Mannricht III: ¡Revolución!

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Saratai
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Saratai »

22 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Bosques de Loningbruck.

Tras ver la señal de los pájaros huyendo, el grupo decidió ponerse en marcha, a excepción de Rudiger, que quedó tomando un trozo de tarta que habia guardado del festin en las cocinas de la condesa. Sin embargo, ante la idea de quedarse solo, acabo acompañando a Alan y a Cässim aunque siempre en la retaguardia. Estos decidieron llevar con ellos los caballos, para no dejarlos desprotegidos. Adelfbert iba al frente, cargado en sed de vengaza para acabar con el ser que, según el creia, habia matado a su amigo y maestro, al gran Hans. A su lado, Mannricht avanzaba con cuidado, lista la pistola para disparar a quemarropa a cualquier objetivo sospechoso.

Entre tanto, Cässim y Alan repeinaban el terreno por segunda vez. Ninguno de los dos estaba lo suficientemente motivado como para ir en primera linea, y se dedicaron a observar la osera, encontrando pieles de ciervo y cornamentas, todas apiladas. Desgraciadamente para ambos, el ser que hubiera guardado aquellos restos no tenia especial predilección por el oro, por lo que tras un rato de infructuosa busqueda abandonaron la tarea y junto a Rudi y las monturas, siguieron a Adelfbert y Mannricht.

Miller, recompuesto del susto provocado por el ciervo, dejó pasar la oportunidad de averiguar que habia espantado a los pájaros y se dirigió en silencio y ocultandose, preparadas las armas, a encontrarse con el grupo de hombres que avanzaba. Sin embargo, aunque se camufló a la perfección entre los árboles, no pudo evitar romper alguna rama que otra, advirtiendo al atento Mannricht, que apuntó en su dirección con su arma cargada.

Gracias a los dioses, el ojo del campesino era agudo, y pudo ver el sombrero de Miller entre un robledal, detectandolo de inmediato. Asi mismo, Miller se percató de la presencia de Mannricht, al que hayó muy distinto a la última vez que se encontraron. El rojizo granjero habia cambiado su uniforme por una comoda camisa de granja, su cuerpo habia crecio creando la curva de la felicidad, gracias a los buenos tratos de su esposa, y alguna arruga iba asomando ya entre el flequillo peinado hacia delante y las cejas pobladas. Mannricht recordó al demente stirlandés que habia estado a punto de comenzar una pelea con él, años atrás, cuando Alan aun era su sargento. Un reencuentro extraño, sin duda.

Mientras tanto, el propio Alan y Cässim llegaron al encuentro, donde Mannricht y Adelfbert se habian topado con el extraño stirlandés.

Alan Friedsgoth

-Que los dioses me aspen si tu eres aquel tipo de Averheim del caso de Eva Fahen...


Lo útlimo que esperaba hallar Adelfbert alli era a un hombre herido y extrafalario, escondiendose entre los árboles. Sin embargo, parecia que su compañero de viaje Alan tenia más de un conocido por la provincia, y que no se trataba de un bandido. Cässim también encontró extraña la presencia de un extranjero en ''su'' bosque, sintiendo por naturaleza un rechazo innato a quien tenia un acento que no fuera estrictamente averlandés, pero tambien se percató rápidamente que aquel tipo era conocido de Mannricht y Alan.



Lo que no sabia el grupo, absorto en aquella espontanea aparición, era el peligro que rondaba por el bosque, muy atento, a cada uno de sus movimientos. Habia llegado la hora de comer...


FDI: Mannricht, sacas un 12 y encuentras sin problemas a Miller. El resto no le habriais encontrado ni queriendo, pues han salido varias tiradas malas de percepción. Miller, tu habilidad para moverte en silencio ha empeorado bastante, sacando un 78 en Movimiento Silencioso y un 44 en Esconderte. Hay que mejorar esa agilidad : P.
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Nirkhuz
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Adelfbert

Tras ver como Mannricht salia corriendo, Adelfbert no se quedó atrás. Parecía que la edad no pesaba sobre el escudero, quien, maza en mano, corria junto con el campesino a gran velocidad. El bosque era cada vez más frondoso, y no se pararon hasta que, de repente, Mannricht vió algo...o mejor, a alguien. Un tipo extraño, con una daga en la mano y un sombrero extraño (al menos para el escudero) estaba agazapado, y al parecer, herido. Adelfbert lo miró con desconfianza hasta que llegó Alan.

Alan Friedsgoth

-Que los dioses me aspen si tu eres aquel tipo de Averheim del caso de Eva Fahen...


Alan, ¿conoces a este tipo? Ante la respuesta afirmativa de su futuro camarada (si Shallya así lo queria), Adelfbert tomó una actitud mucho más tranquila, pero no relajada. Como no le conocía, pasó a presentarle sus respetos Buenas amigo, mi nombre es Adelfbert. Pero el escudero no dijo más.

De repente empezó a pensar que habían pasado muchos acontecimientos fortuitos de repente. ¿Encontrar la osera maldita, oir ruidos, y encontrar a un conocido de dos de sus acompañantes? O el Destino tenía un sentido del humor extraño, o ahí pasaba algo. Adelfbert se preparó para lo que fuera. Después de todo, era él quien había oido algo en el bosque. ¿Sería el tipo del suelo? No, los ruidos de este tipo (algunas ramitas rotas) no se podrían haber oido desde la osera. Adelfbert no es que fuera el tipo con el mejor oido de Averland, así que si el conocido de Alan y Manrricht hubiera sido el causante del ruido, tendría que haber hecho algo como caerse o resbalar. Y ese tipo siniestro no tenía pinta de patoso. La paranoia de que ahí habia algo aun le rondaba por la cabeza. El viejo escudero preparó su escudo cerca del cuerpo. Sí, eso le daba seguridad.

FDI: Me acerco a Miller para hablar con él y tal, pero al tener ese extraño sentimiento de burla de Destino, y después de una deducción llevada a cabo por el miedo y la paranoia (los mejores amigos del aventurero) me pego el escudo al cuerpo y me preparo para lo que sea. Estoy seguro que que he odio algo, pero los ruidos causados por el tipo del suelo no han sido lo suficiente fuertes comopara oirlos desde la osera...¿o sí? Es decir, preparo una acción por si acaso, y empiezo a buscar, algo frenetico, eso sí, algo por los alrededores.
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Al ver asomar entre la vegetación una ala ancha de un sombrero, Mannricht descartó enseguida que hubiera un oso debajo.

Su carrera, más similar a una carga que a un trote, junto al barbado Adelfbert, fue perdiendo ímpetu hasta detenerse por completo y esperar a que el propietario del sombrero de ala ancha se mostrara. Enseguida llegó Alan dispuesto al combate, igual que Adelfbert, pero no hubo combate.

Cuando el tipo asomó, el primero en hablar fue Alan.
-Que los dioses me aspen si tu eres aquel tipo de Averheim del caso de Eva Fahen...

- Alan, ¿conoces a este tipo? – preguntó Adelfbert, que ante la respuesta afirmativa tomó una actitud mucho más tranquila, pero no relajada. - Buenas amigo, mi nombre es Adelfbert.

Las cejas de Mannricht casi tocaban su flequillo ante la sorpresa inicial. ¿Que diantre hacía un tipo escondido entre los arbustos de este bosque? Al oír a Alan, las cejas se situaron en el término medio. Al tiempo que Mannricht repasaba mentalmente las palabras del sargento tratando de ubicar al recién llegado. El caso de Eva Fahen… Mannricht estuvo en esa investigación… pero ¿en que momento se encontró con este tipo de la cicatriz en la mejilla?
La respuesta llegó al instante.
Las cejas de Mannricht se fruncieron e inconscientemente se llevó la mano izquierda al centro del pecho, rascándose un picor que realmente no existía, mas que como un eco del recuerdo.

- Tenías que aparecer aquí y ahora! Si hombre! – media sonrisa socarrona aparece en el rostro enrojecido del campesino - para añadir más dramatismo al momento, no? Precisamente tu! La última vez que nos vimos llegaste con un montón de historias tremendas de… vampiros! Oh, si, lo recuerdo. Los vampiros estaban detrás de todo, claro. Bueno… ¿como fue la cosa? ¿Encontraste muchos de ellos? – la espiga de trigo da círculos completos sujeta entre la dentadura de Mannricht que asomaba en una amplia sonrisa.
- Y ahora seguro que estás aquí buscando al “masticahombres” o como le llamen. Eres un autentico cazador de Mitos, eh? Bueno… - Mannricht guarda la pistola cruzándola bajo la hebilla del cinturón, junto a la otra pistola – en todo caso, me alegro de que estés por aquí. Al parecer hay algo por los alrededores. Algo que pone muy nervioso a mis amigos, pero no a las monturas. Fíjate… están tranquilas como si fuesen a ser cepilladas, y si hubiera por aquí algún tipo de bestia salvaje, se pondrían nerviosas. Un caballo es tu mejor compañero en el camino, no solo te lleva, hace compañía y ayuda con la carga, muchas veces es capaz de sentir un peligro antes que nadie, “Negranoche” me ha sacado de esta manera de algún problema. En fin… la otra vez creo que no llegué a presentarme: soy Mannricht, hijo de Streissen – el campesino extiende la mano presto al apretón.

Todavía recuerdo la seguidilla de golpecitos en el pecho que le diste a Mannricht con el dedo mientras le sermoneabas. Jajaja! :wink:
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Van Hoffman
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Franz Miller

El stirlandés se fundió perfectamente con el entorno. Era como una sombra, una parte más del bosque, completamente invisible. Se movió un poco para aproximarse cuando... "creck" ¡Maldita rama!, pensó Miller. Pero ya era tarde, le habían pillado. Justo se irguió que dio de bruces con una sorpresa.

Ahí estaban el sargento Friedsgoth y el patrullero de hacía cinco años. Miller no pudo evitar sonreir aliviado cuando Alan le preguntó si su memoria no le estaba jugando una mala pasada. Al instante, el hombre mayor barbudo se presentó como Adelfbert. Y luego, el patrullero dio rienda suelta a su sorpresa.

- Tenías que aparecer aquí y ahora! Si hombre! Para añadir más dramatismo al momento, no? Precisamente tu! - Miller no pudo evitar sonreir a eso - La última vez que nos vimos llegaste con un montón de historias tremendas de… vampiros! Oh, si, lo recuerdo. Los vampiros estaban detrás de todo, claro. Bueno… ¿como fue la cosa? ¿Encontraste muchos de ellos?

- Bueno, pues ahora que lo dices, la verdad es que... - pero Miller no pudo seguir hablando, ya que Mannricht no le dio tiempo de responder.

- Y ahora seguro que estás aquí buscando al “masticahombres” o como le llamen. Eres un autentico cazador de Mitos, eh? Bueno… en todo caso, me alegro de que estés por aquí. Al parecer hay algo por los alrededores. Algo que pone muy nervioso a mis amigos, pero no a las monturas. Fíjate… están tranquilas como si fuesen a ser cepilladas, y si hubiera por aquí algún tipo de bestia salvaje, se pondrían nerviosas. Un caballo es tu mejor compañero en el camino, no solo te lleva, hace compañía y ayuda con la carga, muchas veces es capaz de sentir un peligro antes que nadie, “Negranoche” me ha sacado de esta manera de algún problema. En fin… la otra vez creo que no llegué a presentarme: soy Mannricht, hijo de Streissen

Miller estrechó la mano del tostado campesino con una ancha sonrisa. Después de todas las desgracias que había pasado en los últimos días, por fin podía sentirse minimamente contento. El reencuentro con Alan y con Mannricht le trajo a la mente recuerdos que, a toro pasado, le hacían sonreir.

- Es un placer volver a encontraros, sargento Friedsgoth. Y es un placer conocerte por fin, Mannricht. - Miller miró entonces al resto de los presentes - Para aquellos que no me conozcan, soy Franz Miller, stirlandés y cazador de monstruos. - El cazavampiros miró entonces a Alan - Sargento, os he estado siguiendo desde Loningbruck porque he sabido que ibais en busca de una criatura y pensé que quizá necesitariais una ayudita. Bueno, eso y que sois los únicos que conozco en leguas a la redonda... Salvo el bueno de Franz, que me dijo que me avisó de vuestra presencia. Que menuda se ha liado, por cierto, con el tal Saford ese... y pensar que una vez casi le hago el trabajo sucio... Por cierto, no quisiera parecer un mendigo, pero hace varios dias perdí todas mis armas y ahora no tengo más que una reliquia y un lazo. ¿No os sobrará una espada o una ballesta, no?

Miller se rascó la nuca despreocupado, a la espera de que le prestasen un arma y de que Alan le explicase la situación.
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Y.O.P.
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Cässim

-De-debieramos correr-, el cascarilla murmuró inseguro-. No está bi-bien esto de pararse a-ahora en-en el camino.
Curioso consejo eso de correr, más aún, viniendo de un cojo.
- En-en este bosque todos somos ca-cazadores, to-todos animales también, que bien lo de-decía mi abuelo y-y aún, el Co-comegentes anda suelto. Así que las prep-resentaciones mejor de-dejarlas pa luego.
Fuera cual fuera la presa que buscaban, era lo suficientemente lista para no mantenerse a la vista en ese preciso momento, pero el Cascarilla sentía aún esa punzada dolorosa de mala espina, que es a veces el miedo y que le decía que el Comengentes no debía andar muy lejos.

FDI: yo sigo alerta mientras el resto va a su bolo, que no quiero que me pillen a calzón quitado, así q haré las tiradas que sean necesárias por si las emboscadas :P
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Jacques el arcabucero
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Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Una espada dices...? pues no. Lo único que tengo por partida doble es esto - Mannricht saca las dos pistolas a la vez y con el mismo gesto, las agarra por los cañones dejando la empuñadura de ambas libres ante Miller - ¿sabes manejarlas? si no te sirven... puedo darte mi daga.

Mientras se decide o no, y tras las palabras de Cässim, el campesino vuelve a hablar.

- Y bien Miller. ¿Que se supone que vamos a encontrarnos aquí? El cascarilla - señala a Cässim con un gesto rápido de cabeza - asegura que es una criatura horrible... Que puedes decirnos? Si un cazador de monstruos como tu ha venido hasta aquí a por ella... seguro que sabe más que nosotros.

Si quiere una arma, le dejaré la de motivos marinos, si no sabe usar/no quiere ninguna, volveré a guardar ambas pistolas bajo el cinturón. Si quiere la daga, se la daré.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Van Hoffman »

Franz Miller

Miller miró con tristeza la pistola.

- Gracias Mannricht, pero no sabría como usar eso. Y daga ya tengo una, lo que necesito es algo más largo -era curioso que el stirlandés pidiese una espada, cuando era para todos evidente que áun conservaba una, de una hermosa manufactura, con formas de lechuza y rosa en el pomo y la cruceta- En cuanto a lo del monstruo que decís buscar... lo cierto es que no tengo ni puñetera idea de lo que es. De hecho, me acabo de enterar de su existencia hace un par de horas escasas.

Miller miró a Alan esperando su respuesta.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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22 de Destilario (Brauzeit) de 2527. Bosques de Loningbruck.

Alan Friedsgoth

El rubicundo caballero miró al cazavampiros un rato largo, con gesto serio, hasta que acabó sonriendo ante la actitud del stirlandés.

-Miller, hace años que no nos ves, y lo primero que se te ocurre es venir aqui, sabiendo lo peligroso que es este sitio, herido como estás y encima pides una espada, teniendo una ahi mismo... Estás como una chota, stirlandés.


Acto seguido, se dirigió a los caballos, y de las alforjas sacó una barra de hierro macizo. No era un arma bonita, pero parecia efectiva y barata, y se la lanzó al demente viajero. Mannricht guardó con rapidez las dos pistolas en sus cintos, mientras la casaca del capitán de barco le holgaba por el aire que corria entre los verdes ramales. Enfrente de ellos dos, Miller tomaba la rudimentaria arma, y la colocaba junto al lazo y la daga, algo más protegido. En un bolsillo de la chaqueta, el frasco del curandero se movia al tintineo de la brisa que arreciaba. Cässim y Rudiger, al resguardo entre las monturas, también notaron el fuerte viento que soplaba, levantando hojas del suelo y haciendo aullar a los árboles que, como serpientes de madera, movian sus apendices al compás del aire.

Sólo uno de los hombres sintió un escalofrio atroz, erizandose el vello de su nuca, al notar una sombra moverse entre unos árboles. Solo Adelfbert.

Nadie habia escuchado nada, pues el viento habia creado suficiente ruido para tapar cualquier sonido, y Mannricht y Alan habian estado hablando con miller, mirandose entre ellos y pendientes de las palabras de sus interlocutores. Cässim y Rudiger, preocuapdos por su seguridad, se encontraban entre los caballos, a buen resguardo. Pero Adelfbert no estaba interesado en hablar o resguardarse, y se habia desplazado algo más lejos del grupo, viendo una sombra negra desplazarse a rápidos saltos de una parte a otra, a una velocidad pasmosa. Ahora no tenia duda alguna, habia visto algo, algo grande entre aquel maldito laberinto de árboles. Algo oscuro, algo del tamaño de un caballo, a varios metros de distancia, solo unas decimas de segundo.

¿Era su imaginación, que le jugaba malas pasadas? ¿Estaba senil, ya a su edad, después de haber visto tanto mundo? ¿La ceguera, propia de la edad, se comenzaba a manifestar en sus ojos?

Fuera como fuera, Adelfbert no tenia duda de que algo habia estado en dirección Sureste, a unos cincuenta metros, entre varias decenas de robustos robles. En esta ocasión Mannricht no se habia percatado, pero en cambio Alan miró al viejo barbudo antes de que este dijera palabra alguna, preguntandole. No dijo nada de haber visto ninguna sombra, pero el viejo vió en sus ojos miedo. Tal vez él también creia haber visto a aquel indescriptilbe ser, propio de la pesadilla de un demente, pero su cerebro no habia asimilado una visión tal.

-¿Pasa algo, Adelfbert?
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Mensaje por Nirkhuz »

Adelfbert

El tipo nuevo ese, Miller, estba pidiendo un arma. Si Adlefbert le estuviera prestando atención, le abría ofrecido la pica de jinete, aunque era una idea bastate estupida....¿Como usaria la pica de jinete a pie?. Pero Adelfbert no le prestaba atención. Si hubiera estado al tanto de la situación, se habría enterado de la conversación y de los balbuceos temerosos de Cässim. Pero no lo estaba. Podría haberse enterado del intercambio de armas, o lo que fuera que estaban haciedo ahí detrás. Pero toda su atención se centró en sus sentidos. Un extrañísimo escalofrío recorrió el espinazo del viejo averlandés. El pelo de su nuca se erizó, sus musculos se tensaron, su boca se seco. Ahí delante había algo. Algo jodidamente rapido.

Al parecer fué solo Adelfbert el que se enteró de la presencia. Pero sus pensamientos eran rapidos e inconexos presa del miedo atroz que le envolvió de repente. Ahí había algo. Algo del tamaño de un caballo, que a saltos se movía con una velocidad pasmosa, más rápido que una flecha. Escondiencose entre los arboles, entre los...¿eran robles? No importaba. Algo se movía, Adelfbert se habría jugado su vida. Y no tenía pinta de ser un animal normal y corriente. Solo unas palabras le sacaron de su enajenación.

-¿Pasa algo, Adelfbert?

Pronto se dió cuenta de que eran las palabras de Alan. Adelfbert no sabía que decir, pero su mirada de miedo lo dijo todo. Alan también tenia esa mirada. Incluso algún temblor se escapaba del cuerpo del veterano caballero. ¿O eran los ojos de Adelfbert, que le jugaban malas pasadas? Se ensalivó un poco la boca, la cual tenia seca como un desierto, y se atrevió a hablar, con balbuceos rapidos pero con sentido.

Alan, chicos, ahi hay algo.
Dijo señalando con su maza al robledal que se situaba al Sureste. Algo que se mueve muy rápido... Siguió señalando al robledal. Lo juro. Lo juro por todos los dioses, malignos y benignos, viejos y nuevos. AHÍ HAY ALGO. Pero su mente, en un acto de logica, impulsada por el miedo, o el afán de supervivencia, le hizo pronunciar unas palabras. O quizás se ha movido...pero está cerca.

El miedo en la mirada de Adelfbert era terrible, pero una fuerte determinación surgió de él. ¿Qué podía perder, en esta batalla? ¿Su vida? Tras la muerte de Hans, de su último amigo, nada podía perder. Nadie le quedaba en este mundo. Nadie que llorara su perdida. Lo unico a lo que podía aspirar era a entrar en la Orden del Oso Negro. Y en ella no debía mostrar miedo. Pero era tan dificil...

Con un ultimo susurro, el escudero dijo la frase que cazadores, montaraces y rastreadores habían dicho durante siglos, no, durante epocas, para protegerse mutuamente.

Manteneos cerca.


FDI: Joder, pobre Adelfbert, parece que se le está yendo la pinza de mala manera. En el plano jueguil, sigo reteniendo esa bonita acción, por si acaso. Y, claro está, me pegó un poco más al grupo, o que ellos vengan a mí...no me mola ir por ahí relativamente solo, siendo el blanco fácil.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

Algo debía ir mal. O puede que muy mal.
El barbado Adelfbert no parecía de esos tipos que se amedrentaran por cualquier cosa, sin embargo, cuando el bueno de Alan le preguntó si sucedía algo, sus palabras sonaron como las de un niño que pide a sus padres si puede ir a dormir con ellos durante una noche de tormenta.
Era miedo acaso?

Mannricht se movió dando la espalda a Miller y frunció el ceño mirando hacia donde miraba Adelfbert, su mano derecha, se colocó sobre la empuñadura de la pistola.

- Manteneos cerca - sentenció Adelfbert.
- Descuida amigo, vas a tener que pedirme que me aleje – le contestó el campesino, que acto seguido se volvió a mirar a “Negranoche” – Que raro… - pensó Mannricht.

Su chica, la del ojo negro, volvió a salir de su lugar de descanso tras la hebilla y a media altura la mantuvo Mannricht muy atento al frente, mientras llegaba a la altura del escudero.

- Y ahora dime… que te pone tan nervioso, Adelfbert? – susurraba Mannricht - Por lo que veo, no crees que aquellos ruidos que escuchamos nada mas llegar aquí fueran producidos por Miller, verdad? Sigues pensando que hay algo más…
Eh! Rudi, Cässim, alguna novedad ahí atrás?


Mannricht hablaba en voz baja, pero no apartaba la mirada del frente, donde miraba Adelfbert, la del ojo negro mirando donde miraba el campesino. Mentalmente evaluaba el terreno, pensaba como sería moverse a caballo en combate por aquí, y el resultado de estos pensamientos no pareció muy prometedor.

La espiga de trigo apenas se movía asomando de entre los labios de Mannricht, la musculatura de la mandíbula del campesino se movía mientras apretaba las muelas en un gesto de preocupación.

- Por el tridente de Manann que vas a conseguir ponerme nervioso Adelfbert!
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Van Hoffman »

Franz Miller

El curtido stirlandés cogió al vuelo la barra metálica que le lanzó Alan. Tras comprobar su dureza dando leves golpecitos en la palma de su mano, Miller se colgó la barra del cinturón, junto a la daga y al lazo.

- Gracias sargento. Me será de gran utilidad, y la prefiero a una simple daga. Y por cierto -Miller desenvainó unos centímetros de su espada, dejando ver la hoja bañada en plata-, esta es especial, ha sido sometida a un baño en plata y está consagrada, solo la desenvaino para casos muy específicos.

En aquel momento, se levantó una ráfaga de aire. Miller notó que algo no andaba bien por el comportamiento del anciano barbudo. El stirlandés frunció el ceño y escuchó a los interlocutores, pero también pasó a prestar más atención al entorno. Obedeciendo el consejo del escudero, Miller se acercó al grupo, que cada vez estaba más apretado, y se desató el lazo. Con sumo cuidado, lo desenrolló y ensanchó el nudo. Hacía tiempo que Miller no utilizaba un lazo, así que seguramente sus habilidades habrían quedado algo oxidadas, pero ahora que no tenía su ballesta, tendría que conformarse con eso.

A medida que miraba a un lado y a otro con semblante serio, iba moviendo la cabeza del lazo en círculos, para que fuera cogiendo velocidad, a la espera de arrojarlo sobre cualquier enemigo que apareciese de improvisto.


FDI: Me preparo una acción para lanzar el lazo a cualquier cosa que salga de la espesura.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

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Cässim

- Eh! Rudi, Cässim, alguna novedad ahí atrás?-
-Pu-pues no-, contestó Cässim, no se sabía si tartamudeando de miedo, o de lo natural. El campesino siguió en su posición enarbolando su hacha y vigilando concienzudamente la retaguardia, ya que nadie la había requerido para otra cosa, ni tenía interés en quehaceres más importantes.

El carbonero esperó. Escuchó. si había algo ahí detrás de esos arbustos desde luego que no iba a cometer ninguna tontería. Puede que Cässim no fuese muy honesto. Pero de un hombre que no es honesto, sólo se puede esperar que no sea honesto. Y honestamente, es con los honestos con los que hay que tener cuidado, porque nunca puedes prever cuando harán algo extraordinariamente absurdo...Si no, pongamos como ejemplo al abuelo barbas...¿qué hacía ahí alante a su edad?


FDI: Sigo a la espera a ver qué es lo que sale de entre las ramas...Después cuando lo vea, ya veremos si me hago el héroe o no, que será que no XD.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Jacques el arcabucero »

Mannricht

- Eh Cässim, Rudi, tenéis una lámpara de aceite? antorchas? a las bestias les espanta el fuego, y si tuvieramos algo de esto encendido por si acaso? Supongo... que no estaría de más tener algo con que pegarle fuego a esa bestia de la que habláis... si resultase que estuviese cubierta de pelo, como otras tantas bestias, podríamos hacer una buena hoguera donde freir... chorizos... me entiendes, Rudi?

Mannricht habla, si, pero no quita el ojo (los tres) del frente, donde mira continuamente Adelfbert.
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Y.O.P. »

- No- no, su seño...Mannricht, pe-pero en todavia se ma o-ocurrío una idea me-mejor-, dijo Cässim arrimando el yesquero a las matas altas y dándoles candela, cerca de dónde la bestia se encontraba.
-¡¡Arde bicho arde!! a-ahora seguro que sale-,advirtió el Cascarilla y escupió. Que sé lo que me digo. y si no sa-sale, lo siguiente cogemos pre-presto algún a-animal. Lo a-atestamos de algo ve-venenoso y se lo echamos al bicho, ¡que re-reviente!-, y a todo esto y sin saber por qué, la imagen del Halfling se iba formando en su mente.

FDI: O arde el bosque o arde la bestia, o ardemos todos a la vez XDD
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Re: Mannricht III: ¡Revolución!

Mensaje por Van Hoffman »

Franz Miller

El stirlandés casi se desmaya al ver las intenciones del joven cojo. ¡Ese loco pretendía pegarle fuego al bosque! Miller miró nervioso alrededor. Tenía que hacer algo rápido o no sobrevivirían al infierno que se avecinaba. Miró al lazo que voleaba en su mano y no lo dudó un solo instante. Apuntando cuidadosamente al chico, le arrojó el lazo con experta maestría con ánimo de apresarle y tirarlo al suelo. Al tiempo que hacía eso, lanzó un grito.

- ¡Quieto loco! ¡Nos matarás a todos!


FDI: Lo dicho, lanzo el lazo, intentando acertar en pies y manos, sin intención de acertarle en el cuello y romperselo o asfixiarlo. Si pudiera y me diera tiempo, apuntaría si es menester, que gracias a mi talento Certero, me proporciona un +20% a la HP ^^
Van Hoffman, pastor de garrapatos por gloria y gracia de Igarol

Nuevos cometidos:
Sacar a pasear al garrapato, limpiar caca de garrapato, cepillar al garrapato, limpiarle las muelas por dentro al garrapato...
Cerrado

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