Prisión de Almas: Acto II (Nudo)

Partida dirigida por Saratai.

Moderadores: Saratai, Moderadores

Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Saratai »

Poco a poco, la situación fue calmandose hasta derivar en un cauce suave, donde las aguas seguian su curso sin brusquedad alguna. Reiner habia decidido ser flexible, disculpandose frente al reo de manera cordial, pero sin rechazar un combate si el reo lo hubiera requerido.

Spenholf, por su parte, se mostró partidario de Leitdorf (como la gran mayoria de la población) y aceptó las disculpas de Reiner amablemente. Los dos se estrecharon las manos, y el consejero de Leitdorf suspiró aliviado. Fue entonces cuando Spenholf le preguntó a este acerca de su oferta. El consejero, algo extrañado por el pronto interés de trabajar del reo, comenzó a explicarle que trabajo tenia para él.

Consejero Leitdorf

-Mira Spenholf, te supongo hombre inteligente, y como sabras, el gobierno de nuestra amada provincia explota a trabajadores y niega derechos fundamentales. Las gentes de Averland no pueden subsistir con las demandas tributarias que cada dia crecen y crecen con el único objetivo de contratar más soldados extranjeros. Yo mismo he tenido que hablar con un ejército de esos soldados de uniforme negro y rojo, creo que desertores del ejercito de Carroburgo. Oliver Saford, el hombre más importante del Consejo Provincial del actual gobierno Alptraum (gobierno ilegitimo, que deberia estar al cargo del Conde Elector Markus Leitdorf) ha sido el encargado de tratar con tal ejercito de desertores del credo Imperial, que solo buscan el oro y el lucro personal.

El consejero miró a Reiner, por la parte a la que el tocaba en la explicación.

-Markus Leitdorf, el legitimo heredero del titulo de Conde Elector, ha sido condenado al ostracismo por la familia Alptraum durante cinco largos años, pero el pueblo siempre ha estado de su parte. Ahora, el gran Conde ha decidido poner fin a esta larga pesadilla de despropositos, y organiza una fuerza para oponerse al Consejo Provincial que nos gobierna. Sin embargo, no es un secreto que la provincia de Talabecland anhela atacar Averland y exigir un tributo. Talabecland esta poniendo en jaque a sus provincias vecinas, y si nosotros, es decir, el bando a favor de Markus Leitdorf, no tomamos el poder pronto, digamos en menos de dos semanas, Talabecland se verá en ocasión de atacarnos y vencernos.

Tras la larga explicación a Spenholf, pues el consejero sabia que éste habia estado encerrado y que no conoceria mucho acerca de la politica actual de la provincia, se puso a explicar para que lo contrataria.

-Si decides colaborar con nosotros, has de hacerlo no solo por el oro sino por las convicciones. Traicionarnos es traicionar a Averland, y una vez aceptes trabajar a nuestro lado, no habra vuelta atrás. Aqui se encuentra Reiner Volk, un gran experto militar, y bajo su mando y el de Boris Novak, otro de nuestros comandantes, el legitimo golpe de Estado va a ser llevado a cabo. Cualquiera que abandone o deserte de nuestro bando será culpado según ley militar, y muerto en el acto, por lo que espero que entiendas que aceptar mi oferta no es ningún juego. Se que vienes de la Prisión, y que alli has debido de sufrir muchisimo, pero el mundo libre no es un jardin de rosas. Mi oferta es servir de musculo para la gran maniobra revolucionaria. Tu pago serán alimento, ropas y los servicios del señor Molbin Asder hasta que recuperes tu salud, y si cuando esto termine, y si has sido util y leal a tu señor Markus Leitdorf, negociaremos por un puesto futuro.

El consejero miró a Spenholf, esperando una respuesta clara y contundente:

-¿Aceptas o declinas la oferta?

Mientras tanto, Molbin Asder seguia trabajando con ahinco. Todos los heridos graves habian sido tratados ya, y los leves estaban en disposicion de seguir trabajando para Reiner Volk. Boris Novak era el mandamás de las fuerzas de Markus Leitdorf, pero en su ausencia, el tuerto Reiner tenia el mando bajo la atenta mirada del Consejero, que velaba por que Reiner no se extralimitara de sus funciones. Pero todos los campesinos, revolucionarios y soldados de Leitdorf escuchaban a Volk con respeto y miedo. Veinte hombres estaban heridos leves, pero eran capaces de moverse y valerse por si mismos. Entre ellos Balbian, un joven campesino de fuerte mirada y agil mente, que habia demostrado gran valia guerrera acabando con la vida de cuatro soldados en la escaramuza, e hiriendo a seis más. Otros diez hombres estaban incapacitados para moverse, pero salvarian la vida. El resto habian muerto irremediablemente, o habian sido mutilados y necesitarian descando.

Doce mutilados, ocho muertos, diez heridos en tratamiento, diecinueve hombres de armas ligeramente heridos y poco expertos, el joven promesa Balbian, el consejero Leitdorf, el galeno Molbin Asder y su ayudante, dos carrozas con un cochero y cuatro caballos cada uno y probablemente el reo Spenholf. Esas eran las fuerzas con las que contaba Reiner Volk para llevar a cabo su misión de reclutamiento en la Ytinga Inn, la posada de Jorkstown, un barrio obrero de Averheim donde habia de encontrarse con Bahever, un lider revolucionario. Alli pondrian de acuerdo un ataque conjunto que desmantelaria el gobierno. Anochecia, y el tiempo apremiaba para Reiner.


FDI: Spenholf, te toca decidir si trabajas con los Leitdorf o no. Sea como sea, adquieres ropa limpia y pierdes parte de tu olor corporal a cambio de olor a muerto (porque la ropa es de segunda mano, mano algo podrida hay que añadir).

Reiner, ahi tienes a tus fuerzas. Recuerda, tus ordenes son reclutar más hombres y aliados de mano de Bahever, y volver con los supervivientes y refuerzos a la mansión de Markus, donde se organizara la siguiente defensa. El consejero te ayudará en todos los temas economicos para negociar el reclutamiento y la ayuda de los hombres de Bahever, de los cuales se desconoce el numero y calidad.
Sabes que en casa de Markus Leitdorf han quedado Boris Novak y treinta hombres, más una decena de sirvientes y los tres ''invitados de honor'' del potencial Conde Elector.
kurgan
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 646
Registrado: 27 Jun 2007, 09:09

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por kurgan »

Reiner Volk

Vivir para ver... Pues Reiner acababa de oir referirse a su persona como "gran experto militar". Estuvo a punto de soltar la carcajada, pues no me digan que es otra cosa que una chanza... Reiner sabe marcar el paso en la formación, aguanta en la línea como cualquiera, blasfema y pelea cuando hay que hacerlo, bebe como un soldado, el mandoble que le cuelga no es abalorio en sus manos, conoce cómo, si se ve en situación, salir vivo de una situación apurada o dar un golpe de mano, pero, ¿Qué sabe de dirigir hombres y situar los pelotones en el lugar más acertado? Nunca ha sido oficial, ni ha tenido a su cargo a una tropa de la que cuidar y a la que guiar.

Pero Reiner no se ríe, pues ve que, si no ha sido así hasta ahora, en este momento él es el oficial al mando. Garlp, tanto daba ese nombre como cualquier otro, no estaba al mando de la expedición, sino que estaba para vigilar, aconsejar y ayudar. La responsabilidad recaía en Reiner, y ese pensamiento lo hizo hincharse de orgullo como un sapo, y luego lo puso tan nervioso como una campesina cuando su primer pretendiente la saca a bailar. Hasta entonces, todo había sido cumplir órdenes, conducir unos carros hasta un sitio, esperar, y volver, pero ahora, ¡Tenía que pensar qué hacer! Una veintena larga de hombres lo miraba expectante, había visto cómo se desenvolvía con Spenholf no como se mira a un camarada retar a un extraño, sino como se mira a un jefe, más de tres decenas de hombres, en una ciudad enemiga, esperaban que pensase algo que los podía salvar y aportar gloria, o conducirlos a la soga. Reiner se pasó la mano por el pelo, al tiempo que un sudor frío le empapaba la espalda.

Hace poco, pensaba, era un miserable. Tenía, no estaba seguro, pero algo menos de treinta años, y no había llegado a nada, sólo tenía sus armas y algunas monedas, un accidente o una enfermedad que le estorbasen darían al traste con su oficio y lo condenarían a la muerte por inanición. Mas ahora, jugando bien las cartas, podía llegar a ser alguien.

Mientras Spenholf respondía lo que le cuadrase, que poco le preocupaba a Reiner, el lansquenete hacía cálculos y silbaba una vieja canción:

Das Leben ist ein Würfelspiel.
Wir würfeln alle Tage.
Dem einen bringt das Schicksal viel,
Dem and´ren Müh´ und Plage.
Drum frisch auf, Kameraden,
Den Becher zur Hand,
Zwei Sechsen auf den Tisch.
Die eine ist für das Vaterland,
Die andere ist für dich.
*

Sí, la vida es un juego de dados, y Reiner los iba a lanzar contra la mesa. Dio una palmada.

-La noche se echa encima, y no es tiempo lo que sobra. Estamos en la guarida del oso, y vivimos a cuenta de que no nos huela, pero desearía volver a la finca de los Leitdorf mañana. Caballero-dijo dirigiéndose al delegado de Leirdorf-vayamos a visitar a nuestros amigos cuanto antes. Vos hablad si nos detienen por la calle, pero decid que soy vuestro guardaespaldas, y este muchacho-señaló a Balbian-vuestro criado. De todas formas, con esta capa disimulo algo el bulto de mi amigo... Bien, la verdad es que no mucho.

-En cuanto a vosotros, vagos, podéis dar las gracias a los dioses, mientras que no volvamos, de que os dejan vivir un día más. Tú, tú, tú, al cargo. Encargaos de que siempre haya dos hombres despiertos, ayudad al doctor a atender a los heridos, conseguir algo de comida. De forma disimulada. Como alguien beba, lo mato. Si no hemos vuelto ni enviado mensaje al amanecer, intentad repetir el truco de Pieter el contrabandista. Tumbaos en los carros, poned los cadáveres por encima, decid que lleváis una carga de muertos, y si los dioses os acompañan, los guardias no harán muchas preguntas.

-Si mando a alguien, la contraseña será Keiler
**, la respuesta, Beste gebrannt***. Obedecedle.

Off-topic
*La vida es un juego de dados/al que jugamos todos/a veces el destino es favorable/tras trae mil tormentos. Vamos, camarada, toma los dados/dos seises lanzarás sobre la madera/uno por la Patria/el otro por ti.
(Traducción propia y cutre. Aquí el original http://www.youtube.com/watch#!v=nZMNanO ... re=related)
** jabalí
*** mejor cocido.
Avatar de Usuario
Nimref
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 917
Registrado: 23 Nov 2008, 20:56
Ubicación: Logroño, La Rioja, España

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

El exconvicto vio a los que le parecía, serían sus nuevos compañeros de fatiga...
Por el verdadero conde elector de Averland, ¿eh? Así que esos sucios Alptraum quieren volver a tener el poder... no puedo permitirlo, Marius dio una etapa de properidad a mi familia...

Karl se rascó la barba corta que tenía al tiempo que pensaba si aceptar o no la proposición. Ser un soldado raso aportaba más opciones de muerte que de ascenso y medro... Y, ahora que había salido de la prisión, el quería llegar a ser uno de las grandes, solo para poder impedir que se jugara con vidas, como hicieron con él...
¿No tiene el verdadero conde una labor más importante que concederme que no sea la de mero soldado? -miró unos instantes al enviado y a Volk, que lo miraban atónitos- Quiero decir, señores... que no se si se dan cuenta de la extraordinaria baza que juegan al tenerme precisamente a mi, antiguo reo de la prisión que durante más de 6 años no fue considerado ciudadano, a su disposición y, precisamente, en la ciudad...

Dio una vuelta sobre si mismo al tiempo que se rascaba la cabeza
No quiero resultar pretencioso ni mucho menos les estoy coaccionando, pero... hace unas horas me di cuenta de que mi vida valía más que nada, y ser soldado en un frente como este, es nada... Puedo ayudar a Averland de formas mas utiles sin luchar en batalla... -ladeó la cabeza y vio como sus interlocutores le miraban, algo extrañados por su propuesta

Ciertamente, Karl no sabía que hacer, comenzó a andar por la habitación al tiempo que movía los brazos y cuerpo para comprobar como le quedaba la ropa
¿No creen que hay otras formas de ganar esta "guerra" que por las armas directas? -se giró mirandoles con una expresión incrédula- Allá ustedes... entonces... ¿qué? -arqueó los hombros y los brazos, como expresando duda, tal vez aceptara luchar en el frente, sería entretenido, pero poco productivo y duradero...

FDI: bueno, que si me proponen otra cosa, mejor, xD
si no me proponen nada, diré "Está bien... siempre es bueno servir al hogar en el fragor del combate..." le miraré con una mirada fulminante, una media inclinación de cabeza, y al trabajo, xD
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Saratai »

Reiner fue dando las ordenes de manera clara y simple, sin dudas para nadie. El consejero Leitdorf, Balbian y él mismo se dirigirian hacia la posada para hablar con Bahever. Ya se disponian a salir, cuando Spenholf saltó con una nueva propuesta para el consejero. Éste le escuchó con atención, pero no con agrado, pues la respuesta del enclenque consejero fue directa y cortante.

Consejero Leitdorf

-¿Soldado dices? Cuestionando una posición y orden que ni siquiera te he dado me ofendes a mi y a ti mismo. No tienes ni idea del trabajo que tenia en mente para ti, pero con tus palabras me has hecho cambiar de parecer por completo. Quien trabaja para Markus Leitdorf, primero obedece y luego pregunta.


El consejero se acercó al muchacho Balbian, y le susurró al oido durante unos instantes. Despues volvió a mirar a Spenholf para continuar su mandato.

-He pagado una suma más que interesante para que recibas tratamiento y ropas, y espero una recompensa de tu parte. Si esta noche te portas bien, tal vez, y solo tal vez permita que sigas sirviendo a la causa hasta que me haya cobrado lo que ya he pagado por ti. De lo contrario, preparate para afrontar la deuda con el señor Molbin Ader con los escasos bienes de los que poseas, y con las consecuencias que eso tendria para ti. Ahora respondes ante este muchacho - finalizó el consejero mirando a Balbian.

Balbian, que habia comprendido bien lo que el consejero le habia dicho, se acercó a Spenholf y hablo con el lejos de los oidos del resto, mientras Reiner Volk y el consejero se preparaban para partir.

Balbian Boleslav

-Señor, usted tiene que venir conmigo - dijo el joven campesino al reo, cosciente de que en pocas horas su vida habia cambiado bruscamente. No irá con el flacucho consejero ni con ese militar violento, sino conmigo. Nosotros dos nos quedaremos fuera de la taberna, y solo entraremos si algo raro se moviera en la calle, para avisarles. -
Balbian puso su mano en el hombro de Spenholf, y le sonrió amablemente, esperando una respuesta positiva.- Por cierto, me llamo Balbian, Balbian Boleslav de Streissen.

Mientras tanto, el consejero argumentó con Reiner que seria mejor que fueran solo ellos dos, y que Balbian se quedara fuera, protegiendoles por si de una trampa se tratara. Balbian parecia de fiar, y se habia mostrado fiel y digno de tal tarea.

Sin más, Reiner y el consejero partieron hacia el barrio de Jorkstown, donde esperaban encontrar la Ytingä Inn sin problemas. Balbian y Spenholf saldrian más adelante, para no despertar sospechas caminando demasiada gente al mismo tiempo, pues conocian el lugar.

Militar y letrado caminaron hasta llegar a la puerta de la taberna, en medio del barrio obrero. Alli se encontraron con cuatro hombres, esperando en la puerta. Todos llevaban altas botas y ropa sucia y maloliente, pero no parecian matones con aires de chuleria. Al ver a Reiner y al consejero, espetaron al aire:

-Por la noche no es buen momento para atrapar ratas

A lo que el consejero respondió:

-A no ser que sean sordas, entonces es preferible

Los obreros se notaron satisfechos con la respuesta, permitiendo el paso a los dos hombres, que pudieron entrar en la taberna. Al penetrar en ella, Reiner pudo ver por su ojo una estancia oscura y poco iluminada, con siete mesas repartidas. Todas estaban llenas de obreros y estudiantes, y seria absurdo ignorar que todos se giraron al entrar el rubio militar y el consejero. En la mesa principal un hombre de fino bigote y corte de pelo similar al de Reiner Volk les invitó a unirse a ellos. A su lado se encontraba una mujer rubia y un hombre de cabeza rapada y barba. Se presentaron como Bahever, Beatrix y Friedech respectivamente, y esperaron una presentación similar. Tras presentarse el consejero como representante de la casa Leitdorf, y dar el nombre de Johann, un sexto integrante de la reunión hizo acto de presencia, de pelo castaño mal cortado. El recién llegaro se presentó como Rodrik, vistiendo un tres cuartos de lana, y se sentó con los demás, esperando la presentación de Reiner.

Sin saberlo, Volk estaba junto a los más importantes lideres revolucionarios que hubiera visto el Imperio en toda su existencia. Y por sus caras comprendió que la reunión no se trataria de una charla ideologica con rondeos, sino de la creacion de un plan de acciones directas y practicas.
kurgan
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 646
Registrado: 27 Jun 2007, 09:09

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por kurgan »

Reiner Volk

El mercenario recorrió la habitación con la mirada. El sitio parecía un tugurio lleno de humo y mugre, para nada lo que le habían contado de las tabernas de la capital. Maldición, tenía que concentrarse y pensar en algo. Su futuro, y, sin que él fuese plenamente consciente, el de la provincia y el Imperio, residían, ahora, en sus manos.

-Yo soy Reiner Volk-le tembló un poco la voz-. Soy Reiner Volk-repitió, golpeando suavemente la mesa con los nudillos, como si demandase atención-, enviado de Markus Leitdorf, legítimo señor de Averland, y su representante. Me acompaña uno de sus hombres de confianza.

Reiner tomó asiento y se destocó. Puso al mandoble sobre sus rodillas.

-Para nosotros esta ciudad no es segura, de forma que hablaré de la forma más breve que pueda. Hay mucho que contar. En general, sobre tres asuntos.

Volk hizo una breve pausa, intentando organizar sus ideas. Miró a los ojos a sus interlocutores, consciente de que no eran los únicos atentos a sus palabras. Recaló la mirada en el escote de Beatrix, se aclaró la garganta y empezó a hablar.

-En primer lugar, tengo en esta ciudad a cuatro decenas de hombres, la mitad de ellos heridos. Son todos fieles seguidores del regente y enemigos de los Alptraum, y muchos han derramado la sangre peleando contra los hombres de los usurpadores, cuando nos atacaron hace un día. Se peleó duro y el enemigo retrocedió hasta Legenfeld. Pero los nuestros, si bien valerosos, son poco duchos en el combate. Muchos campesinos y gente menuda que no ha empuñado un arma hasta ahora. Mis hombres necesitan comida y mantas, y al galeno que les atiende le serán necesarias vendas y medicinas. Cuento con la colaboración de vuesas mercedes para proporcionárnoslas. Sé que es difícil conseguir tales cosas sin despertar la atención, y habrá que sacar a gentes de sus camas, pero son los que han sido heridos en combate lo merecen. Y para pagar lo que sea necesario, el hombre que me acompaña tiene las llaves del oro de Leitdorf.

-La segunda cosa: quiero saber cuántos hombres de armas tiene el gobierno en la ciudad. He aquí lo que nuestro bando sabe: un Alptraum, Bukter, ha reunido en torno a un centenar de mercenarios. Su primo Jobb comanda las fuerzas de la provincia, entre las que he servido. En más de una ocasión. Serán, quizás, la mitad de mil. Sin embargo, tienen una debilidad, que luego diré. Entre esos y los lansquenetes del ejército de Carroburgo, las fuerzas de los Alptraum suman el millar. Luego están los patrulleros, buenos para perseguir bandidos o mutantes por los caminos, pero inútiles en la guerra. La escolta personal de las casas y sus guardaespaldas y criados, que pueden ser de utilidad en un motín callejero, pero no sirven de nada en una batalla campal. pero de nada sirven en una batalla campal. Las milicias y guarniciones de ciudades y villas, a las que cuesta sacar de sus murallas. a las milicias campesinas no las cuento; están todas con Leitdorf. En fin, que sólo tienen mil hombres, mil cien o doscientos, como fuerzas militares.


Volk hizo una pausa para ordenar sus pensamientos. Se había cuidado mucho de decir de cuántos hombres disponía el aspirante a Conde al que había ofrecido su espada. Cincuenta sanos. Apenas armados. Mas los que pudiese conseguir hoy. Pidió algo de beber y un trozo de pan. Tras humedecerse la garganta, empleó la daga para deshacer la hogaza. Esparció las migas por toda la mesa, un grupo al Norte, otro al Sur, mil pedacitos por el medio. Los hombres del gobierno están así, explicó. Divididos en cada fortaleza y en cada camino.

-Mil hombres son muchos, pero, con esos mil hombres tienen que poner paz en toda la provincia. Han de vigilar la frontera con Talabecland. Han de guarnecer el Paso del Fuego Negro. Han, en fin, de dispersarse, y pagar puntualmente los salarios de sus hombres, para que no se amotinen y se abandonen. Nosotros somos libres como pajarillos. Pero Leitdorf no quiere una guerra larga, emboscadas y huidas a las regiones salvajes. Pues la guerra civil sólo debilitaría a nuestra provincia y haría sufrir a la gente.

Decir algo así siempre quedaba bien. Recorrió los rostros de los revolucionarios, pensando si habrían entendido lo que quería decir, y pesó mentalmente los pechos de Beatrix.

-La sede de toda su fuerza es la capital. Si los Alptraum no tienen un refugio en Averheim, no podrán llamarse regentes de la provincia. Si capturamos nuestro tesoro y la sede de su consejo, no podrán pagar a sus mercenarios, y estos cambiarán de bando. Los conozco bien. Si la plebe asedia a los familiares de los Alptraum y sus familias afines en sus mansiones y los captura, sus padres y hermanos claudicarán. El pueblo quiere menos impuestos, más libertades, y el ejército quiere un líder fuerte que lo conduzca contra Talabheim. Ésa es la verdad.

Volk había formado con un grupito de migas una representación de la ciudad, a la que señalaba cada vez que hablaba de Averheim. Clavó el puñal en el centro de esta.

-Tercero. Cuántos hombres hay en esta ciudad dispuestos a verter su sangre por la causa. Cuánto se tardaría en reunirlos. Cómo se puede atacar y reducir a la guarnición, si esta es tarea imposible o no. Por último, si sería posible concertar una cita con los caballeros del Oso Negro.

Volk . Decidió sacarse un as de la manga.

-Muchas de estas cosas precisan dinero para hacerse. Boris Novak, el comandante de nuestras fuerzas, dispuso que se guardase algún oro en esta misma ciudad, se me ha dicho, para un caso semejante. Incluso, os diría, mucho más cerca de lo que pensáis. Es un hombre precavido e inteligente. Puede conseguirse esta misma noche. Claro está, si hay los suficientes hombres dispuestos a volver las tornas de la guerra.
Avatar de Usuario
Nimref
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 917
Registrado: 23 Nov 2008, 20:56
Ubicación: Logroño, La Rioja, España

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

Karl se quedó petrificado ante la respuesta del enviado de Leitdorf.
¡Joder! Así que es cierto aquello de que la avaricia rompe el saco... Tendría que haber aceptado sin rechistar... estaría en mejores condiciones que ahora...

Apretó los nudillos. Aún a sabiendas de que eso no haría que retrocediera escasos minutos en el tiempo, sentía el impulso de tener que hacerlo. De pronto, oyó el nombre de Balbian, aquel supuesto portento que habían descubierto en la batalla ocurrida horas antes.
Señor, usted tiene que venir conmigo. No irá con el flacucho consejero ni con ese militar violento, sino conmigo. Nosotros dos nos quedaremos fuera de la taberna, y solo entraremos si algo raro se moviera en la calle, para avisarles. Por cierto, me llamo Balbian, Balbian Boleslav de Streissen. -fue todo lo que le dijo el joven soldado
Karl, Karl van Spenholf... -dijo el reo mientras agarraba la mano del muchacho y la estrechaba. En el fondo, le daba igual que no se la hubiera ofrecido- Así que vigilantes... bueno, es mejor que morir en una mesa de operaciones y serviremos más y mejor a herr Leitdorf, ¿no te parece? -comentó con una media risa.

Al poco tiempo, partieron tanto Volk como el enviado. Ellos esperarían un rato.
Es normal, y lo importante es no levantar sospechas... ¡Joder! Si tan solo hubiera sabido mantener la boca cerrada cinco miserables minutos...
Van Spenholf se revolvió el pelo mientras se hundía en sus profundas cavilaciones, hasta que, de pronto, levantó de la silla.
Balbian, deberíamos ir ya, ¿no te parece? -comentó buscando algún reloj por la habitación- No se cuanto tiempo ha pasado, pero quien sabe si en el transcurso de su llegada y la nuestra... En fin, no quiero ser derrotista, pero peores asuntos se han dado...
Se acercó al joven y le dio una palmada en el hombro, le miró a los ojos y movió la cabeza hacia la puerta, como una invitación a ir a la taberna.

Es un crío y bien podría esperar en la calle a marcharme y llegar con buena información a los Alptraum, en el fondo, esta mierda me es lo mismo pero con distinto nombre... Pero sería muy buscado... Lo mejor será ir viendo como se desarrolla todo esto...
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Saratai »

Balbian sonrió a Karl, y tras hechar un vistazo a la estancia, se despidió de sus compañeros y del galeno Asder. Los dos partieron hacia la taberna por el barrio de Jorkstown, tras dejar la Zona Comercial. No habian demasiados guardias haciendo la ronda, y bien parecia que el dia anterior hubieran dejado a las tropas de Jaran, el capitán de las fueras de la ciudad, bien desperdigadas por los campos.

Las gentes de la capital se preguntaban que habia pasado, pero nadie más que los que habian combatido en los Campos Leitdorf sabian de el tragico encuentro que habia mantenido excusados a gran parte de las fuerzas de la ciudad.

Las calles estaban oscuras, pero los dos jovenes se movieron con rapidez hasta llegar a la calle de la Ytingä Inn, en cuya puerta varios obreros esperaban. Vieron también a un hombre de pelo mal cortado y chaqueta larga, que hablaba con los obreros, como si tuviera que pedirles permiso para entrar. Balbian, por si acaso, prefirió quedarse lejos de las miradas de los obreros.

Balbian Boleslav

-Mejor nos quedamos aqui, ¿vale Karl?


Mientras el campesino miraba al reo, una pregunta pasó por su mente, pregunta que su joven mente no pudo reprimir expresar

-Oye, tengo una duda. ¿A que te dedicabas antes de entrar en la cárcel, y que hiciste para acabar ahi?- Tras unos segundos de pausa, en los que el campesino se arrepintió de haber preguntado, Balbian añadió: -Tampoco te sientas obligado a contestar, es pura curiosidad.

El joven campesino parecia más interesado en charlar que en hacer guardia vigilando la calle. Y bien normal era esto, pues cuando uno se encuentra preocupado o asustado, prefiere oir una voz extraña a un silencio sepulcral como el que aquella calle emitia.





Mientras tanto, en la posada, la reunión habia dado comienzo y habia sido Reiner Volk, el tuerto militar de la casa Leitdorf, el que habia dado el pistoletazo de salida. Todos los integrantes escucharon sus palabras con atención:

El hombre de la cabeza rapada, Friedech Poptkim, fue el primero en contestar. Se ajustó el cuello de la camisa, y miró a los ojos a Reiner de manera seria y poco dubitativa:

Friedech Poptkim

-Antes de nada, he de presentarme como es debido. Soy Friedech Poptkim, y soy yo junto a bravos obreros de la Fundición quienes organizamos la revuelta. Siempre hemos intentado defender a los menos pudientes, y hacer que la explotación que sufrimos de manos de los que nacieron con privilegio sea menor, con el objetivo de que en un dia no muy lejano podamos acabar con tal injusticia. Reiner, ni tu ni tus hombres teneis nada que temer en Averheim. Mientras os opongais a este régimen tanto como yo y mis hermanos obreros, este lugar será tranquilo para vosotros. No negaré que tengo mis dudas acerca de Markus Leitdorf, pues no estoy seguro de que vaya a ser el mejor gobernante para la ciudad. Sin embargo, ahora tenemos un enemigo común que salva todas las diferencias entre nosotros. Tus hombres, herr Johann y tu mismo podeis estar en las casas de Jorkstown sin pagar un penique. Compartiremos la poca comida que tenemos con vosotros. Y descuidad por la seguridad, pues Jorkstown está bajo control, las tropas del Consejo no pueden entrar al barrio sin que nosotros lo sepamos, y excepto esos malnacidos de Carroburgo, nadie se atreve a poner un pie aqui.

Friedech habia hablado sin educación ni reservas, pero habia dicho lo que pensaba. No parecia un hombre cobarde que se escondiera en falsas palabras ni retorcidos gestos (todo lo contrario que el consejero Leitdorf). Entonces, Reiner prosiguió con sus diligentes palabras en el segundo y tercer caso a esponer. Esta vez fue Rodrik quien respondió:


Rodrik el Renegado

-Interesante sin duda, pero hay detalles que tienes que saber al dedillo, Reiner. Como todos sabeis, me he arriesgado mucho al venir aqui, pero espero que mi asistencia sirva a la revolución por venir. Bien, te diré lo que mis hombres saben, que no difiere mucho de lo que ya conoces. Augoste Getter es el miembro de las fuerzas armadas más importantes. Su segundo al mando se llama Jaran. Ellos dos tienen a sus ordenes, entre patrulleros, vigilantes, mercenarios y soldados, a unos mil hombres, repartidos por toda la provincia.

-Luego está Jobb Alptraum. Sus dos hombres de confianza se llaman Wolvenger Twin y Pieter Tretmund, uno en el Norte de la Provincia y otro al Sur. Sus tropas están divididas, como imagino que ya conocerás, en dos batallones de cinco regimientos cada uno, más un regimiento que acompaña a Jobb en sus encargos y creemos que tres piezas de artilleria. Es un ejército bien disciplinado y táctico, no tiene caballeria, pero si cuenta cada batallón con dos regimientos de larga distancia y tres de distancia corta, todo infanteria dispuesta en la que cada regimiento actual igual, con un cuerpo principal de treinta hombres y dos cuerpos de diez para asistencia. Cada regimiento lo componen unos cincuenta hombres, lo que eleva cada batallón a doscientos cincuenta hombres, y hace que las fuerzas conjuntas de Jobb sean un total de quinientos ochenta hombres, aproximadamente. Pensemos que son seiscientos para evitar sustos. Lo bueno es que muchos de sus soldados son partidarios de Leitdorf, aunque no puedan demostrarlo y prefieran su paga segura a la de el Conde Elector.

-Por último, están las fuerzas rojinegras de Carroburgo, de las que menos información tengo, pero a la que ya me he enfrentado en tres ocasiones, en los bosques de Loningbruck este invierno pasado, para ser más preciso.
Este ejército es todo lo contario al ejercito de Jobb Alptraum. Es muy salvaje, y se divide en tres batallones. El primero lo componen tropas de larga distancia armadas con rifles, sirve para prestar apoyo, y lo componen unos cien hombres, comandadas por un capitán a caballo, del cual oimos que prefiere mantenerse al margen en los combates.
El segundo batallón es exlcusivamente infanteria a corta distancia, y está a medias conformado por desertores y combatientes norses. Combaten con extraños gritos paganos, y son muy fieros. Batallamos dos veces contra ellos, y creo que los diezmamos bastante, hasta que nos forzaron a huir. Ahora mismo deben quedar trescientos, comandados por un hombre a pie que no rechaza combatir con ellos.
El tercer y último batallón son cien jinetes ligeros. Nunca hemos combatido contra ellos, y no puedo aportar más información que la que he obtenido de prisioneros. Esto hace un total de cuatrocientos hombres, muy duchos en combate y muy asalvajados.

-Estas son las fuerzas del Consejo Provincial, unos dos mil hombres, pero repartidos por cada pueblo y ciudad de la provincia, que no es poco. Lo siguiente es solo una suposición, pero imagino que las tropas de Getter han sido dispuestas por sectores. Cuando era patrullero, la provincia estaba dividida en catorce sectores de trabajo de igual terreno a cubrir: Legenfeld(1), Streissen(2), Averheim(3), Bieswang(4), Pfungzig(5), Heideck(6), Bernloch(7), Agbeiten(8), Hochleben(9), Merfeld(10), Grenzstad(11), Loningbruck(12), Wuppertal(13) y Colmfahre(14). Confio en que las fuerzas de Getter estén repartidas de manera igualitaria, quedando unos ochenta hombres en cada zona. El batallón Norte debe estar en la frontera, para evitar un ataque de Talabecland, y el ejercito del Sur y el Carroburgo son moviles, e iran donde sea más necesario. Eso nos hace a setecientos soldados que pueden presentarse en dos-tres dias en cualquier parte, para sumarse a los ochenta de cada asentamiento, aunque Averheim tendrá un extra de tropas por las casas nobles que viven aqui, puede que unos cien mas entre todos. Todo esto son suposiciones, puedo equivocarme, Reiner.-
finalizó el renegado, mirando al tuerto veterano.


Rodrik y Reiner eran los más expertos en tácticas militares, y entre ellos tendrian que ponerse deacuerdo para organizarse. Mientras tanto, Bahever, Beatrix y el Consejero se mantenian en silencio, Friedech dió su opinión:

Friedech Poptkim

-Joder, eso es demasiado. Yo puedo, en dos dias, llegar a reunir a doscientas personas, pero poco expertas. Podriamos hacernos fuertes en el barrio, pero contra más de mil soldados profesionales... No podriamos hacer nada, necesitariamos ayuda externa. Eso si, si los hombres de Leitdorf quieren tomar la ciudad, nosotros podriamos ayudar con la Puerta Este para que tuvieran acceso a la ciudad y evitarles un ataque contra tropas asentadas en las murallas, pero...


La bien nacida Beatrix interrumpió en ese momento la mesa de reuniones.

Beatrix Wagner

-...Hay algo con lo que no cuentan sus mercedes


Todos los asistentes miraron al barbudo anarquista primero y luego a la estudiosa de cabellos dorados, que estaba por tener una gran idea.

-No hemos contado a la Orden del Oso Negro. Esos caballeros borrachos hacen casi cien, y creo que nos ayudarian, pues deben lealtad a la familia Leitdorf desde la epoca de Marius, el Conde Loco. Y si a eso le sumamos las guardias personales de las familias nobles rivales a los Alptraum, que son no pocas, añadiriamos casi docientas espadas más. Por si eso fuera poco, la Universidad está repleta de compañeros, y la torre de ingenieria me apoyaria sin reservas. Podriamos crear cargas explosivas en zonas concretas antes de comenzar, y seriamos nosotros en todo momento quienes elegiriamos donde y cuando atacar, un elemento muy importante. Para añadir recursos, se de gentes que pueden abrir paso por los alcantarillados, y moverse por alli. Caballeros, no debemos ser pesimistas, tenemos potencial suficiente para tomar esta ciudad antes de que le llegara ningun refuerzo, y poder defenderla con todo un arsenal y unos cuatrocientos a añadir la aportación de Leitdorf.


-Además, hay un grupo de mercenarios, los Arcas Rojas, que suman otros cien, y que ustedes- dijo a Reiner y al Consejero- podrian persuadir para que tomaran parte por nosotros.



FDI: Spenholf, has fallado una tirada de Percepción en este turno, sacando un 56.
kurgan
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 646
Registrado: 27 Jun 2007, 09:09

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por kurgan »

Reiner Volk

El lansquenete, convertido en estratega, escuchó atentamente la explicación de sus contertulios. Incluida la intervención de aquella mujer, y recalco lo de mujer, pues Reiner nunca había pensado que pudiese ser una fémina parte de tal conspiración y la había tomado por amante de alguno de aquellos hombres, o quizás mujer pública. Pidió algo de vino para aclararse la garganta, e irguió la jarra saludando a los presentes.

-A vuestra salud, y sobre todo a la tuya, Poptkim-
dijo, devolviéndole el tuteo-. Luego discutiremos cómo acomodar mejor a mis hombres, y cómo remunerar a los que los acojan. Pues ten por seguro que las familias que les presten un sitio junto al hogar y compartan su par con ellos no serán olvidadas por Leitdorf.

Le echó una mirada al diplomático que lo acompañaba. ¿Qué estaría pensando de todo esto?

-Y yo, personalmente, me aseguraré de que mis hombres no molesten ni monten jaleo.

Dicho esto, volvió su atención hacia Rodrik.

-Interesantes, estos carroburgueses. Sobre todo la parte de los norses. Yo me los he topado años ha, en el Norte, en torno a Middenheim, y no creo que una estancia prolongada en el país los haya civilizado. En cuando a la caballería ligera, no será muy a tener en cuenta. Si nos atrincheramos en la ciudad, constituirá la menor de nuestras preocupaciones. Las bestias no sirven de nada al asaltar las murallas, y los jinetes no están acostumbrados a pelear a pie. Me preocupa más cómo detener a cuatrocientos hombres organizados en escuadrones de asalto, y sobre todo, cómo defender todo el perímetro de las murallas. Pero no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Por el momento, hemos de preocuparnos por tomar antes la urbe.

-Bien, y eso, ¿Cómo lo haremos? Decías, Poptkim, que juntarías a doscientos hombres en dos días. Cuanto antes, mejor. Os he dicho cuántos tengo, y tras unas horas de descanso y una buena comida, son gentes a tener en cuenta. Digamos que hay ochenta hombres en la guarnición de esta ciudad. Si los tomamos por sorpresa, y no les permitimos atrincherarse, no será tan difícil exterminarlos, o por lo menos asediarlos en sus cuarteles y obligarlos a rendirse, con las fuerzas de que disponemos...

Reiner sonrió cruelmente.

-O, señorita, si vuestros compañeros están dispuestos, situar explosivos en los cimientos del edificio y hacer una bonita detonación. Lo que también puede hacerse en el hogar de los Alptraum.

-Sin embargo, para retener a las familias nobles cercanas a los Alptraum ya necesitaríamos a más gente. Y para defender la ciudad, muchos, muchos más. Hay que tomar, al mismo tiempo, los cuarteles, las murallas, el arsenal, los edificios de las Casas, el edificio del Parlamento y, sobre todo, la Tesorería. Yo no conozco la ciudad. En parte, si el pueblo está a favor de Leitdorf, se pueden juntar hombres en piquetes por las calles, incluso vaciar la cárcel de ser necesario. Pero esto necesita tiempo para prepararse, incluso a toda prisa. Los rivales de los Alptraum deben ser avisados, los caballeros convencidos-de ello podría encargarme yo-y esos mercenarios contratados. Lo que me lleva al asunto del dinero. Caballeros, ¿Han hecho reformas últimamente, en el local?
Avatar de Usuario
Nimref
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 917
Registrado: 23 Nov 2008, 20:56
Ubicación: Logroño, La Rioja, España

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

Pronto salieron del local del galeno y se dirigieron a Ytinga Inn, por unas calles oscuras que, de no ser por los largos años que había pasado en la Prisión, podrían haber llegado a producir algún tipo de escalofrío en el reo.
Para más inri, las calles estaban desprovistas de guardias, con la ligera excepción de unos pocos dispersados por las calles.

No me fío de que haya tan pocos... sino más bien de que no se dejan ver... Está bien, veamos si Balbian es tan prodigioso como se supone...

Estaba pensando en esto cuando se pararon a una distancia prudencial de la puerta de la taberna y de posibles ojos extraños que estuvieran escudriñándolos.
Mejor nos quedamos aquí, ¿vale Karl? -había dicho el joven
¡Maldición! pensó el reo Seguro que ha ocurrido algo para que este crío se achante

Inclinó un poco la cabeza y entrecerró los ojos, como si así pudiera ver lo que había ocurrido segundos antes. Un hombre hablaba con varios obreros que había en la puerta.
Vaya disimulo para una reunión privada... Espero que esos orcoides estén siempre en la puerta impidiendo el paso, y no solo hoy...

Oye, tengo una duda. ¿A que te dedicabas antes de entrar en la cárcel, y que hiciste para acabar ahi? -dijo Balbian, sacando de nuevo a Karl de sus pensamientos
Maldito mocoso... está tomando por costumbre sacarme de mis pensamientos... grr..
¿Quién? ¿Yo? Teóricamente mate a varios hombres... la práctica... es mucho más tenebrosa -dijo Karl clavando su mirada en la del joven, y haciendo caso omiso de la media disculpa del joven- Digo tenebrosa, porque el hombre que realmente cometió los crímenes estaba controlado por los poderes tenebrosos, o ruinosos, como quieras llamarlo... me inculpó y... el resto ya es historia...

Karl bajó la cabeza, recordando todo el dolor que había pasado durante sus años de estancia en la Prisión
He cometido más crímenes dentro que fuera, te lo garantizo... La Prisión te hace un hombre... si no lo eres, no puedes sobrevivir más de unos días -dijo, como quien cuenta un gran mito- Sobrevivir un año ya es casi una proeza... y cuanto más bajo es el nivel, más difícil es llevar una vida "normal" allí -mientras hablaba masticaba una flema, o tal vez fuera moco, que escupió a continuación- Allí abajo, solo sobrevive quien cuenta con el favor de los dioses, en serio

Hacer esto puede ser muy divertido pensaba el reo al tiempo que se rascaba la barbilla

Dime, ¿cuál es tu historia? -dijo dando una palmada al hombro de Balbian
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Saratai »

Todos escucharon atentamente las palabras de Reiner Volk. Beatrix asintió a sus preguntas, contestando que podria organizarlo todo rapidamente. Pero para sorpresa de todos, Bahaver abrió la boca por primera vez en la reunión.

Sindicalista Bahever

-Señores, he oido las opiniones, y según creo, podriamos tomar la ciudad la semana que viene, en cuatro dias tal vez. Pero una cosa ha de quedar clara, no ayudaremos a Markus Leitdorf a tomar la ciudad para repetir la represión que vivimos hoy en día. Cuando el pueblo de Averheim tome el gobierno, el pueblo de Averheim estará representada en él, aunque Markus Leitdorf ostente el cargo de Conde Elector.


Esta ocasión, el Consejero Leitdorf tragó saliva, pues no esperaba una salida de tono como aquella en esa reunión. Y menos aun el claro apoyo que presentaron Friedech, Beatrix y Rodrik. Bahever siguió hablando, queriendo llevar la voz cantante.

-Podemos movilizar estudiantes, obreros y campesinos, además de soldados, la la Orden del Oso Negro, mercenarios y casas nobiliarias. Con ello podriamos tomar la ciudad rápidamente, atacando directamente en los cuarteles como bien dice Herr Volk.

En ese momento, Bahever sacó un mapa de una bolsa, un mapa de la ciudad. En ella habian varios puntos señalados.

-Aqui tenemos los puntos clave que hemos de tomar, caballeros. Las Cuatro Puertas de la ciudad son una prioridad, asi como el cuartel de la guardia y el transbordador del rio. Por último, la casa del Gobierno Condal. Esto hace un total de siete objetivos, donde deberemos concentrar y dividir nuestras fuerzas. Si controlamos estos lugares y los defendemos a cal y canto, el resto de la provincia será nuestra en cuestión de dias.

-Si esto fuera poco, debemos tambien dividirnos para alcanzar acuerdos con las casas nobiliarias neutrales (Alder, Hindenberg, Refger, Hannodeck y Norfendenger), los mercenarios de los Arcas Rojas, confirmar la ayuda completa del Oso Negro y pedir la ayuda de las Iglesias (Verena, Myrmidia y Sigmar).


-Para acabar, hemos de o asesinar o atrapar a los miembros del Consejo Provincial. Muchos serán dificiles de tomar, pero otros no. Es prioritario que las fuerzas opresoras no cuenten con lideres, para que no puedan organizarse y poder actuar nosotros por partes. Los miembros del Consejo deben ser persuadidos de unirse a nuestro bando o ser eliminados, no podemos ir con tintas medias en un asunto de tamaña importancia. Hay nueve miembros, Oliver Saford, Heinrich Messner, Vergamont Fahen, Anna Alptraum, Konrad Trademann, Kirdan Tullirdef, Bukter Alptraum, Ivein Hopked e Inmaister Brigundherf). Tengo anotado donde vive cada uno y que puesto ostentan, pues tengo a un infiltrado en los puestos inferiores de escribas del Consejo.


Rodrik el Renegado


-Nueve objetivos y diez organizaciones potencialmente afines- aclaró el lider de fugitivos. -Esto nos deja en una posición de gran trabajo. Según creo, deberiamos ser nosotros los que nos encargaramos de tales objetivos. Son diecinueve tareas a repartir entre seis personas, tocando a tres cada uno más una más.


Bahever asintió a sus palabras, pero le corrigió en unos detalles.

Sindicalista Bahever

-Tienes mucha razón en esto que dices, pero no consideras que muchos miembros del Consejo no se encuentran en la ciudad. Anna Alptraum salió de la ciudad, al igual que Bukter Alptraum y Vergamont Fahen. Esto reduce a 16 las tareas por hacer, las cuales no deberiamos repartir igualitariamente sino según nuestras aptitudes. Yo dejaria a Herr Johann visitar a las cinco casas neutrales, pues le creo apto en tal tarea.


El consejero Leitdorf estuvo deacuerdo con tal misión, y de hecho la preferia a tener que atrapar a ninguna persona. Rodrik se comprometió a atrapar a Konrad Trademann, Heinrich Messner, Oliver Saford, Kirdan Tullirdef, e Inmaister Brigundherf. Todos consideraron a Rodrik apto para intentarlo sin ser atrapado, pero se mantuvo que era prioritario no ser capturado a atrapar a todos los objetivos.


-Hemos de ser cautelosos, pues si alguno de nosotros es apresado, estaremos en serios problemas. Que nadie vaya solo a anda, id siempre con un minimo de cinco personas armadas, y si las cosas se ponen feas, corred hasta llegad a este barrio, aqui estareis a salvo. Yo me comprometo a visitar las tres iglesias y a capturar a Ivein Hopked, pues tengo amigos en la Iglesia de Sigmar que me podrán ser de gran ayuda. Asi pues, quedan libres las tareas de visitar al Oso Negro y a los mercenarios de las Arcas Rojas.

Friedech optó por empezar a reunir y organizar a sus hombres, y Beatrix por hacer lo propio con estudiantes y preparar las cargas explosivas. Reiner Volk parecia el óptimo para encargarse de las Arcas Rojas y del Oso Negro, dada su afinidad con tales grupos. La organización y jerarquia iba tomando forma, y desde luego Bahever parecia un lider por naturaleza, no como Markus Leitdorf. Sin duda, eso daria problemas en un futuro, pensó el Consejero Leitdorf.





Mientras tanto, Balbian hablaba con Spenholf acerca de su vida y milagros. Estaba algo preocupado, sin embargo, acerca del estado mental del preso, pues no le veia alguien muy sano. Aun asi, como buen hijo de Streissen, Balbian habló sin pelos en la lengua.

Balbian Boleslav

-Pues bien, yo me crie en Streissen, a un dia a pie de aqui, mas o menos. Tu has estado en prisión todo este tiempo, pero los que estabamos en libertad no estabamos mucho mejor. Si recuerdas, antes habia mucho caos, pero un hombre llamado Bacher organizó un gobierno para paliar el caos. Al principio todos estabamos felices, pero ese hombre nos traicionó, y delegó en gentes que solo se interesaban por su bolsillo. Todos los nobles lo hacen, pero estos fueron más alla, subiendo los impuestos con una fuerza que apenas podiamos respirar. Intentamos revelarnos, pero a cada ocasión, los guardias nos pegaban una paliza y hasta mataban a campesinos honrados que no tenian ni para comer. Pero Markus Leitdorf nos prometió a los campesinos y a nuestros representantes que si le ayudabamos, el acabaria con ese gobierno. No hace falta mucho más que decir ¿no? Pelee por Markus Leitdorf contra los soldados de este tiranico gobierno, y a pesar de que les hicimos retroceder, muchos fuimos heridos, y vinimos a la capital para acompañar a dos importantes cargos de Markus y ser atendidos. Esa es mi historia.


Empezaba a hacer frio, y la reunión parecia estar alargandose. Seria un ejercicio de paciencia tanto para Balbian como para Spenholf, asi que Balbian sacó otro tema, mas peliagudo.

-Oye Spenholf, ¿tu de verdad estás interesado en este problema, o haces esto solo por dinero?

Una pregunta más que complicada. El crio resultaba ser más espabilado de lo que pudiera parecer en un principio.
Avatar de Usuario
Nimref
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 917
Registrado: 23 Nov 2008, 20:56
Ubicación: Logroño, La Rioja, España

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

Karl miró fijamente al muchacho
Menudas preguntas se prepara el chico... espero que no juegue conmigo, sería una pena tener que joder ese cuello tan joven

Pues la verdad es que... ¿tienes...? -preguntó Karl colocando dos dedos delante de su boca, como fumando un cigarro imaginario, hacía bastante tiempo que no lo hacía- supongo que no, eres joven, pero nunca está de más preguntar...

Se revolvió el pelo mientras pensaba una respuesta, comenzó a dar pequeños golpecitos en la pared. De pronto, se hirguió de nuevo y miró al chico
La verdad... no lo sé, pero desde luego, no creo que sea por dinero -movió la cabeza de un lado a otro lentamente, como negando- La verdad es que si lo hago por algo, posiblemente sea por renombre. Y si he elegido este bando, es porque los mejores años de mi vida los pasé bajo el gobierno leitdorf, y nada más llegar Bacher, me metieron en la Prisión, creo que es una relación de ideas, ¿no crees?

Dio unos pasos para que no se le agarrotaran las piernas e intentó ganarle la espalda al chico
Posiblemente ahora pienses cualquier cosa de mi, pero, ¿sabes? Lo que más me gustaría es ser una sombra, una sombra a la que todos conozcan y que pueda vengarse de todas las personas que le jodieron la vida en un pasado... ojalá recordara sus nombres... juraría que nunca los olvidaría, pero... sé que si los viera los reconocería, pero no sabría decirte su nombre, aunque si conocerlo entre varios... -miró al chico, medio ausente

Como sin darse cuenta, llevó su mano al cinturón, para recordar que iba desarmado
Me siento desprotegido...
Oye, Balbian, ¿y mi arma? -se acercó al muchacho- No creo que pueda vigilar correctamente sin poder defender a mis superiores, ¿no crees?
Parecía que el muchacho iba a decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, Karl le interrumpió
Por otro lado... ¿realmente tu solo buscas lo mejor para la generalidad, o eres más bien... ambicioso? -preguntó Karl con una media sonrisa de complicidad y un brillo en los ojos- Realmente no sé hasta que punto Leitdorf no es otro cantamañanas que solo quiere el poder... pero siempre es mejor un cambio a seguir mal, ¿no?
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
kurgan
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 646
Registrado: 27 Jun 2007, 09:09

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por kurgan »

Reiner Volk

El lansquenete cruzó las manos, enlazando los dedos entre sí. La conversación empezaba a cansarle por la cantidad de cosas que había que decidir, planificar y por las elecciones que había que tomar. Aquello no era vida, qué demonios. Reiner echó de menos la instrucción militar, donde a cada momento había un superior para decir cuánto tenía que medir el paso, en qué posición había que dormir y cuándo se comía. Aquello sí que era una tranquilidad, a cambio, pues se vivía y se moría sin que ello importase: tan sólo había que cumplir órdenes.

Y sin embargo, a lo largo de su dilatada vida militar, Volk se había quejado más de una vez de tal característica del ejército, una propiedad consustancial, por otra parte, al régimen castrense. En fin, uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde…

-Por partes. Cuatro días es poco tiempo, lo concedo, pero creo que aún necesitaríamos preparar el golpe en menos. No es poco lo que puede fallar, y poniéndonos en lo peor, nos descubrirán. Si nos descubren, nuestra causa está perdida sin remisión a menos que podamos atacar enseguida. Intentaré explicarme mejor.

-Imaginaos que, Sigmar nos guarde, me capturan mañana. Por un chivatazo, un hombre que se fue de la lengua, por considerarme sospechoso, etcétera. En un principio no saben quién soy, intento inventarme alguna historia, pero alguno de los confidentes de la guardia señala que estuve en reunión con gentes sospechosas de pertenecer al movimiento revolucionario. Yo lo niego, claro. Me pegan una paliza, y admito que sí, que bueno, que algo he oído, pero que no soy ningún cargo, que sólo acompañaba a otro. No me creerán, sin duda. Pero tales gentes tendrán, sin duda, métodos para tirarme de la lengua. Puede ser que yo también desee contar todo lo que sé, para cambiar de bando. Entre una cosa y otra, pasa otro día. Dentro de dos jornadas los Alptraum saben que algo se trama, que se tomarán los cuarteles, que rebosará la cazuela dentro de zwei tagen, como en el chiste *.

-Ahora bien, dos días son una eternidad. Dan tiempo a mandar correos y llamar a las fuerzas de reserva para pillarnos en paños menores mientras aún intentamos hacernos con el control de la ciudad. Da tiempo a advertir a la guardia, reforzar la seguridad y estar preparados para un ataque. Da tiempo a purgar al colegio de ingenieros, detener universitarios, poner en alerta a las casas aliadas.

-No, tenemos que adelantar los tiempos. Tres días es el límite. Sé que pido mucho, mein herren, pero nos arriesgamos a mucho si algo sale mal.

Pudiera ser que no aceptasen o que fuese imposible, pero al menos que se diesen cuenta de la importancia de la velocidad.

-Segunda cosa: conducidme y trataré yo con estos Arcas Negras y Oso Rojo. Perdón, a la inversa. Quise decir.

Volk se pasó la mano por la cara.

-Estoy cansado y cometo errores. Hablaré, digo, con el maestre de la Orden del Oso Negro, pero tendréis que conducirme hasta él. Conozco a uno de sus miembros, Alan Friedsgoth, pero no sé qué lugar ocupa en la organización. Más tarde, los mercenarios.

-No creo que sea buena idea pedir la ayuda de las Iglesias. No disponen de hombres de armas, no van a pelear. Si conozco a los curas, se plegarán ante la llama que más caliente. No, son sólo posibles delatores. Primero es tomar la ciudad. Más tarde, ya vendrán ellos a ofrecer su ayuda y cobrar por ello. Así actúan los sacerdotes, siempre.


-Rodrik, apenas sé de los hombres por los que habréis de arriesgaros.

Volk atendió a una breve explicación de quiénes eran y qué cargo ocupaban. Asintió.

-Por lo que he visto, el tal Messner está emparentado con los Alptraum. A menos que me confunda, tantos apellidos entrecruzados… Merece la pena intentar capturarle, me pregunto, o nos ahorrará problemas y complicaciones acabar con su vida. Saford debe morir. Trademann, quizás lo mismo. Tan sólo Tulliderf y Brigundherf nos son de más utilidad vivos que muertos.

-Yo no he de encargarme de ese tema, pero os digo una cosa: es mejor juntar a todos los peces antes de echar la red. Tendrán reuniones, confiarán los unos en los otros. Mandad mensajes falsos que los convoquen a todos en el mismo sitio. Así podréis matarlos o capturarlos a placer y de un solo golpe…


-Por último, juro no traicionaros. Solemnemente. Y con la mano sobre mi espada, que es lo único que tengo. Espero que todos los presentes sean dignos y se porten convenientemente.


¿Querrían aún algo más? Reiner había peleado, caminado y conspirado durante dos soles y dos noches. Era tiempo de comer algo, reposar y prepararse para dar un golpe de Estado.


*El chiste es una vieja broma de los lansquenetes que nadie en la habitación pilla.
Saratai
Escuerzo Alado
Escuerzo Alado
Mensajes: 1232
Registrado: 23 Ago 2007, 18:34
Ubicación: En tu oreja, diciendote que quemes cocos

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Saratai »

Balbian seguia hablando con el reo Spenholf, mientras el tiempo discurria lento y pesado.

-Lo siento Spenholf, el Consejero Leitdorf me ha especificado que no te de arma alguna. De hecho, te confesare que tambien me dijo que te matara si hacias algo raro.

Balbian rio con ganas, ante la cara de Spenholf.

-Me alegra que no lo hayas intentado, habria sido un inconveniente. No soy ningun soldado ni ningun asesino, y matar no es lo mio. Yo prefiero cuidar a las ovejas y a los campos, dar vida y no quitarla.

El muchacho le dio una palmada en la espalda al reo. Sabia muy bien que nadie se fiaba de nadie en aquel lugar, y aunque habian charlado bastante tiempo y entablado amistad, Balbian se sentia mucho mejor sabiendo que portaba un arma y aquel hombre salido de la carcel no, y no albergaba grandes intenciones de que esa situación cambiara a corto plazo.

-Y lo que dices de Leitdorf, no me importa si esta loco o es un imbecil redomado, pero no puede hacer nada sin las gentes del pueblo, y eso le hace mejor para Streissen y para mi familia. Yo no busco más que poder vivir medianamente bien con lo que me trabajo. Y ahora, con el gobierno actual, eso es imposible.



21 von Brauzeit, 2527. Averheim.


Las horas se sucedian en la reunión, y ya era de madrugada cuando los puntos empezaron a estar claros. Reiner Volk dió una idea más que interesante, la cual era compartida por Rodrik: La iglesia no parecia un buen aliado, ni una entidad en la que se pudiera confiar. Además, alli tampoco habia ningun devoto extremo de los dioses, por lo que el comentario no hizo estallar ampollas. Sin embargo, el Consejero Leitdorf sabia que podia haberlo hecho, y dio golpe con la rodilla a Reiner, por debajo de la mesa.

Se siguio charlando un y detallando puntos, hasta que Bahever dió por terminada la reunión.

Sindicalista Bahever

-Camaradas, es bien tarde, y debemos descansar para este nuevo dia. Mañana mismo deberemos reunirnos por la noche aqui mismo de nuevo. Tanto Reiner como Rodrik están en lo cierto, y lo mejor será prescindir de la iglesia, lo que nos hará perder menos tiempo en negociaciones.


-Herr Volk, Otto Betrafer te acompañara hoy, para que vayas sin problemas hasta donde los mercenarios y la Orden de caballeros. El resto, ya tiene sus papeles claros, por lo que descansad y llevad cuidado.

-¡Gloria para el pueblo!- terminó Bahever.

-¡Gloria!- respondió la taberna entera.

El grupo se disolvio con rapidez, hombres de las otras mesas se reunieron con sus lideres, y varios salieron de la taberna. Beatrix le hecho una mirada rapida a Reiner Volk, de la cual no sabria descifrar con exactitud su significado, para marcharse despues con Bahever, el cual la cogió por la cintura y algo más abajo, sin ninguna clase de decoro.

Mientras, Rodrik palmeó la espalda de Volk con gesto amistoso, y Friedech se dirigió a ver a cinco de sus camaradas, que se encontraban en otra mesa. Él que salió más rápido que nadie fue el Consejero Leitdorf, tras susurrarle algo al oido a Bahever y entregarle un sobre cerrado. Cuando el Consejero salió de la taberna, Balbian se puso firme, y le hizo un gesto a Spenholf para que fueran al encuentro de su señor. Aun restaban varias horas para el amanecer, pero habia mucho trabajo que hacer por delante. El Consejero Leitdorf tenia que visitar a varias casas neutrales para ganarse su apoyo ante el inminente golpe de Estado. Y bueno, no solo serian casas neutrales lo que visitaria el Consejero, pero bien se guardó de decirlo.

Consejero Leitdorf

-Balbian, Spenholf, espero que no os hayais aburrido mucho en mi ausencia. Preparaos, cuando Reiner salga de la taberna vosotros dos y yo vamos a tener más de una tarea.



Mientras tanto, Otto Betrafer salio al encuentro de Reiner Volk. Otto era el dueño de la posada, algo gordito y calvo. No parecia un hombre de acción, pero sus ojos tenian un brillo que Reiner solo habia visto en los reclutas más jovenes. Dejaria la posada al cargo de su hermana hasta que Reiner hubiera visitado tanto a los Arcas Rojas como a la belicosa orden de Caballeros de Averland, y le guiaria por la ciudad hasta su encuentro.

Otto Betrafer

-Erhm, es un placer, señor. Erhm, Bahever me ha dicho que no conoces muy bien la ciudad, asi que yo te llevare a donde quieras. Erhm, pero si quieres dormir o comer algo antes, dimelo, que hoy... erhm invita la casa.
kurgan
Portador de la Plaga
Portador de la Plaga
Mensajes: 646
Registrado: 27 Jun 2007, 09:09

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por kurgan »

Reiner Volk

Por fin se acababa la reunión. Reiner se levantó de la mesa al tiempo que todos gritaban gloria, y sumó su voz a la de los reunidos con toda la fuerza que pudo. Luego tosió, pensando celebrad, celebrad, y espantad los malos pensamientos. Repasó los rostros de aquellas personas que acababa de conocer y junto a las que acababa de sentenciar la vida y la muerte de cientos de personas, el gobierno de una provincia. Espera una semana, y las caras habrán cambiado. Para bien o para mal, nunca será igual. ¿cómo pintaría Bahever con la facha morada, los ojos extraídos a picotazos, el pelo rapado al cero, balanceándose en una horca? ¿O la testa decapitada de Rodrik con la pica atravesándole el cráneo? Reiner escupió para ahuyentar la mala suerte.

Piensa, se dijo, en sus caras bien lavadas y peinadas, cuando ocupen los asientos del consejo, o reciban los puestos en el ejército o en la administración de aquellos que han matado. O no. Pues Leitdorf era tan capaz de ejecutarlos como los Alptraum, eso sí, dentro de unos meses, cuando tuviera la situación controlada.

El lansquenete miró marcharse al consejero Leitdorf. Aquel hombre le había llamado la atención por hablar en contra de las iglesias... Sus motivos tendría. Por ejemplo, se le ocurría al mercenario, que ahora mismo fuese a contarle al Lector local el contenido de esta charla, punto por punto... Bah, y a Reiner qué más le daba. Le interesaba más la última mirada de la novia de Bahever, la tal Beatrix, que le había lanzado antes de irse de la habitación.

-Erhm, es un placer, señor. Erhm, Bahever me ha dicho que no conoces muy bien la ciudad, asi que yo te llevare a donde quieras. Erhm, pero si quieres dormir o comer algo antes, dimelo, que hoy... erhm invita la casa.

-¿Mmm? Ah, sí. Pero antes tengo que ocuparme de que mis hombres reciban suministros, entendéis, es una cuestión de principios. ¿A quién le puedo indicar que les lleve comida y mantas? Hay cierta contraseña...

-Pero luego, maese, no tengo inconveniente en beber y comer algo, y quizás dormir un par de horas, si no tenéis inconveniente. Dadme un tiempo para echar una cabezadita, y luego no dudéis en despertarme. Habrá que pensar cómo contactar con la Orden del Oso Negro. Primero iré a hablar con ellos, me parecen más importantes y más confío en ellos que en chusma mercenaria. Creedme, yo mismo soy chusma mercenaria... Dejadme, llevaré mis cosas a alguna habitación.


Ambos hombres, charlando, fueron a la estancia principal de la taberna. Ahora el ambiente era más relajado. Los parroquianos ya habían abandonado el local, la única concurrencia era un par de furcias y borrachos. Viendo a las furcias, Reiner pensó en que no sería mala idea gastar algo de lo que llevaba en la bolsa, pero pensó otra cosa. Se hizo servir algo de comida y una buena jarra. De agua. Por algún motivo, había decidido hacerse abstemio hasta que acabara la revolución y se completase el plan. Si salía de aquella entero y sin un rasguño, bien dejaría la bebida para el resto de su vida. O no.

-Decidme, Otto. ¿qué me podéis contar de esa tal Beatrix? Una mujer revolucionaria, no es algo que se vea todos los días.


Reiner escuchó la respuesta, sonrió, cambió de tema, propuso otro. Entonó una estrofa de su canción preferida, que hablaba de saqueos, pillaje y violaciones, preguntó a Otto por la posada, el negocio, Averheim y el mercado de ovejas. Y, antes de retirarse a dormir un par de horas, como quien no quiere la cosa, le preguntó por cierta historia que le había contado, según él, su superior. Sobre un dinero guardado en una posada de Averheim, una pared falsa, y una evasiva de Bahever...
Avatar de Usuario
Nimref
Gor Acechante
Gor Acechante
Mensajes: 917
Registrado: 23 Nov 2008, 20:56
Ubicación: Logroño, La Rioja, España

Re: Acto II: Prisión de Almas

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

A Karl no le gustó en absoluto que el consejero lo dejara desarmado, pero comprendió que lo mejor sería no dar la nota demasiado, de momento.

Realmente tienes suerte de que no tuviera un arma, cabrón...

¿Algo raro? ¿Tan poco confiais en mi que pensabais que iba a atacarte? -Karl rió ante la idea al tiempo que daba un pequeño golpe en el hombro de Balbian, a modo de colegueo- No me jodas, hombre... además, con lo que hemos hablado... ni se me pasaría por la cabeza

De nuevo, al ver que Balbian se había girado hacia él, camino hasta su espalda, en el lugar de origen que había tenido en la conversación

¿Matarme? ¿Tú? Cielos, pareces un buen chico, si me lo permites, mucho mejor que la mayoría de los altos mandos que conocerás, estoy seguro... Pero no pensaba hacer nada raro -carraspeó un poco cuando vio acercarse al consejero al tiempo que le daba un disimulado codazo a Balbian para que viera que se acercaba

Balbian, Spenholf, espero que no os hayais aburrido mucho en mi ausencia. Preparaos, cuando Reiner salga de la taberna vosotros dos y yo vamos a tener más de una tarea. -dijo el consejero

En absoluto, y todo se ha mantenido en orden... A sus órdenes, señor... -respondió Karl al tiempo que se revolvía un poco el pelo- Esto ya toma forma, ¿verdad? -dijo con una media sonrisa al consejero- Ya es hora de que los Leitdorf recuperen lo que es suyo...

Y de que haya forma de conseguir mi objetivo...
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
Responder

Volver a “Prisión de almas”