Acto 2: Una fiesta exótica

En la ciudad de Mariemburgo se esconden muchas más cosas de las que se ven a simple vista...

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igest
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Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por igest »

Konrad respiró al ver como los dos tipos se daban la vuelta y regresaban a su mesa. Especialmente por el tal Anders ese, que tenía cara de pocos amigos para ser sinceros. Lo siguiente fue lanzar una mirada furibunda hacia sus dos compañeros, Mathias y Jacob que lo observaban no sin cierta sorna en sus rostros.

El Martín Pescador había pasado página con el incidente en torno al barbero cirujano con aquellos dos tipos y por todas partes resonaban los habituales insultos, chanzas, eructos y algún que otro ruido menos descriptible, pero no menos desagradable. Rosseane, permanecía atenta a Konrad esperándo que regresase junto a él.

Theo y Dieter se habían levantado de la mesa y se acercaron a Mathias y Jacob...

- Si ya habeis tenido suficiente espectáculo, creo que tenemos algo que hacer ahí fuera. -Dieter usó un tono un tanto apremiante, quizás con la esperanza de evitar que sus compañeros, más dados a disfrutar de unas cuantas jarras de cerveza, decidieran postponer su misión. Theo y yo nos vamos para fuera ... así que ya sabéis donde estaremos.

Y dicho y hecho, Dieter y Theo se giraron y se dirigieron hacia la puerta de salida.

Konrad se sobresaltó ligeramente al notar una mano en su hombro, aunque a ese contacto, pronto le siguió el dulce aroma del perfume de Rosseane y entonces su cabeza decidió por el que no era un nuevo sobresalto. ¿De donde demonios habría sacado dinero para un perfume así? Por los dioses, que tampoco era muy de extrañar, aquella mujer sabía conseguir lo que quería.

- No estarás pensando en dejarme aquí sola. - La mirada pícara de Rosseane atravesaba a Konrad que se encontraba ante la tesitura de atender su deber o a aquella dulce señorita.

Mathias y Jacob que estaban todavía lo suficientemente cerca, no podían sino seguir contemplando con jolgorio a su compañero. ¿Necesitaría de nuevo que lo sacasen de una situación comprometida? Aunque esta vez, lo comprometido no tenía unas perspectivas dolorosas como el reciente percance con los tipos de las cervezas.
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Nirkhuz
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por Nirkhuz »

Mathías miró a Konrad con soslayo. Parece que la fulana no lo iba a dejar escapar. Aunque sabía que tenían trabajo que hacer no tuvo fuerzas para recordádselo de malas maneras, el chaval se había ganado una victoria, por pequeña que fuera.

- Bueno, nosotros vamos saliendo. - Dijo, mientras miraba a Jacob. - Ven cuando puedas, sin prisa, intentaré acordarme de todo lo que digan... Alguna excusa se me ocurrirá. La intención del matón era guiñarle el ojo con confianza a su compañero de trabajo, pero entre su cara y sus rudas maneras casi parecía algún tipo de amenaza.

Dicho esto, y esperando a Jacob, Mathías se encaminó hacia donde iban Dieter y Theo.
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Van Hoffman
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Mensaje por Van Hoffman »

Konrad Reder

Konrad suspiró resignado mientras pagaba al mozo para que aquellos dos simios se olvidasen de él. Lo que parecía una noche prometedora, se estaba convirtiendo en un suplicio. Tras ver como sus nuevos "amigos" se marchaban satisfechos, Konrad lanzó una mirada afilada como un escalpelo a Mathias y Jacob. Bien podrían haber intervenido antes, en lugar de quedarse ahí sentados como papanatas. El barbero cirujano no era hombre que olvidase una afrenta.

Tras escuchar como sus compañeros le requerían para iniciar una nueva misión, Konrad se puso en pie. Se detuvo al notar una mano en su hombro.

- No estarás pensando en dejarme aquí sola.

No era una pregunta. Por un momento, Konrad titubeó. Quería quedarse con ella, pero su nuevo trabajo no podía esperar. Con un nudo en el corazón, tomó la mano de Roseane entre las suyas, con delicadeza.

- El deber me llama, querida. Divertíos por mi esta noche, pero tened por seguro que cuando volvamos a vernos os lo compensaré con creces.

Despidiéndose con un delicado beso en el dorso de la mano, Konrad se alejó sin mirar atrás y siguió a sus compañeros, esperando empezar el nuevo encargo.
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Mensaje por Nimref »

Jacob von Reibber

Pasó un brazo por los hombros de Konrad entre carcajadas, al tiempo que tiraba de él para intentar alcanzar a Mathias.

-Estás hecho un bribón, ¿eh? La tenías comiendo de tu mano -le comentó a su compañero, al tiempo que guiñaba un ojo al grandullón.

Los tres se encaminaron a las letrinas para reunirse con el resto del grupo.
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Mensaje por igest »

Apresurando el paso, Mathias, Jacob y Konrad acortan distancia con Dieter y Theo que ya han salido al exterior del Martín Pescador. Konrad no puede evitar echar una última mirada por encima del hombro para contemplar a Roseane. La noche se ha vuelto más oscura desde que entrastéis, al tiempo que la lluvia ha vuelto a arreciar en la ciudad. El empedrado comienza a mostrarse ligeramente resbaladizo por la acumulación del agua, así como de algunas otras sustancias que preferís no imaginar cual es su procedencia. La luz del Martín Pescador, se atenúa cuando giráis al callejón lateral donde se encuentran las letrinas, haciendo que las sombras parezcan crecer un poco más. El olor en el callejón es de todo menos agradable, y seguramente preferiríais estar en otro lugar, pero el Ordo siempre debe ser atendido con presteza y dedicación.

De pronto una de esas sombras cobra vida. Casi como un acto reflejo todos os lleváis las manos a las empuñaduras de vuestras armas, al tiempo que esa sombra muestra su rostro. Ante vosotros se encuentra Pierre el Rápido, con el pelo como siempre enmarañado, con las ropas empapadas, pero siempre con su paja en la boca y una mirada maliciosa apuntandoos directamente a vosotros.

- Vamos, rápido, seguidme. - dicho y hecho, Pierre no acostumbra nunca a extendere mucho en sus conversaciones. Mathías una vez bromeó en el grupo, si su rapidez también seria algo habitual en asuntos de cama y el grupo pareció bastante de acuerdo por el tono de sus risas.

Así pues, Pierre sale disparado en una dirección desconocida para ellos, pero con su paso seguro queda claro que deben seguirle. De hecho, ni siquiera se gira para esperar a ver si le seguís, así pues, no hay mucho que decidir. Camináis tras el siguiéndole a un paso rápido. Pierre continúa caminando llevándoos por unos callejones dentro del Suidock. Algunos oscuros, otros aún más oscuros... todos ellos apestando a pescado podrido y en el mejor de los casos a mar.

- Por cierto Mathias, ¿y ese rasguño? - Pierre dispara la pregunta sin girarse si quiera. En ese momento Mathias recuerda el rasguño del brazo. La sangre ha dejado una fea mancha en sus ropas, que de nuevo están frias y empapadas. No parece la mejor noche para estar fuera piensa para si Mathias. Eh... ah... nada, un pequeño altercado con los estibadores. Pierre ni siquiera se gira para contemplarle, está concentrado en su labor de guía. Un nuevo giro, y de pronto os encontráis frente a una casa de telas. Pierre da unos golpes, que rápidamente os dáis cuenta que son una señal del Ordo. La lluvia sigue callendo mientras esperáis a que la puerta se abra.

Al principio parece que no hay ningún movimiento, pero Pierre tampoco se muestra preocupado. De pronto, por encima del murmullo de la lluvia podéis oir como del interior de la casa se escuchan unos pasos. El cartel del negocio tiene en una de las esquinas la insignia de los Den Euwe. La puerta se abre y frente a vosotros aparece una vieja costurera, la cara arrugada por el peso de los años, y las manos ligeramente temblorosas. Pierre asiente, y se da la vuelta hacia vosotros.

- !Que tengáis una buena noche amigos! Y como siempre, fiel a su apodo, desaparece rápidamente en la oscuridad de la noche. El ruido de sus pasos sobre los charcos acaba por atenuarse por completo bajo el ruido de la lluvia. La vieja costurera os contempla desde el interior de la casa en un claro gesto de invitación a pasar.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por Nirkhuz »

Mathías miró al resto. Le habían recordado lo de su brazo y eso no le gustaba, quizás debería vérselo alguien... Bueno, el día siguiente podría tratarse igual, supuso. Ahora bien, la herida, la humillación, le había dejado con los ánimos bajos y su valor siempre oscilante le volvió a fallar.

- Bueno, chicos... habrá que entrar. - Dijo, intentando que la voz fuera más segura de lo que se sentía. - ... ¿No?
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Nocturno
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

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Theo Lobster

La noche envolvía Marienburgo con su frío manto mientras las nubes descargaban su agua cada vez con más fuerza. Theo se apartó el pelo mojado de la cara mientras recordaba que debía comprarse un sombrero.
Cuando volvió a tener visión completa la figura de Pierre estaba delante de ellos. Maldita sea, por eso lo llamaban "el rápido".

- Vamos, rápido, seguidme. -Pierre salió disparado sin darles tiempo a reaccionar y mucho menos a responder. Recorrieron varios callejones que Theo conocía antes de perder por completo la orientación; Estaba claro que no querían que supieran donde era su destino, pero no era algo extraño para ellos.

- Por cierto Mathias, ¿y ese rasguño? -Cuando escuchó la pregunta Theo estaba casi seguro de que Pierre ya conocía la respuesta. Por alguna extraña razón parecía enterarse de todo lo que sucedía en el distrito.

- Eh... ah... nada, un pequeño altercado con los estibadores.

Antes de poder añadir nada más Pierre se paró delante de una casa y golpeó la puerta con los nudillos siguiendo el ritmo de la señal del Ordo. Se trataba de una casa de telas con el símbolo de los Den Euwe, pero ya habían visto antes ese mismo símbolo.

- !Que tengáis una buena noche amigos! Pierre se marchó como sólo él podía hacer, a toda velocidad. La costurera que abrió la puerta los miraba desde el interior de la casa y Theo ya sabía lo que seguía.

Buena noche señora. Theo recordó que no llevaba sombrero que sacarse y se adelantó hacia el interior de la casa.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

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Buena noche señora. Theo recordó que no llevaba sombrero que sacarse y se adelantó hacia el interior de la casa.

Tras Theo el resto no dudaron mucho en avanzar para dejar atrás la lluvia de la noche y adentrarse en la casa. La costurera evidentemente no suponía mayor amenaza para ellos, así que tras el frenético paseo callejero por los callejones tras PIerre, ahora las cabezas de todos están dispuestas a aceptar que hay acierta tranquilidad en el lugar.

La costurera, cierra tranquilamente la puerta cuando el último de vosotros ha entrado y sin hacer gesto alguna se dirige hacia el interior tras coger un candil con el que iluminar el pasillo. Avanzáis por varios pasillos hasta que finalmente llegáis a un almacén donde se acumulan rollos de tela y otros enseres del negocio. Las paredes están cubiertos por varios tapices que a buen seguro han sido elaborados hace tiempo en el taller, el desgaste se hace visible aún incluso con la escasa luz del candil que sostiene la mujer.

Esta se acerca a una de las paredes y tras un segundo, suelta un cabo que sostiene la parte inferior de uno de los tapices. Lo mueve y véis que tantea un momento la pared, hasta que un crujido de madera os indica que ha encontrado lo que busca. Justo bajo el tapiz, en el suelo, la mujer se agacha y levanta repentinamente una trampilla. No levanta polvo, lo cual os hace suponer que dicha trampilla se usa con cierta asiduidad, del interior llega un ligero murmullo de música, y también se vislumbra como al final de la escalera que tiene hay un resplandor. El rostro de la mujer permanece hierático, la trampilla abierta y el candir en la mano, os parece casi una estatua viva. Está claro que no es una mujer de muchas palabras y que vuestro siguiente paso, está ahí abajo. Comenzáis a bajar por la escalera.

Al mismo tiempo que váis bajando, el murmullo del interior se transforma en un sonido de música mezclado con voces. Ahí abajo, parece que hay una fiesta y bastante gente. Al llegar abajo os encontráis frente a un pasillo al final del cual gira hacia el origen de la luz y el ruido. Avanzais con tranquilidad, Pierre no os ha advertido de ningún peligro, y no parece este el lugar para sacar las armas. Así que toca descubrir lo que os espera al girar.

Ante vosotros se abre una bodega clandestina. Esta posee una bóveda de dimensiones notables con un techo de madera. En los laterales varias teas que a intervalos regulares permanecen encendidas para iluminar la sala. Ahora el bullicio del lugar llena vuestros ojos. En el centro, hay una tarima, donde una mujer de facciones afiladas baila la danza de los Siete Velos con un movimiento casi extasiante para su anfervorecido público. Este está formado principalmente por un grupo de borrachos que aplauden y silban a la mujer que baila al son de la música de un grupo de músicos árabes. Por la pinta de esos hombres, en su mayoría parecen estibadores y contrabandistas.

Al otro lao de la sala se aglutina un grupo de norses, que están participando en un concurso de bebida según podéis deducir de lo que véis. Por toda la sala hay varios grupos de personas, aunque esos son mucho más tranquilos que estos otros dos bulliciosos grupos. Nadie se preocupa mucho de vuestra presencia y todos parecen ocupados en partidas de cartas o dados. Los camareros van y vienen entre las mesas y una especie de barra, tras la cual hay un biombo, que separa lo que deducís que es la cocina. También podéis ver como un hombre va acompañado del brazo por dos mujeres, sin duda prostitutas, avanzando entre las mesas saludando de cuando en cuando a algunos de los hombres sentados en las mesas.

A ojo de buen cuberto calculáis que en el lugar se juntarán unas doscientas personas, aparentemente solo humanos, toda gente exótica, que mayormente parece estar divirtiéndose y estableciendo contactos. Pierre no os dijo nada, pero quizás parece que aunque haya interrumpido vuestro disfrute en el Martín Pescador ahora podéis disfrutar de una fiesta éxotica en esta bodega clandestina.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por igest »

Mientras permanecéis inmóviles en la entrada a la bodega, contempláis a la gente seguir como si no estuvieséis allí. Nadie parece preocuparse por vuestra presencia. Algún que otro hombre levantó un momento la mirada de sus asuntos, para regresar a ellos casi al instante. La mujer que baila en la tarima continúa su baile que, por el aspecto sudoroso de su cuerpo, sois conscientes que lleva un buen tiempo realizándolo.

Del fondo donde, está la especie de barra improvisada, llega un rico olor a comidas muy variadas, y bastante poco habituales. El olfato de Mathias le permite distinguir entre los diferentes olores, el de un pastel de pescado seco tradicional de su tierra. También os llegan olores a todo tipo de especias... Y de fondo, un olor suave a incienso también alcanza vuestras fosas nasales.

Una de las dos prostitutas, se separa del hombre y se acerca a vosotros... ¿Que tal chicos? ¿Acaso váis a pasar la noche ahí de pie mirando? Mientras dice esto, se pega descaradamene a Mathias, pasando la uña de su dedo índice por su cuello.... Hay cosas mejores que sólo mirar.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

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Theo Lobster

¿Que tal chicos? ¿Acaso váis a pasar la noche ahí de pie mirando? Hay cosas mejores que sólo mirar.

Theo salió de su ensoñación como quién cree que se despierta pero en realidad sigue dormido. A su alrededor árabes y norses, bailarinas y prostitutas, camareros y hombres de negocios se mezclan en una nube de incienso a varios metros por debajo del nivel del suelo. Lentamente avanzó entre la gente observando a tiempos los juegos de cartas de los norses, los músicos tocando con destreza y los ágiles movimientos de la bailarina de la tarima. ¿Desde cuando hacía que no yacía con una mujer?

Tocó en el hombro a un camarero para llamar su atención.

¿Puede darme uno de esos? Le dijo señalando una cerveza especiada que tenía bastante buena pinta y olor. El camarero sonrió reconociendo a alguien que no solía moverse en esos ambientes, pero le sirvió sin problema.

Con una bebida en la mano se centró un poco y giró en redondo para ver dónde estaban sus compañeros o incluso sus jefes. ¿Tendría tiempo para echar una partida a las cartas?
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por igest »

Al ver que Mathias permanecía casi como una estatua, la prostituta realizó un giro consciente que no había despertado el interes del hombre. En ese momento observó como Theo se adelantaba hacia uno de los camareros y pedía una jarra de cerveza.

¿Puede darme uno de esos? Le dijo señalando una cerveza especiada que tenía bastante buena pinta y olor. El camarero sonrió reconociendo a alguien que no solía moverse en esos ambientes, pero le sirvió sin problema. Theo ya tenía la cerveza en la mano, y giró en redondo para volver a observar la sala en busca de alguno de sus jefes. En un primer vistazo no veía a ninguno, parecía que la noche dispondría de algo de tiempo, quizás para una partida de cartas con aquellos cuatro tipos de una mesa no muy lejana a el y un poco apartada de los bulliciosos hombres que seguían gritando enfervorecidos ante los sensuales movimientos de la bailarina. Dos de ellos parecían, al menos por sus ropas, ser de fuera de la ciudad, ¿quizás del sur por el estilo de sus camisas? Theo no tuvo tiempo de seguir en esta línea de pensamiento cuando la mujer que antes había abordado a Mathias ahora se acercaba a él.

No permitirás que una mujer como yo, siga con la garganta seca mucho tiempo ¿verdad? - En sus ademanes había un claro gesto de provocación, al que Theo le estaba costando resistirse. La mano de la mujer ya estaba posándose sobre el asa de la jarra y el roce de sus dedos sobre la mano de Theo hizo que se le erizase el pelo del brazo.

Entretanto, desde el pasillo por el cual había llegado el grupo surgen otros dos hombres, que con un empujón apartan a Dieter para acceder a la sala, y sin pararse ni un solo segundo a esperar disculpas por parte de este por interrumpir su camino, tras un par de giros de cabeza en busca de alguien avanzan hacia las mesas de la izquierda. De sus ropas desgastadas, capas pesadas y botas fuertes, podéis deducir que son hombres de acción.

¿Como es que nunca os habían enseñado este lugar? os preguntáis.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por Nocturno »

Theo Lobster

"Por la noche todos los gatos son pardos" pensó Theo. El mero roce de una mano femenina lo hizo darse cuenta de que llevaba mucho tiempo sin yacer con una mujer. Demasiadas preocupaciones; demasiados trabajos; demasiados problemas. Durante un instante recordó con cariño todos aquellos años en los que solamente había sido un barquero, llevando y trayendo gente, viviendo con su familia y disfrutando del día a día. ¿Qué necesidad tenía de vivir aventuras?

El "instante" de meditacion interior debió de ser más largo de lo que pensaba, puesto que la prostituta ya había desaparecido en busca de nuevas víctimas. Ni siquiera las tentaciones parecían esperar por él.

Tras ojear de nuevo la inmovilidad de sus compañeros decidió que con una cerveza en la mano lo único que podía hacer era acercarse a jalear a la bailarina exótica a la que muchos rodeaban sin ningún pudor. ¡Qué diablos! Hasta le apetecía echarse una partida de cartas.

En cualquier caso lo importante era esperar las instrucciones de sus jefes, pero éstas podían tomar la forma de cualquier lacayo que eligieran como habían hecho con Pierre el rápido, así que ¿Qué importaba gastar unas monedas?

Mientras sus compañeros contemplaban la fiesta sin queren inmiscuirse en ella Theo decidió que la noche era para él...
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

Mensaje por igest »

Y la noche parecía estar dispuesta a recibir a Theo con los brazos abiertos. Pero se trataba de los sudorosos y algo peludos brazos de uno de los hombres que se encontraba jaleando a la bailarina, que de sopetón se había levantado al ver como Theo se acercaba y le había brindado una picará sonrisa para luego dejar caer su brazo sobre tus hombros. Todo eso sin dejar de canturrear algo, que tras haber bebido varias jarras, parecía poco más que un balbuceo ininteligible.

Theo no conocía a aquel hombre, pero si conocía, como el alcohol acababa por aportar un grado de camadarería en estas situaciones que a veces era incómodo y otras un gran aliado para tirar de la lengua. En los peores casos, era cuando acababa por desencadenar algún encuentro, digamos... violento. Pero aquel hombre de ropas ligeramente elegantes, parecía estar disfrutando del baile de la mujer más que de otra cosa, y se encontraba especialmente animado.

¿Porf qué no me acompañaff mientrafff disfrutamofff del baile? - con la lengua ligeramente trabada por el alcohol, el hombre te invita a sentarte junto a él. Paffeffe que tuff compañefofff no quieffen diffutar de effta velada? Peorf para ellofff
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

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Theo Lobster

¿Porf qué no me acompañaff mientrafff disfrutamofff del baile? -Claro -respondió, Theo un tanto más sobrio. Levantó la mano hacia uno de los sirvientes haciéndole un gesto para que se acercara con la bandeja de bebidas. -Disfrutemos de la noche.

La bailarina se movía en un baile sensual que cautivaba a los hombres que pasaban a su alrededor. En la mesa donde estaba Theo, que ya había perdido de vista a sus compañeros, el alcohol empezaba a causar estragos. Theo trataba de no pasarse porque aún no sabía nada de sus jefes, que en principio era el motivo que les llevaba allí. ¿Aparecerían en la noche o simplemente querían premiarles por su dedicación? Theo no sabía la respuesta a esa pregunta, pero la buscaría en el fondo de una jarra mientras la bailarina se contoneaba en un baile sin fin.
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Re: Acto 2: Una fiesta exótica

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Theo había decidido dejar que un poco de alcohol recorriese sus venas. Acompañado por el hombre, que se mantenía buena parte agarrado a Theo casi más por mantener el equilibrio que otra cosa. En más de una ocasión Theo pensó que aquel hombre, del cual aún era incapaz de descifrar su nombre... la lengua se le trababa cada vez más.... - Feffnig, fffeffif.... ¿acafffo no lo coffeff? Paffefeff un paleto wiffelandefff... ¿Kenig? ¿Gerig? .... en cierto modo estaba claro que no encontraría mucho de interés en la compañía de aquel hombre. Aunque allí junto a él, el ruido de la música tampoco dejaba posibilidades de escuchar mucho más.

Asún así, los oidos de Theo captaron una conversación de dos hombres sentados no muy lejos (20 en su tirada de Percepción) que le resultaba más interesante que la palabrería sin sentido de su acompañante.

- Dentro de tres noches llegará una caravana procedente de Altdorf. Y ya sabes quién hará la vista gorda... así que no habrá problemas. Como siempre o importante es la discreción. Los espías de los Fooger no pueden enterarse del origen ni el contenido del cargamento, así que la versión oficial es que se trata de un lote de Schnaps imperial. Así que ya sabes que es lo que necesitamos... los papeles corren de tu cuenta.

Una mirada por encima del hombro permitió situar a Theo a los dos hombres en una mesa apenas a unos tres metros a su izquierda. Ambos vestidos con ropas tipicas de la ciudad, lo cual delataba su procedencia casi tanto como su acento. No le sonaban de nada a Theo, pero en una ciudad tan bulliciosa y con tanta gente entrando y saliendo eso no le extrañaba. Quizás pudiera ser de interés para el culto,... y todavía sin señal alguna de los jefes.
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