Escrito por YOP
De un tiempo a esta parte, mucho se ha venido hablando sobre el estado de nuestro Hobby, sobre si Games Workshop dejará de fabricar su gama de miniaturas Fantasy, o si la empresa deberá reestructurarse de un modo u otro, haciendo sacrificios que tarde o temprano terminarán afectándonos a todos los jugadores.
Y la cuestión es que todo esto viene a tenor de unas acciones de las que ya pocos se acuerdan, pero que hace unos meses descendieron en bolsa significativamente, y que trascendieron en un gran revuelo respecto a los resultados fiscales de la compañía. Algo que de por sí resulta difícilmente analizable si contamos sólo con los datos que los propios empresarios de GW nos proporcionan. Así que lo que me gustaría imaginar en este apartado con título de película del oeste, pasa por una breve reflexión sobre el asunto. Un tema mucho menos arduo que un análisis financiero duro, pero no por ello menos esclarecedor respecto a lo que nos interesa.
Veamos, hace casi 40 años, nacía GW. Una empresa dedicada a la producción de juegos de mesa y sobre todo, al hobby del modelismo.
Por aquel tiempo eran prácticamente únicos en su campo. Pioneros en plantear el tema de las miniaturas de una forma determinada, con una cierta calidad y diseño específicos. ¿Podéis imaginarlo?, es un sueño en términos comerciales. La única empresa que fabrica ese producto, y la única que los vendía en una zona geográfica concreta.
Pero claro, el tiempo pasa, y ser el único implica también, poseer una fecha de caducidad, porque, aunque empieces siendo el único que vende miniaturas que molan, si tienes éxito, sabes que tarde o temprano llegarán a copiarte.
Y aunque se rezagaron más de lo que cabría esperar, hoy en día, a todos nosotros se nos vienen a la cabeza algunos nombres como Reaper, Mantic, Malifaux, Privateer Press…Y eso rompió el maleficio del monopolio.
Pero en estos años más cercanos, mucha gente tenía aún bien grabada en la cabeza la idea (y todavía algo de eso se respira en el ambiente), de que en Games Workshop eran los mejores. Y cuando digo los mejores, me refiero a la calidad de sus miniaturas. Y todo el mundo sabe que cuando hablamos de calidades respecto a las minis, no podemos hablar de medias tintas o soluciones a medias, porque lo que hay en medio, lo contrario a lo “extraordinario”, es “lo ordinario”, la mediocridad.
Y aunque la calidad es un término muy difuso, puede cuantificarse respecto al posicionamiento que tiene la empresa en el mercado. Así que durante un tiempo, la gestión de la empresa quiso tirar de prestigio y precios altos, para crear una cierta percepción de “producto de calidad”, mientras que otros luchaban por hacerse un hueco en ese férreo mercado hegemónico, dominado por una sola marca desde hacía décadas.
Y como en cualquier guerra, el conquistador más grande es el que derrota al enemigo sin un solo golpe. Algunos, como Mantic o Reaper, optaron por pasar por debajo de las almenas sin hacer ruido. Fueron a atacar al gigante dormido desde la posición de “el más barato”. Ser capaz de ser la empresa que lanza al mercado las minis al precio más económico no es fácil, pero te garantiza un nicho de mercado si lo consigues. Aunque siempre te queda la gran pregunta, ¿cuánto tiempo podrás seguir siendo el más barato?, sobre todo con esa tecnología de impresoras caseras 3D en ciernes y esos kickstarters tan agresivos que circulan por ahí.
A todo esto, GW respondió con sólidos argumentos, fustigando a sus fans, y subiendo los precios para convencerles de una sola cosa, “somos más caros, somos diferentes, somos los mejores”. Una premisa tan sencilla, que resulta casi insultante en los tiempos que corren, pero que al principio no fue del todo incorrecta.
Total, ¿ quién podía culparles? Llevaban toda la vida haciendo lo mismo sin que nadie se atreviese a mojarles la oreja.
Mientras tanto, en Estados Unidos, Privateer Press comenzaba a asaltarles por la zona más dura, preparándose para el largo asedio de “ser el mejor”. Ellos se consideraban a sí mismos, (como buenos yanquis), en igualdad de calidades, por así decirlo. El problema de intentar ser el mejor y competir contra el líder del sector, es en que competir con las mismas armas que tu enemigo a veces implica también, adoptar su mismo punto de vista sobre una misma cuestión. Y eso, amigos míos, fue lo que los perdió, no sin antes, arrancar una buena herida a sus mortales adversos, que ya sentía bajo sus pies, el quebradizo terreno sembrado por Reaper, Mantic y otros tantos por el estilo, sin incluir a esas maravillosas impresoras 3D o la clonación de miniaturas.
Para rematar la jugada, numerosos juegos con una calidad asombrosa, comenzaban a salir de debajo de las piedras, financiados por los propios fans, muchos de ellos sintiéndose engañados ante una posición un tanto tirana respecto a los precios, asumida durante demasiado tiempo. Los frentes comenzaban a desbordar, ¡a arreciar!... ¿Y ahora qué?, seguramente se estarán preguntando en Nottingham. Sobre todo a juzgar por las últimas ofertas de trabajo que han salido a la luz.
Pues ahora, como les dije en mi carta de presentación cuando soñaba con ser parte de la compañía, sólo queda diferenciarse.
Diferenciarse no significa subir los precios, dividir la revistas en varios folletos y catálogos carísimos, o vender miniaturas exclusivas a 25€ la unidad. Eso se llama “ser unos cutres”. Diferenciarse es tener el valor de mirarse al espejo, comprender el alma del hobby que vendes y reemprender una experiencia perdida, desde hace ahora por lo menos, más de veinticinco años. Diferenciarse consiste también, en entender los problemas que uno mismo ha creado y creer firmemente en lo que a uno le apasiona por encima de cualquier número.
Diferenciarse consiste en asumir los riesgos de esta aventura, y recorrer un camino que sabes que la competencia jamás se atreverá a pisar… ¡Porque es mucho peor que introducirse en plena noche en mitad del Bosque de las Sombras perseguido por lobos!
¿Creéis que se atreverán a dar ese paso, ahora que la compañía la dirigen banqueros en lugar de jugadores?, ¡banqueros!, maldita sea. En lugar de aventureros, generales y estrategas.
Miedo me da pensar en esa respuesta…