Acto 1: Una interesante invitación

En la ciudad de Mariemburgo se esconden muchas más cosas de las que se ven a simple vista...

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Mensaje por igest »

Un simple encogimiento de hombros fue toda la reacción de Edrick a las palabras de Theo que ya salía a la calle, donde pudo ver que la trifulca había resultado finalmente en un elfo mojado y sus compañeros que por suerte habían logrado permanecer al margen, y sobre todo, habían salido ilesos después de que las cosas se hubieran puesto bastante peliagudas. Se acercó a sus cuatro compañeros y sin más les dijo:
-Señores, será mejor que no lleguemos tarde a nuestra cita.
Para girarse de inmediato y dirigirse de nuevo en dirección al Martín Pescador. La calle seguía vaciándose, con los gritos del grupo de estibadores cada vez más lejano y las contraventanas de las casas de los alrededores cerrándose paulatinamente. En el canal, el elfo había logrado asirse a una gruesa cuerda, y parecía disponerse a subir por ella. Su rostro estaba encendido de cólera, y su mirada estaba cargada de odio... seguramente no estaba muy contento, empapadas como estaban sus ropas, y con el frio empezando a llegarle hasta los mismos huesos.
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Van Hoffman
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Mensaje por Van Hoffman »

Konrad Reder

Tras contemplar la ira de los estibadores con una mezcla de decepción y divertimento, Konrad sacudió la cabeza y se alejó de la escena. El desenlace podría haber sido totalmente diferente, y se lo hizo notar a sus compañeros cuando se pusieron en marcha finalmente al Martín Pescador.

- Os habéis librado por poco -dijo con no poca condescendencia-. Si en vuestro próximo intento de detener a una muchedumbre furiosa salís malparados, pienso cobraros buen dinero por mis servicios.

Ignorando las miradas amenazantes de sus compañeros, Konrad siguió caminando y no dijo nada más hasta que llegaron a la taberna, donde les esperaba un nuevo trabajo.
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Mensaje por igest »

Finalmente todo el incidente con el elfo y los estibadores parece que va a pasar a un segundo plano para vosotros. Aún escucháis algún que otro jadeo del elfo en el canal que os invita a suponer que está intentando salir del frio agua. También, que algunas de sus imprecaciones en su delicada lengua élfica estarán destinadas a esos encolerizados estibadores... pero eso ahora ya no es asunto vuestro. Quizás lo que si habrá que tener en cuenta, es a algunos de esos estibadores cuyas palabras hacia vosotros no fueron precisamente amables, quizás la próxima vez decidan teneros a vosotros por objetivo de sus descontentos, o simplemente para desahogarse un rato.

Dirigís de nuevo vuestros pasos hacia el Martín Pescador. Por el camino la fina lluvia acaba transformándose en un aguacero de cierta intensidad. Las calles del Suidock, no obstante siguen ajenas en su habitual bullicio nocturno.

Giráis dos calles más y véis el letrero del Martín Pescador colgando sobre la puerta abierta. De dentro sale un gran bullicio, y mientras os acercáis, podéis observar como salen y entran varios grupos de personas, todas de dudoso aspecto... aunque eso a vosotros ya no os sorprende.

Cruzáis el umbral de la puerta y os enfrentáis a una bulliciosa y atestada sala. Reconocéis el rostro de varios habituales, que igualmente parecen haberos reconocido a vosotros, y siguen tranquilamente con sus asuntos. Es decir, continúan bebiendo, gritándose, lanzandose chanzas, y algunos vomitando... nada extraño en el Martín Pescador a estas horas. Junto a una de las ventanas de la fachada principal se encuentra Roseane, una mujer que quizás ya algunos conocéis, y que esta noche, parece que todavía no ha encontrado a quién ofrecer sus servicios. Cuando os ve cruzar la puerta, os lanza un guiño... La cosa es que ninguno parecéis tener claro a quien se lo ha lanzado, e incluso cruzáis algunas miradas suspicaces ¿acaso a alguno Roseane le ofrezca algo más que servicios esporádicos?

Podéis ver también a Marcellus, el dueño, que parece realmente ocupado atendiendo el negocio. Podéis ver como da gritos a los dos jovenes chicos que le ayudan con el negocio, pero él no se percata de vuestra presencia. Al fondo, parece que hay un grupo de hombres apostando en un duelo de pulsos y los gritos enfervorecidos de animo a un tipo grande y barbudo cuyo torso está descubierto, parecen indicar que en estos momentos es el que está llevando la voz cantante y a quién todos tratan de derrotar. Jacobus, el enclenque, un mendigo habitual en la zona, anda de mesa en mesa, intentando sonsacar algún penique y quizás algo de comer también (alguno de vosotros incluso juraría que le habéis visto echar mano de algún trozo de queso de una de las mesas).

Por lo demás no véis ni a Gerner ni tampoco a Pierre el Rápido (quién os ha recibido en varias ocasiones para daros los encargos de Gerner).
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Theo Lobster

Theo se paró un instante para apartarse el pelo mojado de la cara; Vaya noche de lluvia más desagradable. En cualquier otro momento se habría apalancado en una taberna a remojar las penas y pasar la noche bajo techo, pero Gerner tenía algo para ellos y no debían fallarle.

Escuchó como los chicos venían detrás y exhaló un suspiro de satisfacción. Por un momento había pensado que se iban a parar a ayudar al elfo, o peor, a enzarzarse de nuevo con los estibadores.
En cualquier caso a él sólo le preocupaba Julius, porque es el típico trepa que en el futuro podría ser el líder de los estibadores y complicarles la vida... O quizás acabaría en algún canal con un puñal en las costillas.

El Martín Pescador estaba acogedor como siempre. Roseane les guiñó un ojo al entrar y se miraron sorprendidos entre ellos. ¿Trabajo o placer? ¿Ambos? Para Theo era uno de los futuros de su hermana si no podía ayudarla, y eso le quitaba cualquier poder que pudiera tener en sus pantalones. Al menos mientras estuviera sobrio.

Todas eran caras conocidas en la noche, pero todo lo que había pasado le había sacado el alcohol de golpe de la cabeza, así que observó a los dos conocidos y decidió ir directo a por el trabajo, fuera cual fuese.

Al ver a Jacobus agarró si bolsa y sacó un penique mientras agarraba bien la bolsa en un gesto aparentemente casual pero intencionado; Si veía al mendigo... ¿A quién no vería?
Al tiempo se acercó al mendigo a darle el penique.

-¿Cómo te trata la vida Jacobus? -le digo dándole el penique.

(Me acerco a Jacobus a ver qué me cuenta, pero sin liarme demasiado [y con la bolsa bien agarrada] aunque si me dice algo interesante le suelto un segundo penique. Después a la barra a que me vea Marcellus, pedir una pinta y apalancarme en una mesa con el resto a esperar a los "jefes").
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Cuando se fueron acercando al Martín Pescador, Jacob golpeó pesadamente el hombro de Mathias, en un claro gesto que significada "ya estamos en casa", al tiempo que reía como poseído por alguna especie de frenesí nocturno que, todos sabíais, era habitual en las noches de Jacob. Cuando cruzó el umbral se frotaba las manos, observando y saludando a distintos parroquianos del bar, antes de asentir en silencio varias veces a Roseane, para luego mirar al resto de integrantes del grupo.

-¿Quién no querría a tener en Roseane a una buena mujer del hogar? -preguntó en voz baja a los otros cuatro antes de echarse a reír. Pero aquel tema se zanjó en cuanto vieron aparecer al mendigo. Theo fue directo a hablar con él, y Jacob supo entender la situación... mejor no avasallar al flaco, lo mismo se ponía nervioso o se mordía la lengua de más. Se dirigió a la barra al tiempo que levantaba la mano y profería un sonoro "Marcellus" en dirección al dueño de aquel antro, con un poco de suerte le atendía él- Una buena pinta por aquí, ¿queréis algo? -preguntó, girándose al resto, exceptuando a Theo, que estaba ocupado.

OFF: si me atiende Marcellus, le pregunto acerca de Gerner o Pierre. En caso de que no diga nada, pues esperaré con mi pinta y mis compañeros en alguna mesa, posiblemente con unas cartas en la mano
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Mensaje por Van Hoffman »

Konrad Reder

La lluvia comenzó a caer con fuerza sobre Marienburgo. En un vano intento de evitar quedar empapado, Konrad se arrebujó bajo su abrigo, cubriéndose la cara con una mano. "Al final vamos a acabar tan mojados como ese elfo", la reflexión hizo bufar a Konrad. Por fortuna, el Martín Pescador no quedaba lejos, y pronto pudieron librarse del aguacero.

Tras cruzar el umbral, Konrad se quitó el chorreante abrigo y lanzó una rápida mirada alrededor. No le sorprendió ver a la habitual calaña de siempre, tan pegada al antro como las ronchas a un sifilítico. Sin embargo, cuando sus ojos se cruzaron con la mirada pícara de Roseane, sintió cómo le volvía el calor al cuerpo. Aquella mujer lo tenía hechizado desde el primer día en que la había visto en el Martín. Cuando les guiñó el ojo, Konrad tuvo muy claro que el gesto era para él, así que le dedicó una sonrisa. Sin embargo, ver sonreír un rostro cuyo estado natural es el ceño fruncido y una mueca de desdén, puede provocar efectos indeseados.

Ajeno a dichas reacciones, Konrad se acercó a la mujer con una galantería que sólo él apreciaba.

- Buenas noches, señorita Roseane -hizo una ligera reverencia totalmente fuera de lugar en un sitio como aquel-. He de decir que hoy brilláis como la misma Mannslieb. ¿Me permitiríais que os invitase a un refrigerio?

Ya que Gerner no había llegado aún, Konrad tenía intención de aprovechar el tiempo.
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Mathias Wolbruck

Mathias seguía algo conmocionado. Siempre daba miedo enfrentarse a una turba furiosa y toda su experiencia le había traicionado al intentar morder algo más grande de lo que podía tragar... Por suerte sus compañeros le habían salvado el pellejo pero de no ser así estaba seguro que habría hecho compañía al elfo en el canal... Y posiblemente flotando boca abajo.

En eso pensaba, siguiendo a sus compañeros de forma casi mecánica, hasta que Jacob le golpeó en el hombro. El norlandés salió de su ensoñación para ver que ya estaban en el Martín Pescador. El ambiente era el de siempre, rancio, sucio y pobre. Esto ayudó a Mathías a tranquilizarse: estaba en casa.

El matón se sorprendió al ver como todos se dispersaban. Theo se lanzó a hablar con un pobretón cuyo nombre Mathias no recordaba y Jacob fue a hablar con la fulana a la que le hacía ojitos. Jacob volvió a ser su ancla al pedir una pinta, algo a lo que rápidamente se unió el norlandés. Una o dos de esas vendrían bien para afrontar la noche con calma.

Y una vez tuvieran mesa para sentarse, Mathias se andaba planteando ir al concurso de pulsos. Quizás fuera un buen método de realzar su ánimo y de sacar unas monedas.

(Me uno a lo de la cerveza, faltaría, y si no vienen nuestros jefes me acerco a la mesa de los pulsos y me intento enterar de que está pasando).
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Sin daros cuenta casi al momento os sentís como en vuestro "segundo hogar". El ambiente del Martín Pescador os envuelve con su cálido abrazo. En la misma puerta, Dieter se ve sorprendido un instante, cuando casi en un abrir y cerrar de ojos, sus cuatro compañeros se han dispersado por el lugar. Por un instante el desconcierto por no ver ni a Gerner ni a Pierre, le ha dejado dubitativo en la puerta, pero el resto del grupo parece que tienen claro que la mejor forma de esperar es haciendo algo.

Theo se ha acercado a Jacobus, mientras que Konrad se dirige a Roseane. Mathias y Jacob han decidido dirigirse directamente hacia un estresado Marcellus en busca de bebida... Esos dos parecen siempre demasiado dispuestos a vaciar sus bolsas a cambio de unas cuantas jarras. El noble Marienburgues, tras lanzar un suspiro decide seguir a estos dos, ni mucho menos le agrada mucho la presencia del sucio mendigo que si no recordaba mal se llamaba Jacobus, y tampoco estaba dispuesto a estar presente cuando Konrad dirigiese algunas de sus palabras a Roseane.

Konrad sin mediar más palabras con el resto de sus compañeros, decidió que la compañía de Roseanne sería la más agradable. El olor a alcohol, sudor y otras cosas que Konrad prefería no pensar, llenaban la atmosfera, pero los ojos de Konrad estaban ahora ocupados en otros menesteres. Su cabeza, parecía también ocupada en pensamientos con la mujer de ojos canela. Ella que ha observado al grupo desde que entraron por la puerta, esgrime la mejor de sus sonrisas mientras Konrad se le aproxima.

Jacobus, además de ser un enclenque siempre mostró un comportamiento nervioso, así que cuando Theo se acercó a él por la espalda, no se extraño del pequeño brinco que este dió al detectar su presencia. Sin duda en ese momento agradeció que el resto de sus compañeros se estuviesen ocupando de sus propios menesteres, porque Jacobus podía ser bastante escurridizo si se sentía intimidado por la situación.

-¿Cómo te trata la vida Jacobus? -le digo dándole el penique.

Pero rápidamente sus ojos comenzaron a brillar nada más contemplar como Theo le ofrecía una moneda. Y con casi igual rapidez, hizo que aquella moneda cambiase de propietario. Jacobus, sabía que era lo siguiente:

- "Cuanto tiempo desde la última vez que hablamos!" - al pronunciar esto, Theo pudo ver la desdentada boca del mendigo en todo su explendor. En su rostro una mirada sincera... o al menos tan sincera como podía esperarse de quien responde ante una moneda - ¿quizás necesitéis que os cuente algún detalle que mis cansados ojos hayan podido contemplar? ... - sin esperar más de un segundo una respuesta Jacobus continuó con su conversación - seguro que si, se acercó un poco más a Theo y bajó el tono - quizás querríais saber que los muelles andan un tanto revueltos las últimas semanas. Y no, no tiene nada que ver con ese extraño cargamento que llegó desde Tilea, algunos juran que aquella gran caja contenía algo vivo en su interior, algunos creyeron entrever por las rendijas de la madera unos ojos inyectados en sangre. Pero no, seguro que a alguien como tu, no le interesan ese tipo de habladurías. Quizás te interese más saber que el gremio de estibadores está demasiado preocupado por la falta de trabajo... hay menos barcos, si... pero algunos creen que en el barrio élfico se está cociendo algo y que las grandes familias están más agitadas de lo normal. ¿Pero que más puede saber un pobre desgraciado como yo? Si apenas tengo que llevarme a la boca - en ese momento, su mano derecha saca de entre sus ropas un trozo de pan ya mordido, y se lo lleva a la boca. Claramente ese es uno de los trozos de pan que ha logrado coger en alguna de las mesas. (tirada de Em 38, pero con cotilleo y carisma )

Por un segundo Konrad pareció dudar mientras contemplaba la sonrisa de Roseane. No sabía si quizás se reía de él, o quizás era una sonrisa aduladora... Pero rápidamente las dudas se esfumaron y aceleró el paso para llegar frente a la mujer.

- Buenas noches, señorita Roseane -hizo una ligera reverencia totalmente fuera de lugar en un sitio como aquel-. He de decir que hoy brilláis como la misma Mannslieb. ¿Me permitiríais que os invitase a un refrigerio?

Roseane, pese a lo exagerado del gesto del hombre, decidió corresponderle de buen grado.

- Estimado caballero, cuanta buena palabra en un lugar como este. Sin duda, cualquier dama no cabría de gozo disfrutando de vuestra compañía. Y por supuesto, no voy a ser yo menos...

Un guiño de ojo a Konrad fue suficiente para saber que aceptaba su propuesta. Y Roseane ya se dirigía bamboleando ostentosamente sus caderas hacia una mesa, que aunque estaba ocupada por un par de hombres, tras unas palabras de la mujer, decidieron cedersela a la mujer y su acompañante. Así Konrad se sentaba ya junto a la mujer, solo a un par de mesas de donde la competición de pulsos seguía ganando en intensidad. (Tirada de em de 27)

Mathias y Jacob, tras un par de empujones y un par de miradas cruzadas con algunos de los que allí se apiñaban esa noche, lograron hacer que uno de los chicos que ayudaba a Marcellus les ofreciese una mesa. Marcellus, seguía enfrascado en la intensa actividad del negocio y no había respondido a la sonora llamada de Marcellus, y cuando pasó una de las veces junto a los dos hombres, Jacob finalmente consiguío cogerle por el brazo para pedir algo de beber. Justo en ese momento, Dieter se unía a la mesa con sus dos compañeros.
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por Nocturno »

Theo Lobster

-¿Cómo te trata la vida Jacobus? -le digo dándole el penique.

La primera impresión de Jacobus, que era siempre huir, cambió de pronto al ver el penique. Su rápida mano me recordó asegurarme de que mi bolsa estaba intacta, tanto por el propio Jacobus como por algún compinche que estuviera en la taberna; No creía que fuera capaz de jugársela con algo así, pero nunca se sabe.

- "Cuanto tiempo desde la última vez que hablamos!" - Desde luego no lo recordaba, pero mejor ser amables
- ¿quizás necesitéis que os cuente algún detalle que mis cansados ojos hayan podido contemplar? ... - Antes de que pudiera responder Jacobus continuó con su conversación
- seguro que si -se acercó un poco más a mi y bajó el tono - quizás querríais saber que los muelles andan un tanto revueltos las últimas semanas. Y no, no tiene nada que ver con ese extraño cargamento que llegó desde Tilea, algunos juran que aquella gran caja contenía algo vivo en su interior, algunos creyeron entrever por las rendijas de la madera unos ojos inyectados en sangre. Pero no, seguro que a alguien como tu, no le interesan ese tipo de habladurías. Quizás te interese más saber que el gremio de estibadores está demasiado preocupado por la falta de trabajo... hay menos barcos, si... pero algunos creen que en el barrio élfico se está cociendo algo y que las grandes familias están más agitadas de lo normal. ¿Pero que más puede saber un pobre desgraciado como yo? Si apenas tengo que llevarme a la boca.

En ese momento, su mano derecha sacó de entre sus ropas un trozo de pan ya mordido y se lo llevó a la boca. Claramente ese es uno de los trozos de pan que ha logrado coger en alguna de las mesas.

-Gracias por la charla Jacobus, eres de los buenos -le digo palmeándole el hombro con delicadeza mientras mi siniestra sigue controlando mi bolsa- Cuídate.

Y seguidamente me vuelvo a ver dónde están mis compañeros. Parece que todos han encontrado algo que hacer, así que le pido a uno de los chicos una cerveza -sólo una, hay que estar lúcidos- y me siento una mesa vacía en un rincón dispuesto a ojear el espectáculo hasta que llegaran los jefes.

¿Cómo es posible que no me enterara del cargamento de Tilea? Antes sabía todo lo que pasaba en los muelles de Marienbuergo, no sólo en el Suiddock, pero ni siquiera me había enterado de estas habladurías.
¿Y el movimiento en el barrio élfico? Nunca me había llevado muy bien con ellos -dudo de que alguno de ellos se lleve "muy bien" con ningún humano- pero siempre sabía lo que se cocía.

Estaba claro que mi situación familiar me estaba afectando. Había pasado más tiempo del necesario demasiado borracho para recordar nada. Mi vida se había convertido en un binomio de trabajo y alcohol y... Bueno, tenía una cerveza delante.

(Con la mano en la bolsa me pido cerveza y me voy a una mesa de un rincón. Voy a observar la taberna y qué hacen los chicos, si puedo usando percepción para coscarme de lo que pasa)
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por igest »

Quizás la noche estuviese pensando en traer otra clase de bendiciones para Konrad que se encontraba sentado junto a Roseane, que ya había hecho su oportuna labor para sentarse exageradamente cerca del hombre. Sus manos ya estaban posadas con delicadeza sobre el brazo de este y su pierna había jugueteado un par de veces con la de Konrad, que alguno podría haber pensado que incluso podría ruborizarse por un instante.

- "No dejarás que una dama como yo pase un solo instante más con la garganta seca ¿verdad?" - la melosa voz de la mujer de anchas caderas, y escote algo más abierto en este momento - Konrad casi no sabía en que instante había podido soltar la última lazada de su justillo, porque no le había quitado el ojo de encima, ni a ella, ni a sus posaderas.

No dio oportunidad a Konrad para una respuesta, casi como un resorte, se levantó de la silla, y en apenas dos segundos, había cogido dos jarras que uno de los chicos de la taberna llevaba claramente a otra mesa y rápidamente depositaba una frente a Konrad y la otra ya estaba llevándosela a los labios mientras guiñaba el ojo hacia Konrad sin hacer mucho caso de las protestas del chiquillo...

- "No te preocupes, que mi acompañante seguro que lleva dinero suficiente para pagarte estas dos cervezas y alguna mas."

Su voz continuaba siendo tan melosa, su sonrisa tan amplia, y el tono suave de su piel, demasiado tentador para que Konrad se opusiese a los encantos de la mujer (tirada de 88 para resistir sus encantos :P)

Por su parte Theo había decidido que el mendigo ya había ofrecido la información que podía esperar por aquel penique y que sería mejor mantener la bolsa alejada de posibles tentaciones, así pues retornaría a la mesa junto a sus compañeros.

-Gracias por la charla Jacobus, eres de los buenos -le digo palmeándole el hombro con delicadeza mientras mi siniestra sigue controlando mi bolsa- Cuídate.

Y dicho esto, se giró para volverse hacia la mesa donde Mathias, Jacob y Dieter esperaban sentados con aparente gesto de intranquilidad. "Seguro que es porque aún no les han puesto la bebida" pensó para si mismo Theo riendose por dentro. Así pues, apartando a algún que otro borracho de su camino, pudo llegar a la mesa... no sin antes ver por el rabillo del ojo como Konrad parecía estar sentado con la amable compañía de Roseane.

Justo en el momento que Theo se sentaba a la mesa con sus otros tres compañeros, uno de los chicos que andaban en frenético movimiento de aquí para allí, dejo sobre la mesa cinco jarras. Pudo observar cierta sorpresa en el rostro de Mathias, ¿acaso no había pedido bebida para todos? ¿Quizás Marcellus si había escuchado sus voces en medio de toda aquella algarabía y no se había percatado que no estaba todo el grupo junto? Casi se podía jurar que aquellas no eran las bebidas que había pedido... pero que más daba, a fin de cuentas, parecían el mismo y repugnante caldo que servían todos los días en aquel lugar. Así que Jacob rápidamente sin prestar mucha atención decidió calmar la sed de su garganta. Mathias cambió rápidamente la expresión de su rostro y al igual que su compañero se entregaba a la bebida decidió que debía acompañarle. Dieter, siempre había sido un poco más reacio a la bebida de aquel lugar, que para el noble Marienburgues no representaba sino una ofensa a sus gustos, seguro que había mejores lugares donde beber. Entretanto, Theo se sentaba a la mesa con sus compañeros y se unía a beber con ellos....

Dieter seguía observando con cierto, "reparo" su cerveza, hasta que finalmente se decidió a levantarla mientras observaba como sus compañeros bebían con despreocupación, después de todo, ¿que mejor que beber con los que se habían convertido en compañeros del día a día? Al levantar su jarra, de la parte inferior se desprendió un pequeño trozo de papel que quedó a la vista de todos. Mathias fue el más rápido (esos reflejos rápidos :P ) de los cuatro en coger el trozo de papel, donde pudo leer escrito en el código del Ordo Draconis un mensaje:

"Os espero en la letrina"

(Nota: todos sabéis de otras ocasiones, que la letrina del Martín Pescador se encuentra en el exterior del local, en un callejón lateral)
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por Van Hoffman »

Konrad Reder

Tras tomar asiento en la mesa que había conseguido Roseane para ellos, Konrad trató de decir algo ingenioso pero sólo logró balbucear como un pez ahogándose de aire. Aquella mujer lo tenía hechizado. Lo embriagaba como los vapores en un fumadero de opio catayano. Su mirada prometía satisfacer sus mas bajos instintos y sus más oscuros y profundos deseos. Y si algo tenía Konrad eran oscuros y secretos deseos. No era fácil adivinar qué se ocultaba detrás de actitud, pero Roseane parecía capaz de ver a través de su máscara y eso le producía una mezcla de excitación y vulnerabilidad. Le dejaba totalmente pasmado el pensar que había encontrado una mujer tan audaz e inteligente en un antro como aquel, alguien a la altura de su propio intelecto. Casi parecía cosa del destino.

Aunque realmente, lo que tenía paralizado a Konrad como a un roedor indefenso, era la cercanía del cuerpo exuberante de una mujer y los no tan sutiles roces de ella.

Cuando Konrad volvió en sí, se dio cuenta de que tenía una jarra de cerveza frente a él y a uno de los mozos de la taberna quejándose. Rápidamente, Konrad metió la mano en su bolsa y sacó una moneda de plata.

- Toma, con esto creo que cubro las dos jarras y cualquier otra cosa que pida la dama -dijo Konrad arrojándole el chelín al mozo-. Y ahora déjanos y no molestes.

Tras dedicar una última y letal mirada al muchacho, Konrad se volvió hacia la mujer con lo que él creyó que era una sonrisa seductora.

- Ahora que ya estamos tranquilos podremos disfrutar de una agradable velada -Konrad dio un rápido trago a la cerveza de calidad cuestionable-. ¿Sabéis que hace escasos momentos, he estado cercano a no poder volver a contemplar vuestra esbelta figura? -Konrad hizo una pausa para dejar que Roseane hiciera un gesto de (fingido) interés- Mas no os preocupéis, pues como podéis comprobar, me encuentro sano y salvo frente a vos. Resulta que cuando venía de camino topé con una turba de estibadores furiosos que pretendían linchar a un pobre ciudadano. Armándome de valor justiciero, me planté delante de la muchedumbre y los espanté. No es que me considere un héroe, no soy tan vanidoso. Simplemente soy un buen samaritano que se preocupa por sus vecinos. Pero no me dejéis hablar solo a mi. Contadme algo de vos, o algo interesante que hayáis visto u oído.

Konrad tomó otro trago de cerveza y esperó a que su acompañante hablase.
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por Nocturno »

Theo Lobster

Al levantar su jarra, de la parte inferior se desprendió un pequeño trozo de papel que quedó a la vista de todos. Mathias fue el más rápido de los cuatro en coger el trozo de papel, donde pudo leer escrito en el código del Ordo Draconis un mensaje:

"Os espero en la letrina"

No era lo normal, pero esa noche nada parecía normal. Theo no leía con fluidez, pero reconocía bastante bien los símbolos del grupo. Al menos lo bastante bien para entender el significado en un minuto de observación.

-Parece que vamos a volver a mojarnos, tenía la esperanza de amanecer con una cerveza en la mano... Y seco.

Se lavantó, sin prisa pero sin pausa, mientras esperaba por sus compañeros.

-¿Vamos?
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por igest »

La velada en el Martín Pescador, parece que había cambiado de cariz para alguien. Konrad parecía ahora más interesado en las sinuosas curvas de Roseanne que en aquello que le había traido hasta el lugar. Pero, habí que descargarle en parte de culpa, porque la mujer no se lo ponía fácil, sus insinuaciones habían sido a cada instante más provocativas. Y mientras Konrad relataba, con gran pompa su recién pasada "hazaña" a la mujer, esta había hecho, que el aire entre sus dos cuerpos, simplemente desapareciese.

- " .... Pero no me dejéis hablar solo a mi. Contadme algo de vos, o algo interesante que hayáis visto u oído."

Konrad tomó otro trago de cerveza y esperó a que su acompañante hablase.

- "Cuanta valentía,..." - de nuevo ese tono meloso en su voz se hacía cada vez más intenso, y más aún si cabe, mientras una de las delicadas manos de la mujer se había deslizado hacia la cintura del barbero cirujano. Quizás después de un buen trago, pueda comprobar si vuestro cuerpo presenta alguna contusión por culpa de esos brutos que ...

Pero de pronto, Konrad vió que un instante la mirada de la mujer se desviaba a un punto tras el, y el instinto le hizo girar de inmediato. Para observar como los dos tipos del fondo, a quienes parecía que iban destinadas las bebidas se acercaban y con un rostro poco amigable. Sus ropas delataban, que como la gran mayoría de los que frecuentaban en lugar, su vida diaria no era precisamente fácil. Hombres de manos curtidas, ropas sucias y gastadas, uno de ellos con un gran aro dorado en su oreja.

- ¿Quién te has creido tu que eres? ¿Acaso crees que tu dinero basta para que nosotros tengamos que esperar por nuestras bebidas? ¿Acaso crees que esa mujer puede coger nuestras bebidas y que aquí no pase nada? No... por Manaan que las cosas no funcionan así aquí...

Varios de los parroquianos de las mesas cercanas, se giraron para contemplar la situación. Ávidos de acción podría decirse, otros simplemente sorprendidos por el tono de voz del hombre, para luego regresar a sus cosas. Rosseane, no se apartó de Konrad, más aún, acercó un poco más su cuerpo y dando un nuevo sorbo a la jarra de cerveza demostraba que no tenía pensado pedir disculpas por nada,... además, junto a tan aguerrido hombre que había enfrentado a una multitud ¿que eran ahora dos simples parroquianos de taberna?
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por Nirkhuz »

Mathias

El nordlandés miró con sorpresa la nota que se desprendió de bajo las jarras. Rápidamente la cogió y la miró. Sin duda eran los símbolos de los jefes. Aunque los había aprendido Mathías seguía leyéndolos muy lentamente y para no demostrar este detalle vergonzoso se lo pasó a Theo, que parece que lo hacía algo mejor.

- Parece que vamos a volver a mojarnos, tenía la esperanza de amanecer con una cerveza en la mano... Y seco. - Dijo Theo, con evidente aire alicaído. - ¿Vamos?

- Tocará, digo yo. Hoy es noche de trabajo, al fin y al cabo. - Respondió Mathias mientras se levantaba y se estiraba. Le gustaría haber disfrutado de la cerveza y del calor, haber participado en el concurso de pulsos... Como siempre en su vida, todo arrepentimientos por cosas que podía haber hecho perfectamente pero que nunca hizo. - Tocará. - Repitió, casi automáticamente. Pero de repente escuchó algo a su espalda, donde tenía situado a Konrad. Por un feliz segundo el norlandés creyó que su colega se había propasado con la 'señorita' y esta le había pegado, lo cual habría sido divertido... Pero lo que vio hizo que el matón se pusiera en guardia. Dos tipos con mala pinta se acercaban a su colega y a su acompañante y empezaron a recriminarle algo que alguno de ambos había hecho, por el tono utilizado. Aunque Konrad fuera un mentiroso y un arrogante era su compañero y no le iba a dejar sólo.

Mathías se acercó lentamente hacia la mesa de Konrad. Sin prisa, sin dejarse notar, como si fuera de camino a la barra, con su cerveza en la mano. Aprovechando que alguien había dejado una silla vacía al ver a los dos hombretones acercarse a la mesa con malos aires se sentó, justo detrás de ellos, y empezó a beber. Aún no quería intervenir, pero estaría preparado en el momento en que estos hicieran un sólo movimiento en contra de su colega.

Esto sí que era volver a los viejos tiempos.
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Nimref
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Re: Acto 1: Una interesante invitación

Mensaje por Nimref »

Jacob

Descubrir aquel papel era algo que, ahora mismo, Jacob habría obviado. ¿Por qué ir a las sucias letrinas a escuchar Ranald sabía que ronada cuando podían quedarse allí disfrutando de su cerveza y...? Mientras se ponía en pie y pensaba, giró su cabeza en dirección a donde Mathias se dirigía. ¿...y espectáculo? Ahogó una pequeña risa encogiéndose de hombros antes de darle un par de toques con el dedo a Theo.

-El cirujano, a punto de mostrar su portentosa anatomía -comentó entre risas, caminando hacia allí. Eran un grupo, si bien no numeroso, bastante eficiente. Había una especie de lista de prioridades sobre a quién había que sacar de depende que situaciones y... bueno, Konrad era la persona a la que había que alejar de las peleas y problemas medios. Se terminó la jarra y, cuando iba a dejarla sobre la mesa, la tomó consigo, al ver el tamaño del nuevo problema de Konrad.

Caminó hacia allí despreocupado, extendiendo los brazos como si fuera a decir algo gracioso, posiblemente irónico, que hiciera que el Martín Pescador también se riera de aquellos dos, pero al ver como Mathias tomaba asiento, decidió que posiblemente él no fuera la persona indicada para hacerse el valiente en primer lugar. Se colocó de pie junto a su amigo y levantó de nuevo la jarra, como tratando de apurar el último reducto de espuma.
You can take my mind and body, but you can´t take my pride
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