Mannricht III: ¡Revolución!

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Nirkhuz
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Nirkhuz »

Streissen, Streissen....hace unos dias...es más, hace unas horas, el anciano escudero apenas sabía nada sobre ese lugar. Apenas sabía que existía. Y ahora ahí estaba, como una pared hacía la que el escudero se acercaba a una velocidad alarmante. ¿que debía hacer? Claro está, apoyar a la Orden...Pero...¿que haría la orden? Todas estas dudas consumía la simple mente del escuero, que apenas se enteró del viaje y de su nuevo compañero, el chiquillo eso cuyo nombre no recordaba muy bien...¿Cassim? Si, algo así...

Cuando llegaron a la enanería, Adelfbert se desilusionó. Tiempo ha, en sus viajes por la Ciudad del Lobo Blanco, había visto una enanería de verdad, genuina. Edificios solidos, bajos, anchos y que parecían viejos, muy viejos. Pero todo lleno de actividad. Un barrio entero casi autónomo, en medio de la ciudad. Aquí era una callejuela...y poco más. Bueno, esta tampoco era una ciudad grande, ciertamente.

Alan y el muchacho se quedaron fuera con las monturas, y Rudiger (¿o había sido Mannricht? Alan aún estaba saliendo de su mundo interior) propuso entrar. Algunos tenían que comerciar. Pero Adelfbert tenía otra cosa en mente. Cuando todos los enanos, bajos, anchos, y con largas barbas y melenas (excepto uno o dos calvos y alguno con trenzas) se les quedaron mirando, a Adelfbert se le hizo un nudo en la garganta. Vaya, ¿como unos tipos tan parecidos a los humanos parecían tan distintos a la vez? Y, además, tan hoscos... Pero bueno, Adelfbert estaba acostumbrado al trato hosco. Sus viajes por el Imperio le hicieron conocer el peor lado de los humanos...Los enanos no podráin ser tan distintos...¿verdad?

En un gesto de paz, el escudero saludo con un saludo medio militar medio servicial.

Adelfbert
Buenas noches, caballeros. Mi nombre es Adelfbert, caballero de la Orden del Oso Negro.
Adelfbert se permitió faltar un poco a la verdad. Siempre podría rectificar con una falta tan minuscula. He viajado mucho y por muchos lugares, y estoy cansado de tanto moverme. ¿Podrías servirme, a mis amigos y a mí, unas jarras de genuina cerveza enana? Creo recordar que era de las mejores del Imperio, si no del mundo. El escudero quería romper el hielo, antes de empezar con las preguntas sobre el hacha.


FDI: Vaya, tengo algo de miedo en esta situación.... :mrgreen: A ver como les salgo con lo del hacha...¡Y antes del sabado, que me voy!
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El campesino se sintió como una montaña.
Miró alrededor y vio el grupo de enanos que les observaban fijamente. Procuró mantener un rictus pétreo y paseó la mirada de uno en uno en los presentes.

Afortunadamente, cuando Mannricht empezaba a mover la palma de la mano hacia su flequillo para peinarlo hacia delante, Adelfbert rompió el incomodo silencio.

- Buenas noches, caballeros. Mi nombre es Adelfbert, caballero de la Orden del Oso Negro. He viajado mucho y por muchos lugares, y estoy cansado de tanto moverme. ¿Podrías servirme, a mis amigos y a mí, unas jarras de genuina cerveza enana? Creo recordar que era de las mejores del Imperio, si no del mundo.

Algo había oído el campesino sobre la cerveza enana, pero nunca la había probado. A el le gusta el vino, turbio, tinto, blanco, espumoso, da igual. Y como siempre dice su padre... "Algo debe quedarse en el cuerpo, pues entra negro, pero sale blanco" que gran verdad. No obstante, estaba dispuesto a darle una oportunidad a esa cerveza.
Y ahora que pensaba en el vino, Mannricht se percató que no había rastro de vino en el local... así que su propósito de vender las botellas de vino que había obtenido en el viaje por el Reik debería esperar a otra oportunidad.

- Las jarras mas grandes que tengas, maese enano! - una amplia sonrisa aparecíó en el enrojecido rostro del campesino. Tomó una silla, la arrastró y se sentó en ella estirando las piernas y cruzando un pie sobre otro. Estaba preparado para tomarse una de esas cervezas, y que diantre, pasárselo bien esta noche! Mañana tendrán cosas que hacer importantes, pero no esta noche - y nada de echarle agua, eh?

Mannricht beberá, si logra superar la primera cerveza se tomará la segunda y comenzará a cantar. Tiene un amplio repertorio de canciones tradicionales. Pienso irme a dormir donde sea que me lleve Rudi o Adelfbert, a hombros y cantando desafinao. :P
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

Por primera vez, Adelfbert y Mannricht se sintieron discriminados en su propia tierra. Aquellos enanos fueron algo hoscos, y cuando los dos hombres entraron con palabras bonitas y amigables, estos respondieron con escuetos ''hum'' o ''bah''.

Los tres compañeros se sentaron con dificultad en las pequeñas sillas (excepto Rudi, que se sintió como en casa) mientras el tabernero sirvió tres cervezas, a dos peniques cada una, y una segunda ronda después. Realmente la cerveza estaba deliciosa y bien fresca, algo que atestiguaban los alcoholicos hombres del barra. Sin embargo, la cosa se puso un poco tensa cuando los enanos comenzaron a hablar en su idioma, excluyendo de la conversación a los viajeros. Esto, acompañado de risas y miradas, hicieron que el ambiente se tensara sobremanera.

Peleas de taberna se habian visto por cosas menos serias.

FDI: Os descuento el dinero de las birras. Rudi no tomará más, pues ya se encuentra un poco bebido. Vosotros direis cuanto mas quereis tomar. De momento vais bien, pero dos cervezas más comenzaran a tornar las cosas de manera peculiar.

Eso si, un dia es un dia xD
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

El campesino no daba crédito!
- Arréa que cerveza! - apuró la tercera jarra y se limpió con la manga, seguidamente la dejó sobre la mesa de un golpe y levantó el dedo indice - Eh amigo! Una ronda para todos! Que paga Mannricht!

Y seguidamente se lió a dar palmas mientras cantaba a viva voz:

¡Mi agüelo tenía un chotooo
que se llamaba Gabinooo;
cada vez que lo llamabaaa,
¡venga-bino! ¡venga-vinooo!

JAJAJAJAJA!


Será mejor Adelfbert que hagas lo que sea que tengas que hacer, en Mannricht no encontrarás un gran cooperante esta noche, que digamos...hips!... :wink:
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

A pesar de la falta de festejo en el lugar, el campesino Mannricht se opuso a dar por zanjada la noche, y siguió bebiendo a dos manos las jarras que el posadero alegremente proporcionaba. Incluso invitó a Adelfbert a otras dos jarras más, que el enrojecido granjero bebió como si de agua se tratase.

Mannricht no era un borracho, pero era grande y corpulento y aguantaba bien la bebida. No asi el viejo Adelfbert, que no tardó en sentirse turbio y patoso. Sin embargo, para regocijo de los tres viajeros, las puertas de la posada se abrieron de par en par justo cuando Mannricht acababa su última jarra. Por ellas aparecieron más de treinta revolucionarios ocupando todo el local, gritando y cantando, avidos de alcohol pues al dia siguiente comenzaria su largo viaje hacia la capital, y aquella noche podria ser la última en la que puideran divertirse todos juntos. Los khazalid siguieron refunfuñando, pero el dueño de la taberna distaba mucho de querer hechar a aquellos humanos, por mal que le sentara tenerlos a todos alli metidos. Al fin y al cabo, el negocio era el negocio.

Los revolucionarios se sentaron con Mannricht, Rudi y Adelfbert, y el campesino pudo advertir que entre ellos estaba el marinero Tuldi. Durante unos minutos, Tuldi compartió una cerveza con Mannricht, y le contó los proyectos que tenia para ganar dinero y reflotar el barco encallado en el Reik, si encontraba a gente dispuesta en la capital. El resto no tardó en montar mesas para jugar a los tres reyes, un famoso juego de cartas muy popular en las orillas del Reik. No faltaron canciones, pulsos entre grandes hombres bebidos, ni partidas de dardos, peleas de ratas o apuestas de dados de hueso. En pocas horas aquello se convirtió en un improvisado casino, con un toque campesino que ahorraba de camisas limpias y buenos modales.

A la hora de entrar los revolucionarios, fueron Alan y el sirviente de la Condesa Kusch quienes entraron. Al parecer habian estado cabalgando, y algunos revolucionarios hicieron un par de chistes acerca de sus sudores, que se acompañaron por toda la taberna. Alan no tardó en reaccionar a la ofensa, y el y otro tipo salieron fuera de la taberna a arreglar lo que solo se podia arreglar con puños. Aquello solo consiguió mutliplicar las risas de los presentes, y el número de apuestas realizadas en el lugar.

Mientras tanto, Cässim, el jovenzuelo sirviente en las caballerizas, se reunió con Rudi, Mann y Adelfbert, comentandoles que habia llevado a Alan a donde se vió el monstruo por última vez, y que juntos habian encontrado unas pistas frescas, compuestas por trozos de pelo y huellas. Alan queria ir aquella misma noche a buscar al monstruo, o como mucho a la mañana siguiente.

Los viajeros tenian varias opciones entre si, ya fuera unirse al jolgorio, preguntar acerca del monstruo, interrogar a los enanos acerca del hacha, participar en alguna de las mesas de juego, o deliberar que era mejor, si ir a buscar al monstruo aquella noche, o mejor divertirse, dormir la mona y buscarlo al dia siguiente.



FDI: La cosa ha cambiado bastante en una hora y media, y ahora la taberna está muchísimo más animada. Adelfbert, ahora tienes un -10 a HP, Agilidad e Inteligencia, asi como a otras tiradas de Consumir Alcohol. Los tres viajeros habeis llegado a vuestro limite de resistencia bebiendo, el resto es cosa vuestra. Además, los tres teneis varias opciones de ocio, que os comento a continuación:

-Partida de cartas a los tres reyes (Se requiere la habilidad de Jugar): Se empieza con un chelin de plata, y se pueden llegar a ganar 20. Diez tiradas de Jugar, quien más pierda se elimina. Se comienza con veinte jugadores, y gana el último con más cartas de rey.

-Dados de la suerte: Se empieza con un penique, y cada partida se puede llegar a ganar 10. Una solta tirada de Suerte (Compuesta por la media de los atributos de Inteligencia, Voluntad, Empatia y Agilidad), quien mas saque, gana.

-Pulsos a navaja: Una tirada enfrentada de Fuerza, quien pierda recibe una herida (en la mesa hay chinchetas). No requiere dinero inicial, pero el ganador se lleva una jarra, pagada por el resto de espectadores.

-¡Apuesta en las peleas!: Se ponen cinco peniques, si gana tu rata (rata negra o rata blanca) o tu hombre (a elegir entre Alan y un palurdo sin dientes), te llevas tus peniques y un adicional, dependiendo de como esten las apuestas. (La rata negra esta a 1:5, la rata blanca a 1:2, Alan a 1:2 y el palurdo a 1:8)

-Bebe y Canta (Requerido Consumir Alcohol o Actuar: Cantar):
Gana dinero haciendo el imbecil, o interpretando una buena canción. Ganarás amigos y risas, o algun moratón al caer de la mesa.

-Dardos: En base a tiradas de Habilidad de Proyectiles, cada participante pone un penique, y el ganador se lleva el bote. Gana el que mas tiradas acierte de diez.

PD: Espero que esta vez si participeis en el hilo los tres jugadores, que ya se que estais todos por aqui xD
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Madreeeee como se había puesto aquello en un momento! – pensaba el campesino cuando entró la turba de revolucionarios. Una sonrisa apareció en el rostro enrojecido del hijo de Streissen y su dedo salió disparado hacia el cielo mientras gritaba – Otra cerveza!

Mannricht se levantó de la silla, no podía estarse quieto. Le gustaban las fiestas, el jaleo, y que diablo! Esta podría ser la última noche en no se sabe cuanto que pudiera disfrutar de esta manera, a partir de mañana las cosas podían cambiar… pero no era el momento de pensar en ello, además… Tuldi, el marinero se acercó y comenzó a contarle planes para reflotar la nave encallada en el Reik.
- Pues si, Tuldi, amigo mío, eso mismo es lo que tienes que hacer – le decía Mannricht con un brazo sobre el hombro del marinero. A estas alturas, Mannricht estaba en la fase de exaltación de la amistad, sonreía y todo el que se le acercara le caía bien, y si lo tenía visto anteriormente, era automáticamente clasificado de “amigo mío” – tienes que sacar a flote de nuevo esa nave, contigo al frente, nada puede fallar, hazte con un buen grupo de marineros, fieles, capaces de seguirte hasta el fin del mundo si fuera necesario! Y cruzarás el Reik arriba y abajo y todos temerán y respetarán la bandera de tu nave, y exclamarán, ahí va el capitán Tuldi, el mejor capitán que jamás cruzó el Reik, nadie se atreve a desafiarle! Nadie se atreve a abordarle! – y con las mismas, se alejó perdiéndose entre la gente sin dejar de repetir – Tuldi es el mejor capitán que jamás navegará el Reik, al tiempo amigos míos, al tiempo!

De refilón llegó a ver como un tipo se encaró con Alan y ambos salieron a la calle.
Eso solo podía significar una cosa. Mannricht salió disparado detrás, estaba achispado, si, a lo mejor, más que achispado, pudiera ser, pero no consentiría que alguien jugara una mala pasada ahí fuera contra Alan, así que salió detrás. Al ver que habían apuestas, sonrió de medio lado mientras arqueaba una ceja… no lo había considerado, pero no era mala idea. De paso que Alan daba un par de clases magistrales, ganaría unas monedas… porque no? Así que Mannricht sacó las monedas pertinentes y pagó la apuesta, quedándose en el lugar atento a que no hubiera ninguna jugarreta en contra de Alan. Realmente no creía que fuera a ocurrir nada, pero por si acaso…

- Dale duro Alan! – gritó Mannricht golpeando con su puño derecho sobre la palma izquierda.
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Nirkhuz
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

El aspirante a caballero estaba ya bastante borracho. No estaba en su punto extremo pero...¡Por Ulric! la cerveza de los enanos pegaba fuerte. Adelfbert no estaba acostumbrado a la bebida de los khazalid, y ya estaba un poco por los suelos. Pero había ido a la taberna a por algo. Se acercó al tabernero y le pregunto, lo más solemne que pudo:

Oiga, amigo...hace unos dias, por los caminos, encontré a un enano muerto que portaba esta hacha .
Adelfbert enseñó el hacha que guardaba entre sus pertenencias. Me preocupó no poder hacer nada por él...así que decidí que intentar saber quien él, y decir donde se encuentra su cadaver. Todos necesitamos un entierro digno...y como apenas se nada de las costumbres de los enanos...mejor avisaros a vosotros. Espero no haber faltado al respeto con esto...

Tras la respuesta del tabernero, Adelfbert no se sentía muy bien....hablar de muerte y entierros, en medio de una borrachera, deprimia mucho. Cuando vio a su camarada Alan salir a pegarse con un tipo, Adelfbert decidió ir. Las cosas podían ponerse tensas, entre borracheras y peleas. Cuando le dijeron que había apuestas, Adelfbert se contuvo. No le gustaba el azar. Los dominios de Ranald le habían jugado malas pasadas hace tiempo, y volver podía ser peligroso. Solo observó. Observó lo que pasaba. Aunque un poco más doblado de lo normal.
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William Tender
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por William Tender »

Rudiger Croop

Rudi no estaba muy acostumbrado a la bebida, pero no era la primera vez (como probablemente no sería la última) que se emborrachaba. Y si cupiera clasificarlo, él era del tipo de borracho hablador.
Hacía rato que Rudi se había puesto filosófico, y llevaba un buen rato sin parar de hablar. No tenía muy claro con quién, puesto que a veces creía estar hablando con el tabernero (que a ratos le ignoraba y a ratos le lanzaba miradas iracundas), pero en otras ocasiones, no lo veía por ninguna parte, y se giraba hacia el parroquiano más cercano para proseguir con sus reflexiones. En más de una ocasión, cualquiera que lo viera podría asegurar que hablaba con su vaso, y en otras, quizá simplemente para sí mismo, con cara de melancolía y la cabeza gacha.
-... algo especial tendrán que echarle, porque esta cerveza ciene un punto distinto... muy rico. Ustedes los enanos sí que saben hacer cerveza, vaya. ...cada vez que lo llamabaaaa... hmmm ésa no me la sé. Esto es muy difícil, yo sólo quería un poco de paz y tranquilidad, y resulta que la gente de la ciudad está peor. - Rudi se giró hacia uno de los hombres que eran echados a patadas a la calle por un grupo de enanos cuando éste parecía a punto de iniciar una pelea, para proseguirla en la calle. -Estará usted de acuerdo conmigo, amigo, en que las cosas ya no son como en los viejos tiempos, la gente de ciudad está loca, las personas decentes mueren en los ríos o los caminos... menos mal que tenemos cerveza ¿Seguro que no me puede decir cómo la hacen?...- Adelfbert se arrancó en ese momento, soltando toda la historia del enano muerto.
- :cry: Es una desgracia, seguro que era un buen tipo... pero una cosa le digo! cuando pueda tenerme en pie, le vamos a ajustar las cuentas a quien haya sido!! :cry: Ya no podrá hacer cerveza dan buena... (Rudi apuró el contenido de su jarra) Y le diré cómo me lo voy a cargar, con puntería!- Rudi se puso de pie. Aunque el licor le soltaba mucho la lengua, todavía tenía lucidez y equilibrio.
-Muchachos, pasadme uno de esos dardos, veréis cómo os desplumo a todos!!

Rudi mostrará sus condolencias al enano, llenándole de lagrimones la barra, se quedará un momento para escuchar si el enano tiene algo que responder, y después se pondrá a jugar a los dardos. Considera que Rudi se ha tomado una copa de más (vamos, que si fallo resistencia, tendré -10 en HP), y que jugará hasta que lleve gastado un chelín como mucho, hasta que le empiecen a echar malas miradas, o hasta que algo interrumpa la partida.
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Y.O.P.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Y.O.P. »

Cässim Hilver

Mi abuelo siempre decía, que alguna vez haría algo grande en la viiiíaa, más el destino nos ha castigao con estos cabronazos

- ...Que-que-que tambié la no tuviera otra cosa que hacer Frau Kusch que pornernos por cima a los pu-pu-putos mensajeros -murmuró entre dientes-, en todavía me oirán y la habremos grande.

Alguna meaja nos soltarán digo yo...A los pies, una meaja, toma Cässim, aquí ties, da las gracias al buen señor...Da la patita tambié...¡No se los lleve la peste!....

Cässim era bajito y negruzco, aunque debía tener bastante menos de los 20. llevaba un jubón con los botones cosidos ( bueno, los que le quedaban), y la librea de la Condesa en sucio azul. No, definitivamente no era gran cosa, y encima no tenía cara de ser muy espabilado. También tenía un pié algo torcido; una vez, había rodado por un desmonte, le dolió mucho, anduvo cojeando algún tiempo.
Venía de limpiar los caballos y desmontar las sillas, limpiar las armas y los avíos, y a todo esto se dió cuenta, que las botas llevaba, llenas de mierda de caballo, pero hizo como si nada.
A poco que contara a sus camaradas todo lo que había acontecido hasta ahora, vió que Alan entraba al trapo y estallaba la pelea y tuvo a bien salir afuera a ver que podía aportar a la cosa...Y entonces se le ocurrió la idea:

- Mirai, mirai -ladró con picardía a sus camaradas borrachos, como salido de la nada-, ya empezó la zurra a puño cerrao. Dos a uno las pago si el palurdo calienta al caballero, ¿a quien le hace?.

Fuera, en la oscuridad del callejón y sin tartamudear, el muchacho era la viva imagen del fantasma apostador de Loningbruck.

FDI: Evidentemente, apuesto en la pelea :P
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
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Jacques el arcabucero
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Mientras animaba a Alan, observó al joven que había aparecido junto al sargento, ahí estaba participando de las apuestas y no hacía ni tres minutos que acababa de contarles que habían encontrado alguna pista sobre la bestia de la que le habló el barbado Adelfbert. Unas pistas frescas, compuestas por trozos de pelo y huellas. Alan quería ir aquella misma noche a buscar al monstruo, o como mucho a la mañana siguiente, no estaba mal la idea… claro que el campesino preferiría beberse un par de cervezas más.
Mannricht no sabía cuando tendría otra oportunidad de beber con tranquilidad, pero así era Alan, un tipo directo, si algo se le ponía entre ceja y ceja, debía hacerse al momento. Y al momento, quería decir ya!

Bueno… no creía el campesino que Alan tuviera muchos problemas con el mostrenco al que iba a sacudir, así que en un par de minutos podrían ponerse en camino si finalmente se decidieran por ello.
Lo que le extrañó fue que el barbado Adelfbert no hiciera más preguntas… debía ser esa cerveza enana. Entumece el cerebro de verdad, vaya que si! Mannricht frunció el ceño y observó lo que quedaba en su jarra. Apenas cinco o seis sorbos… dio la vuelta a la jarra y vertió su contenido a tierra. Algo le decía que la noche no iba a acabar tan bien como empezó, mejor dejar de beber…

- Eh, muchacho! – Mannricht silbó al chico enclenque de pelo castaño y ojos negros que les vino con la historia de las pruebas sobre la bestia. Se acercó a él pasando entre la gente que se agolpaba alrededor de Alan y el mostrenco desdentado que estaba a punto de recibir la de Sigmar – Soy Mannricht, hijo de Streissen – extendió su mano ofreciendo un apretón - y dime… en cuanto a todo eso que dijiste de la bestia… crees que si nos demoramos en partir perderíamos su rastro?
Ese de ahí que sostiene un hacha y habla con el tabernero perdió un amigo asesinado por esa criatura, habría que ponerle al tanto, seguro que le interesa esta historia – dice señalando a Adelfbert.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Y.O.P. »

Cässim Hilver

Cässim no estaba acostumbrado a que lo trataran con tanta efusividad, de manera que cuando estrecharon su mano, lo primero que se preguntó es si aquel hombre tendría dinero, y acto seguido,
cuanto podría levantarle; y como su abuelo siempre solía decir, <<con panoja las mozas son más hermosas>>, así que le devolvió el saludó, con fervor casi <<paterótico>>:

- Cä-Cässim Hilver a vuestro se-servicio, herr ritter, aunque por aquí todos me llaman Cascarilla- El muchacho sorbió los mocos y carraspeó-. Va-vayamos los tres, a sentarnos al fuego pues, a-aquí fuera, hace frío y se-se hace tarde, y co-corren tiempos poco seguros, su señoría. Os contaré lo que sé...

¡Jiiiiii!, fácil es platicar, pero vas listo si piensas que voy yo a salir, el culo al aire por entre las piedras, a clavarme a tu comegentes y a afanarme de grátis. Aquí va a tocar soltar muchos yerros por ca cosa, ya verás, ya...

FDI: Oki, estoy esperando a ver que me dice y cómo actúa Mannricht para no doblepostear, y ya recibí instrucciones de saratai, a ver que os cuento sobre el tema ^^
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Mannricht – dijo el campesino alzando la mano ante el muchacho – sólo Mannricht. Nada de su señoría. Señoría es para esos que llevan esas cosas en el cuello que son como muchos ochos enlazados, o esos otros que llevan esas pelucas altas y ridículas – el campesino hace los gestos adecuados mientras dice eso - He conocido muchos estirados chupatintas a los que les pegaba mucho eso de su señoría, incluso les gustaba que se lo dijeran, si hombre, estoy seguro que se les ponía morcillona con esa mierda del señoría… pero yo soy Mannricht, solo eso. Y ahora, vamos a hablar con Adelfbert, seguro que le interesa mucho tu historia. ¿Quieres un trago?

Mientras vuelven a entrar en el local, Mannricht mira hacia atrás a ver como se desarrolla la pelea, no duda de la capacidad de Alan, será pan comido. Al entrar en el local busca con la mirada a su amigo Rudi, lo perdió de vista cuando se levantó a por la segunda cerveza. ¿Dónde diablo estará…?

Finalmente llegan a la altura del barbado Adelfbert que sigue conversando con el tabernero sosteniendo una hacha de aspecto formidable sobre la barra.

Mannricht carraspea con un dedo sobre los labios y gesto grave tras Adelfbert, esperando que sea él quien acabe la conversación con el tabernero y poder presentarle al muchacho portador de noticias que seguro que agradecerá.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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21 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

La taberna habia cobrado tanto ajetreo que hacia dudar que los debiles muros aguantaran toda la noche. La fiesta se prolongó durante horas, hasta que los revolucionarios fueron poniendose melancólicos. A la mañana siguiente, partirian bajo las órdenes de Alex Pillher hacia la capital, pasando por todas las aldeas posibles en las que reclutar hombres y medios. y bien podrian encontrarse alguna columna enemiga por el camino. No lo sabian, pero habian dos grandes ejercitos marchando por la provincia al mando de Jobb Alptraum, con las ordenes de aniquilar cualquier fuerza, por pequeña que fuera, de gente armada que pudiera poner en peligro el status quo establecido.

Mannricht tomó otra jarra de cerveza, pero para asombro de todos los presentes siguió, aunque feliz, consciente de si mismo. Más de un hombre habria caido ante tal ingente cantidad de alcohol, pero el hijo de Streissen era un campesino duro de pelar. Junto a Tuldi, se dirigió a donde Alan y el paleto tandernés se repartian manteca y puños. Alan le encajó al granjero un directo con la zurda en toda la cara, haciendo retroceder al patán. Éste intentó golpearle con un ganchó horizontal, pero trastabilló y perdió el equilibrio el tiempo justo para que el rubicundo caballero lanzara una patada, que afortunadamente para el granjero dió en el aire. En ese instante el campesino intentó agarrar a Alan, pero este se zafó, y agarrandole de la cara golpeó con dureza con la rodilla el costado del paleto.

Dos a cero para Alan, pero el combate seguiria. Fue entonces cuando Cässim entró al trapo, apostando como un loco y entablando amistad con Mannricht, aquel rojizo hombretón tan simpático. A cada golpe del caballero, la muchedumbre reia y gritaba, excepto los amigos más cercanos del paleto, que se carcajeaban a mandibula batiente. Fue entonces cuando el desdentado caballero reventó los molares del tipo con un poderoso gancho diagonal, rápido y certero, y éste dió por terminada la pelea. Al no haber habido mala saña, ambos se fundieron en un abrazo, y tomaron una cerveza juntos, mientras el resto se repartia las ganancias. Cässim y Mannricht habian hecho un buen negocio, y fueron a la barra a celebrarlo.

Alli se encontraban Rudiger, Adelfbert y el cansado posadero, el cual tenia que soportar los llantos del primero y las incongruencias del otro. Sin embargo, cuando el enano vió el hacha en las manos de aquel humano borracho, se avalanzó sobre ella como una rata.

Posadero enano de Loningbruck

-Este hacha pertenece a un hombre que ha perdido su vida hace tiempo. Solo los que ya no tienen nada por lo que vivir esgrimen armas con este simbolo. Damela-
esta ultima palabra no fue acompañada de interrogación, cuando el enano, literalmente, se la quito de las manos a Adelfbert -, que yo le daré el descanso que merece. Es una falta de respeto tomar las pertenencias de un muerto, pero los ubris nunca habeis tenido respeto por nada que no seais vosotros mismos. Yo mismo iré a buscar a ese hombre, y quemaré el arma con su cuerpo para que Grungi le tenga a su disposición.

Adelfbert ya no tenia el arma con él, y ya fuera porque el avaricioso posadero fuera a vender la brillante herramienta o porque de verdad estuviera molesto, no volvió a dirigirse al ebrio y viejo escudero. Rudi, llorando desconsolado, huyó a la zona donde se jugaba a los dardos para alejar tales malos pensamientos ganandole un dinero a aquellos paletos humanos. Participarian tres de ellos, hasta el mejor de diez tiradas. Rudi tomó los dardos, y como una estrella del tiro acertó la mitad de los proyectiles en la diana, a diez pasos. El segundo participante, asombrado, intentó igualarle sin éxito, consiguiendo tan solo tres aciertos. El tercero, en cambio, a pesar de lo borracho que estaba, demostró una habilidad impresionante acertando cinco veces. Al estar igualados, tuvieron que desempatar, tirando hasta que uno de los dos fallara. Rudi acertó el primero clavandolo justo en el centro. El flaco tirador se preparó, pero la presión pudo con él y erró por mucho su lanzada, ganando el pequeño Rudi el concurso.

Muchas miradas se lanzaron contra el halfling, pero sabiendo todos que iba con el gigantón pistolero de Streissen y con el feo caballero Alan, nadie se puso a recriminarles nada. Uno de los granjeros se puso a cantar alegre, horribles canciones tipicas de su localidad:

¡Que polvo tiene el camino
que polvo la carretera
que polvo tiene el molino
y que polvo la molinera!

En tu puerta me cagué
pensando que me querías
ahora que no me quieres
dame la mierda que es mía

¡Que polvo tiene el camino
que polvo la carretera
que polvo tiene el molino
y que polvo la molinera!



22 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Loningbruck.

Ya era madrugada pasada cuando los revolucionarios fueron a dormir en las camas que la Condesa habia habilitado para ellas. A partir de ahora, la fiesta habia acabado y la mayoria se marchaban, despidiendose efusivos de Mannricht y de sus compañeros. El posadero no tardaria en cerrar la posada, pero dejaria habitaciones para que durmieran ellos, asi como un establo para que guardasen las monturas. Alan decidió que era muy tarde para ir a buscar al monstruo, y que seria mejor esperar a la mañana siguiente, hacer el trabajo y marchar hacia la capital después. Mientras tanto, Cässim habló con el resto, y todos charlaron un poco antes de marchar a cama.


FDI: Habeis jugado muy bien, y mucho que me he reido con los post de Yop y Jacques, jejeje. Rudi, has ganado dos chelines de plata, que no esta nada mal. Cässim y Mann, vosotros habeis ganado ambos un chelin de plata. Todos perdereis 20 peniques esa noche, pero aun asi sale bastante barato el alojamiento y la comida.

Ahora teneis tiempo para hablar entre vosotros. Cuando termineis, actualizaré y dara comienzo la caza del engendro.

Por cierto Yop, te he borrado un mensaje por no llevar nada, pero por lo demás genial, un gran comienzo!
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Y.O.P.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Y.O.P. »

Cässim Hilver

Demonios, ya era hora. Sentado a la mesa, Cässim apuraba la jarra de cerveza como si la vida le fuera en ello.

- Como iba di-diciendo a su señori...herr Mannrich, abuelete de las bar-barbas -dijo refiriéndose a herr Adelfbert -,hablando en pla-plata, amos, que no sé que carajo de as-aspecto tiene ese, el tal Comegentes, como por aquí le llaman - Aun a media voz, era evidente que la nuez le temblaba cuando hablaba del tema-. Si hubiera Comegentes, que no digo que lo ha-halla, a-allá abajo, en unas hazas cerca de un cla-claro, halláramos un perro, y maque fuera por los restos que quedaran del, hubiera de tener dientes el Comegentes ese, puntiagudos como cu-cuchillas y una boca tal que así - Cascarilla abrío los brazos ampliamente-. Y luego que digo yo, que en todavía hubiera ser, quel Comegentes no existiera, ¿no será que quieran que os ca-caguéis patas abajo, pecheros?, ¿acaso los vi-vio alguien?...Me da a mí, que si digo que el Comengentes es la muerte y que y contra él na-nada puede nuestro brazo, más pronto iríais hasta el, ¿verdad?, ¡pos muy temerários váis!. Mi-mire su señorí...herr Mannrich, que salir con estas oscuridades a buscarlo, es cosa de no regir bien, y mi-mire su se-se...Mannrich, que como de-decía mi abuelo, (en paz descanse), es verdad melancólica, que-que incluso los grandes hombres tienen sus parientes po-pobres.

Y esto último lo dijo enseñando los dientes y mostrando la jarra que se le había quedado vacía.
- Un verdadero guerrero nunca teme al desafío de una batalla. Pero siempre recuerda que no puedes escapar a tu destino.
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Nirkhuz
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

Tras la extraña (aunque, al parecer, culturalmente justificada) mala leche del tabernero enano, y la pelea de herr Alan, Adelfbert fué a hablar con Mannricht y ese chico nuevo...Cässim. Hablaban del Comecabras. Aunque aquí lo llamaban Comegente....interesante...En el otro lugar, lo llamaban Comecabras por qué...bueno, había comido cabras. ¿Y aquí Comegente? Um....

Ese Co-co-comegente si que tiene una pinta terrible, sí sí sí... Aunque a Adelfbert se le estaba pasando la borrachera,la cerveza enana aún le pegaba fuerte. Aunque parece ser el Comecabras que seguiamos más al sur, antes de encontrarte a tí y a esos revolucionarios... dijo adelfbert señalando a Mannricht. No vi a ese ser, pero los daños que causo se parece mucho a los que tu describes. Mordiscos afilados, como cuchillas. Pero también ví su fuerza. Espantosa. Podía romper todos los huesos de una cabra. Es terrible. Terrible. Por eso debemos matarlo. Acabar con él. Ese monstruo acabó con mi amigo Hans... No suelo ser vengativo pero... con ese monstruo...sangre con sangre. Adelfbert se llevó la mano al cinto de la espada, pero no la desenvainó. Solo quería demostrar que claramente no le tenía miedo a la muerte. Al menos no en ese momento.
Con D de Dados: Rol, wargames y demás chorradas.
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