.



FDI: Ahora es cuando os diria que tiradas de Percepción y Rastreo son correctas y cuales no, pero voy a pasar de hacerlo ^^. Bueno, si, que Mannricht ha pasado con un 13 una tirada de oficio (granjero)

¡Suerte a todos!
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Nirkhuz
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

El bosque era bello. Bastante más de lo que imaginaba. Adelfbert había viajado por el Imperio, incluso había estado en la ciudad del Lobo Blanco. Bosques había visto en cantidad, pero de normal eran oscuros y bastante siniestros, incluso algunos con arboles corruptos...pero este era bello...mucho más de lo que Adelfbert esperaba. En mitad de la travesía, los cinco hombres cabalgaban intranquilos. Mannricht hablaba, pero Adelfbert estaba absortó en buscar peligros acechantes. Llegaron a un claro, o algo parecido. Adelfbert era carne de granja, había vivido siemre entre llanos y tierras labradas. Así que no pudo reconocer la osera que los entendidos decía que era ese agujero en la tierra. Entre todo el lío, el viejo escudero escuchó algo. Algo moviendose. Estaba seguro de ello. Alan dijo que era culpa del miedo, a lo que Adelfbert respondió con un gruñido de negación. Estaba centrandose en ver de donde venía el sonido. El antiguo vigilante de caminos, que apoyaba la versión de los ruidos de Adelfbert, salió a investigar, a la vez que Cässim enarbolaba su gran hacha y bajaba de su montura.

Adelfbert llevó su mano a su maza. Su fiel maza. Mejor que una espada por que se rompia menos y no se desafilaba. Un arma dura y vieja, como el escudero. La pica de jinete era demasiado larga para el bosque, pero procurariá tenerla cerca por si acaso. Con su diestra llevaba la maza, y con su siniestra, su escudo. No se había fijado, pero llevaba el blasón de Hans en el escudo. Un gran oso negro, con tres llaves en la mano. Adelfbert nunca le preguntó el significado, y ahora se arrepentia de no haberlo hecho. Pero la visión del escuo de su camarada muerto le lleno de furia. Hans había muerto por culpa del monstruo que tan cerca tenían. Adelfbert no le dejaría vivo si en su mano estaba. Bajo junto a Mannricht hecho una furia, maza en mano, y cuando se acercó a la cueva, una especie de sudor frío y seco le cubrio completamente. Su rabia cesó de golpe. De repente, Adelfbert sintió algo siniestro. Ahi había....algo...nada natural... Taal bendito...la naturaleza estaba corrupta en ese lugar...

Mientras el escudero estaba en eso, el chico enorme dijo que había escuchado algo. Extrañamente, en el mismo lugar (bueno, cerca) en el que Adelfbert juraba haber escuchado algo.

Adelfbert
¡Los veis! No estoy loco. Ahí ahy algo....natural o no, pero ahí hay algo.
Acto seguido, se ciñó el escudo y preparó su maza. Nunca se sabía que podría pasar.


FDI: Ale, me bajo del caballo preparado para todo. Cuando Cässim advierte el sonido, empiezo a buscar e intento escuchar que leches se está moviendo y por donde. Es decir, tiradas de perceptción, buscar, etc. Además, me preparo para que si algo sale de entre la maleza, moverme junto a Cässim y Manrricht. Con un pistolero y una bestia parda al lado me siento mucho más seguro. :wink:
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Desde hacía un rato que algo no iba bien... el barbado Adelfbert había oído algo (Mannricht, también). Todos esos rastros aparecidos en la supuesta osera no eran del todo normales. Ningún animal almacena pieles ni carne.

Entonces Cässim llamó la atención sobre algo a cierta distancia. El campesino no tenía idea de que se trataba, pero vió los pájaros alzar el vuelo señalándo el lugar.
Eso era suficiente.

- Los veis! No estoy loco. Ahí ahy algo....natural o no, pero ahí hay algo - dijo Adelfbert ciñéndose el escudo y preparando su maza.

Mannricht salió corriendo pistola en mano hacia el punto indicado. Saltaba evitando raíces, con el antebrazo izquierdo, donde estaba el escudo, apartaba ramas y vegetación, notaba el pulso acelerándose en sus sienes, Mannricht apretó la pistola en su mano, corría y corría.

En cuanto llegue al lugar, si sea lo que sea que encuentre es mas raro que un ciervo, o tiene malas intenciones, o huele a azufre, tiene alas, escamas, escupe fuego o similar, dispararé.
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Y.O.P.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Y.O.P. »

Vive y deja vivir, era lo que su abuelo solía decir en estos casos. Cuando Cässim vió al campesino hechar a correr pistola en mano se encogió de hombros. Aquella no le causaba impresión alguna, y si Mannricht estaba ansioso por morir no sería él quien se lo impidiera, total, él ya había hecho su parte del trabajo y más vale cobarde vivo que héroe muerto.

FDI: Con la pereza innata de un cojo avanzo un poco en la dirección de Mannricht, observando el suelo con cuidado, a ver si reconozco huellas de algo que halla visto con anterioridad para cercirarme que no halla Comegentes cerca. Acto seguido, entraré en la cueva con cuidado a buscar pistas, mi intuición me dice que este <<Comegentes>> tiene bastante de humano. Con un poco de suerte, puede que se halla dejado algo en el interior, a ver si puedo sacar algo en claro sobre todo este misterio.
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
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Van Hoffman
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Van Hoffman »

Franz Miller

Miller era un hombre valiente. Era capaz de reprimir esas ganas de ir de vientre que solían entrarle a uno en situaciones comprometidas. Pero por una vez en muchos años, el curtido stirlandés sintió miedo. Se preparó para morir víctima de un terrible... ¿ciervo? Por todos los dioses. Casi le da un infarto por culpa de un animalillo del bosque.

Recomponiendose del susto, Miller se puso alerta de nuevo. Había oído voces y pájaros salir volando cerca de donde estaba. Las huellas le habían llevado más o menos (menos que más) a la zona por la que estaba, así que dedujo que las voces serían de los hombres a los que buscaba. Sin embargo, Miller era un hombre precavido por naturaleza, así que se acercó a las voces con todo el sigilo que pudo, manteniendose oculto entre los matorrales, por lo que pudiese pasar.

Averland no era una provincia famosa por sus amplias zonas verdes, sin embargo, Stirland si, y Miller se desenvolvía como pez en el agua en el frondoso bosque. Una vez se situó a una distancia prudencial, se llevó la mano a la daga recién adquirida y se asomó para asegurarse de que las voces no eran de bandidos o maleantes, o de algo mucho peor.


FDI: Basicamente, uso mis habilidades de Movimiento silencioso y Esconderse, que se ven mejoradas gracias a mi talento de Errante.
Van Hoffman, pastor de garrapatos por gloria y gracia de Igarol

Nuevos cometidos:
Sacar a pasear al garrapato, limpiar caca de garrapato, cepillar al garrapato, limpiarle las muelas por dentro al garrapato...
Cerrado

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