Fuera de la taberna

[Van Hoffman]

El cazador de vampiros Weiss salió fuera, seguido de Jacques, de van Hoffman y del bardo. Los cuatro se pusieron en formación: el bardo Johannes en medio, junto a Weiss y van Hoffman, y tras ellos, Jacques, sosteniendo su arcabuz.

Estaban decididos a acabar con lo que fuese que había alli adentro.

- Cuando gusteis caballeros -dijo ironico el joven cazador de brujas.

[Weiss]

-CAZADORES DE BRUJAS- gritó Weiss -Por favor, haga el favor de bajarse del carruaje, sea quien sea, sino abriremos fuego-

Ante el silencio que recibieron por parte del Carruaje, solo quedaba una opción:

-FEUER FREI (abrid fuego)- clamó Weiss, mientras disparaba un torrente de destrucción contra el carruaje, toda la carga de sus pistolas de repetición con balas consagradas de plata. Al acabarse la munición, echó mano a su espada y su daga, y se dispuso a cargar con lo que hubiese en el Carruaje...

Acompañado de otro Hermano Cazador, un experto arcabucero, y ese misterioso bardo, el no muerto tenía los minutos contados...

-POR SIGMAR Y POR EL IMPERIO-

[El_Bardo]

-Bueno me ocupo yo ya que el filo de la espada con empuñadura de dragon es de plata no me pregunteis el porque, la encontre en el pequeño cementerio en Essen cuando era saqueador de tumbas, he sido mucho en joven jejeje.- desefundo la espada y me preparo para abrir la puerta del carruaje:

-Bueno camarada arcabucero cubreme...- Abro las puertas y se ve un ataud la pregunta es ¿ quien o que habra dentro?.- Ale los cazadores al trabajo.


Nota: Cuando me refiero al trabajo es haber que hay dentro del ataud.

[Jacques el arcabucero]

- Bien, acabemos con esto de una vez! - Jacques se adelanta arcabuz en mano, jamás se ha enfrentado a los Vampiros, así que no se preocupa. No cree en todas esas cosas que se cuentan, considera que la mayoría son historias para enviar a los niños a la cama. Además... si en Kislev no hay vampiros será por algo... - Veamos que tenemos aquí!!!

Con la boca del arcabuz abre la tapa del ataud de golpe. Ésta se desliza a un lado y cae con esrépito, dejando a la vista el interior de terciopelo rojo y filigrana de oro de un ataud vacío.

- Supongo que esto... no estaba en nuestros planes, no? - se vuelve hacia sus compañeros sin dejar de apuntar al interior del ataud.

Entonces se escucha el grito de una mujer. Proveniente del interior de la Posada.

Jacques.

[El_Bardo]

-En realidad no, nuestro temerario compañero Johannes ha malgastado municion tontamente, a agujereado un carruaje negro sin su ocupante dentro, ¡por las ratas de Gipfel se me olvido el mapa y mi mochila!, tengo que volver a dentro a recoger mis pertenencias, aparte ¿quien se viene haber lo que le ha pasado a la señora?.- comento y pregunto mientras envaino mi espada y preparo mi pistola de polvora por si acaso.

[Weiss]

Johannes se disponía a acabar con el no muerto en cuanto el arcabucero abriese la tapa de su maldito ataúd, sin embargo, cuando éste fue abierto, no había nada dentro. El vampiro les había engañado. Miro a su alrededor intentando buscar cualquier sombra, cualquier cosa fuera de lo normal en los alrededores, cuando, de repente, un grito le sabresaltó. Un grito de mujer dentro de la taberna.

Les había engañado. Les había hecho salir solo para poder hacer lo que fuera que quisiese dentro de la taberna. Recargando sus pistolas, miró hacia sus compañeros y se encaminó hacia la puerta de la taberna pensando: "Definitivamente, hoy no es mi día...".

[El_Bardo]

Suspiro hondo y con las dos manos aferradas al pomo de la pistola habro la puerta de una patada ( mi armadura es completa, vamos con botas de hierro incluidas), las astillas y el pomo salen disparados por todas las direcciones, parece que la taberna esta vacia, se olle ruidos en la planta de arriba:

-¿Quien vá primero?.- pregunto a mis compañeros y cuando veo que en la mesa que estaba antes sentado aun estaban allí tanto mapa como mochila.- Antes de que comenteis si vamos a la segunda planta o quizas no yo cojo mis pertenencias.- meto rapidamente rapidamente el mapa en la mochila y esta seguidamente me la pongo en lo hombros y sonrio a mis camaradas.- ¿ Vamos a por el vampiro?.

Pongo mi pistola en el hombro derecho descansando la mano...

[Van Hoffman]

La sorpresa del joven cazador de brujas cuando el arcabucero abrió el ataud y no vio a nadie dentro fue magna. Se sentía humillado. Si realmente había un vampiro en la zona, pagaría caro haberse mofado de Hengel van Hoffman; nadie lo hacía y sobrevivía para contarlo. Fue entonces cuando oyó el grito. Se sobresaltó y se pudo en alerta, y cuando vio a sus compañeros correr al edificio, no lo dudó. Se lanzó a la carrera tras sus compañeros mientras recargaba la pistola.

La taberna esta vacía. "Que raro" piensa van Hoffman. Mientras sus compañeros deciden quien subirá arriba primero, el joven cazador de brujas examina meticulosamente cada palmo de la sala. Nada. Ni una señal de ser vivo alguno.

- Adelante, os cubriré la retaguardia -le dice a sus compañeros que estan a punto de subir.


FDI: Lo siento si no contesto, estoy de vacaciones y me cuesta tres puñaos conectarme a internet. Si veis que no respondo, teneis pleno derecho a actuar por mi.

[El_Bardo]

-Bueno haber que encuentro en la mochila...- de hay saco la capa de viaje con capucha, el mapa, raciones de comida para 1 mes, dos pequeñas bolsas de polvora y proyectiles, y saco un pequeño arcón de madera, sonrio a mis camaradas que estan viendo el mini-espectaculo, tambien saco mi pequeño laud con cuidado y les comento.

Haber, he sido muchas cosas en tiempos jovenes, saqueador de tumbas asta los 19 años, caballero mercenario asta los 26 tacos, tambien me dedique cazar vampiros mas bien del clan Lahmias asta los 30 añitos de nada asique en este pequeño arcón lo que vereis es un buen invento de caza creado por mi viejo compadre el Maese enano Urim, un ingeniero militar que esta ahora mismo en Karak-Hirn.- Sin mas palabras saco del cinto una pequeña simple llave y habro el pequeño arcón de madera, de hay pueden observar mis camaradas una ballesta de repetición, las flechas llevan tanto agua bendita como olor a ajo y la punta de plata pura.

Bueno ¿ que os parece esta maravilla de ballesta " cazachupasangre" he?.- rio y me espero alguna constetacion de mis compañeros, mientras tanto suelo guardar el resto de las cosas en la mochila.

La ballesta que podeis observar es la misma que porta el actor que hace de Van Helsing en su pelicula vamos .

[Jacques el arcabucero]

Jacques se ha quedado solo junto al carruaje. Observa como se marchan sus compañeros y vuelve su mirada al cielo.
- Nublado... y apenas queda una hora para que anochezca. - piensa en voz alta.

Seguidamente revisa el carruaje, para no encontrar nada destacable salvo una mancha de sangre en una esquina, sobre un pequeño escabel con argollas. También hay sangre en el suelo. El arcabucero se quita su guante y la toca. Seca. Mira alrededor y escucha el siseo incofnundible de la lluvia que empieza a caer con timidez.
Se pone el guante de nuevo y baja a tierra para observar el carruaje por los lados. Nada.
Entonces llega hasta el caballo de tiro. Negro, lustroso. Con un orgulloso palmón del mismo color sobre la cabeza.
El caballo está totalmente inmovil pero con la cabeza vuelta hacia el arcabucero, no se mueve un ápice, salvo para ir moviendo la cabeza en la dirección de Jacques a medida que se mueve en circulo hacia él.

Jacques se detiene y le mantiene la mirada al animal. Éste sigue mirándolo. No es un experto en caballos, pero este es el mas extraño que ha visto jamás.

El arcabucero levanta su arma hacia el caballo y se acerca.
- Vamos a ser amigos, verdad? Donde diablos está tu dueño... eh?
El arcabucero toca al caballo por el lomo con su arma, y el caballo, no se inmuta y sigue mirándolo con sus ojos completamente negros en los que se refleja Jacques. Sube el arcabuz hasta la crin, y el caballo no se interesa mas que en mantenerle la mirada. Entonces le toca la cabeza y el caballo se lanza con la boca abierta mostrando una desigual dentadura que estalla en mil pedazos cuando el caballo se traga el arcabuz y Jacques dispara. La boca explota y el cráneo salta por los aires expulsando masa encefálica y el palmón al viento.
El caballo cae de bruces al suelo.

Jacques se vuelve como un resorte presintiendo que algo no iba bien tras él. Justo para ver a un tipo de aspecto cadavérico vestido en ropas de cochero muy elegantes pero pasadas de moda que se avalanza sobre él.
Tira el arcabuz al cochero en parábola, para que reaccione como espera. Y efectivamente, el cochero alza sus brazos y coje el arma al vuelo, dejándo un agujero importante en sus defensas. El arcabucero lanza una patada a su pecho que lo desplaza tres metros hacia atrás soltando el arcabuz al suelo.
Entonces Jacques desenvaina su espada y se acerca con paso decidido al cochero recién derribado al suelo.

[Weiss]

Van Hoffman, el Bardo y Weiss, estaban ya demasiado lejos del carruaje como para haber escuchado la pelea entre su compañero Jacques y el misterioso cochero, sin embargo, también ellos tenían algo muy importante entre manos. ¿Dónde estaba toda la gente? ¿Cómo podían haber desaparecido sin dejar rastro?. Eran preguntas para las que ni alguien tan versado en las maquinaciones de los vampiros como Weiss tenía respuesta...

Decididos a desvelar qué había pasado allí, los tres valientes empuñaron sus armas, el Bardo su ballesta que antes había sacado, Van Hoffman con sus "herramientas" de erradicar vampiros y Weiss con sus pistolas de repetición.

Estando todos preparados, Weiss se fue acercando sigilosamente a la escalera de la posada, ya que el grito, la única señal que habían recibido de vida en la posada desde que salieron, había venido de arriba.

Encoméndandose a Sigmar, y por primera vez verdaderamente serio, Johannes Weiss se dispuso a subir las escaleras.

Iban a descubrir qué pasaba allí...

Y a qué poderoso ser se estaban enfrentando.

[Jacques el arcabucero]

- Que demonios eres! - lanza la pregunta al aire el arcabucero cuando a atravesado con su hoja tres veces el pecho del cadaverico cochero y este todavía pugna por levantarse del suelo abriendo y cerrando su boca con pastosos chasquidos, lanzando espumarajos y agitandose de forma frenética arañando la tierra con sus bien desarrolladas uñas.

Jacques lanza un puntapié a la cabeza del cochero que sale despedido un metro hacia atrás, donde tras lanzar un chillido pseudoanimal, se levanta bramando con su boca desencajada.

- Muy bien Jacques... el acero en su pecho no funciona... y ahora parece cabreado de verdad... - piensa el arcabucero mientras el viento aúlla con fuerza agitando su vieja capa granate de lado a lado.
Por un momento le ha parecido ver una silueta delgada pasar cerca del camino, en dirección a la posada, hubiera jurado que era una hembra... no sabe de que raza, ni si amiga, o enemiga... pero no tiene tiempo de encargarse de ello, el cochero se lanza hacia el con los brazos extendidos, y la intencion clara en sus ojos sin vida de arrancarle la piel a tiras.