Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Oeris
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Mensaje por Oeris »

Skalik Gimnirson

Skalik había seguido bebiendo su cerveza sin poner mucha atención a lo que decía el patrullero hasta que comenzó a insultarlo y hablar sobre seres extraños y, lo más importante, como alcanzar una muerte gloriosa. También había escuchado algo de cobrar dinero por la mujer y no se que mas historias de hacia donde iban. Cinco chelines eran bastante para una persona como el, pero si quisiera ganar dinero se hubiera ido a Grenzstad. En este momento lo que mas le importaba era tener una muerte honorable, asique se dirigiría hacia Merfeld en busca de una muerte gloriosa y si no moría, iría a Grenzstad a ganar algo de dinero para seguir viajando.

El matador terminó su cerveza y su plato de comida, tomó su hacha y salió por la puerta dispuesto a encaminarse hacia su destino. El enano buscó el camino hacia el sur y comenzó a caminar hacia Merfeld en busca de una muerte honorable para alguien como el.
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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22 de Destilario (Brauezeit) de 2527. Averheim.

Nolan Grass sonrió al ver el impetu de Karl. Tras meditar unos instantes le dió permiso para ir a visitar a Himain, quien se encontraba a punto de partir hacia Streissen. La noche habia caido, y Karl tardó bastante en encontrarlo, tras preguntar a piquetes y obreros por toda la capital durante horas. Cuando finalmente lo hizo, el consejero ya estaba ensillando sus caballos, preparandose para entregar al Conde Markus Leitdorf la noticia de que la toma de Averheim habia sido llevada a cabo con éxito, y que los Alptraum se retiraban de la ciudad.

Consejero Himain

-Karl, dioses, que alegria verte sano y salvo. ¿Que ocurrio anoche? Te perdimos la pista durante todo el dia...


El ex-convicto explicó a su buen amigo todo lo sucedido, desde el encontronazo con los carroburgueses hasta el arresto final y la caputra de Saford por parte de Jobb Alptraum. También le expresó su dimisión para seguir trabajando con Nolan y para el resto de la iglesia sigmarita. El Consejero no se lo tomó muy bien, pero no pudo enfadarse con el joven ladrón de ferviente impetu. Tras cobrar la deuda de veinte coronas, Himain desmontó y le dió un abrazo a Karl, consciente de que tal vez sus caminos no volverian a cruzarse.

-Espero que todo te vaya bien, Spenholf, lo digo de corazón. Me has dado muchos problemas todos estos dias, pero tambien me has ayudado mucho en mi trabajo. Ahora estarás enemistado con los Alptraum, y con los miembros del Consejo Provincial también, y a buen seguro de que no te querrán más que matar si se cruzan contigo. Pero, aunque ya no seremos aliados, también te aseguro que no seremos enemigos jamás.

La despedida fue emotiva, y tras la última palabra, el Consejero montó y salió de la ciudad por la Puerta Oeste, ahora tomada por el bando revolucionario. En solo dos dias, la ciudad entera se habia sublevado, y permanecia por completo fiel a Markus Leitdorf. Solo el tiempo diria si él se mantendria por completo fiel a su pueblo.

En estas estaba Karl mientras volvia a la Catedral para recibir las ordenes de Nolan, cuando se encontró con Tobias. Tobias Russ era, como él, uno de los pocos supervivientes de la matanza en la Casa de la Rosa, y aunque no habian entablado amistad, si habia un gran entendimiento entre ambos compañeros de trabajo. Juntos llegaron a donde Nolan recitaba sus oraciones nocturnas, y tuvieron que esperar hasta que el fornido sacerdote las terminara para poder escuchar su petición.

Nolan Grass

-Tobias, Karl, no esperaba veros tan pronto. Espero que hayais solucionado vuestros quehaceres, pues hay algo importante que tengo que pediros. Dada la situación en la ciudad, y los hechos de los que me han informado en la iglesia de Verenna, podemos confirmar que la amenaza real de nuestro señor no se encuentra en esta ciudad. Por fin hemos despejado de dudas el gobierno, y tras los datos obtenidos de Ivein Hopked acerca del interrogatorio de Saford, tenemos problemas más graves en el Este que en la capital.


El sacerdote calló, y espero a que tanto Tobias como Karl estuvieran comodos. La noticia que iba a darles no era facil de asimilar.

-Habeis jurado lealtad a la iglesia, y eso podrá absolveros de vuestros pecados, que no son pocos. Pero no temais, pues las llamas del averno se mostrarán lejanas en tanto que vosotros sigais actuando como ayer hicisteis. Es por ello, que para continuar nuestra sagrada cruzada, habeis de viajar lejos. Dos santos tribunales inquisitoriales han sido establecidos en el Este, uno en Grenzstad y otro en Merfeld. Los enviados de nuestro señor necesitan hombres para hacer frente a la corrupción habitada en estas ciudades, viva entre afecciones virulentas y malsanos corruptos. Nosotros no podemos prescindir de más sacerdotes aqui, pero tanto las iglesias de Verenna como las de Sigmar y Myrmida acudirán en esta llamada de socorro. Verenna entregará a Fabian Dortmund, un reputado investigador, para hacerse cargo de una investigación muy peliaguda, pero vosotros dos ireis más al Sur, donde el brazo armado de nuestro señor dios en la tierra necesita más hombres. Tobias, a ti te encomiendo viajar hasta Grenzstad y encontrarte con el cazador de brujas Lothar. Karl, tuya será la tarea de llegar hasta Merfeld y ponerte al servicio del cazador de brujas Zackarias.

El sacerdote entregó a ambos dos sobres sellados, que contenian las recomendaciones del Lector Adolf Quosser, para que los cazadores de brujas les aceptaran en sus sequitos. Tras entregarle a cada uno un colgante con el amuleto del martillo, para darles suerte en su viaje, les llevó a las caballerizas. Alli Tobias pudo recoger su carroza, y Karl tomar un viejo caballo, asi como veinte peniques para alimentarse el y al corcel hasta llegar a su destino.






25 de Destilario (Brauezeit) de 2527. Merfeld.

La vida de Spenholf habia cambiado una barbaridad en una semana y media. De haber sido puesto en libertad, habia sido traicionado por su propio hermano, habia trabajado para los revolucionarios Leitdorf y habia acabado siendo un fiel servidor de la iglesia de Sigmar. Todo un via crucis, que no parecia terminar. Pero por primera vez en muchos años, estaba solo, contando con la única compañia de su caballo, Blancacrin. Blancacrin era el viejo corcel que Nolan le habia entregado, y con el que habia viajado desde Averheim hasta el lejano Merfeld, colindante al rio Reik. Ninguna patrulla o leva de soldados le habia molestado en su viaje, puesto que contaba con el sello de Nolan Grass para reunirse con el cazador de brujas. Sin embargo, tras tres dias de arduo viaje, habia llegado a Merfeld, y lo unico que veia era hambre, pobreza y muerte.

Tan solo un chelin de plata le quedaba en la bolsa (apenas suficiente para alimentarse a el y a su caballo dos dias mas), asi como su panoplia de armas y armadura, y aunque la herida de la espalda se habia curado en su gran extensión, otras decenas de cicatrices que le surcaban el cuerpo seguian dañandole ante el más minimo movimiento. Karl se habia convertido en un soldado de dios sin comerlo ni beberlo, y tendria que buscar más explicaciones en los cielos que en la fortuna si queria comprender su actual racha.

Merfeld era un lugar inhospito y horrible, y sus calles estaban desiertas. Las gentes cerraban las ventanas a cada paso de Blancacris, y era imposible encontrar a nadie entre los caminos circundantes. Lo más caracteristico del lugar eran sus extaños graneros, parecidos a altos minaretes de alargada construcción, tal vez construidos de tal manera para evitar que las riadas del Reik anegaran su trigo. A lo lejos, por los valles, decenas de molinos pardos daban un aspecto aun más tetrico a la población. Los cielos estaban cubiertos de grises nubes que regaban con su leve llanto las embarradas calles urbanas. Aquel territorio estaba bajo protección Leitdorf, pero era dificil creer que estos pudieran mantenerlo en caso de un ataque, pues la ciudad no estaba amurallada y las defensas parecian escasas, cuanto menos inexistentes. La ausencia de mansiones o casas señoriales aumentaba esta sensación, y daba a Merfeld el aspecto de un pueblo desorbitadamente poblado de edificios, pero sin ningun tipo de fuerza real regentandolo.

Tras varios minutos surcando sus embarradas calles, Karl Spenholf oyó los gruñidos, entre unas calles, de un hombre. Su voz era de un tono bajo, y cuando se acercó, ansioso de poder hablar con alguien tras tres dias de solitaria cabalgadura, el ex-convicto comprobó que se trataba de un enano. El más extrafalario que hubiere visto jamás, con poco ordinario peinado, extraños tatuajes en el brazo derecho y una enorme y artesanal hacha tan grande como el. Iba acompañado de una mujer que andaba a gatas, a varios metros de él, y que presentaba graves signos de demencia.

Skalik el matador habia tardado un dia en llegar a aquella ciudad humana, pero el viaje habia parecido una semana. Tras dejar la posada donde los Patrulleros de caminos le habian advertido de los horrores que se cernian en Merfeld, el enano habia partido de inmediato. Pero la enloquecida mujer rescatada a los piratas se habia encariñado con el matador, y siempre le seguia fuera donde fuera, a una distancia prudencial. Y para colmo, la lluvia habia embarrado las calles y caminos, y el pequeño pero robusto enano siempre estaba cayendo en charcos y pringadose de inmundicia. Por suerte para él, durante todo su viaje no habia notado que la viruela su hubiera hecho presa de él, por lo que pudo continuar su mortal marcha sin el estorbo de los estornudos.

El matador ya pensaba que aquel pueblo estaba desierto, cuando entre una de las calles aparecio un jinete en un caballo blanco. El humano mostraba una marca de hierro al rojo en la espalda, asi como sucio pelo y barba negros. Tambien portaba armas, con lo que Skalik vio en el lo que en su clan se habria considerado un guerrero (algo harto diferente en tierras humanas, donde todo el mundo debia ir bien armado fuera cual fuera su condición). Skalik, la demente mujer de pelo corto que solo balbuceaba, y Karl, se encontraron en mitad de la calle principal de la extraña Merfeld.



FDI: Karl, pasas cotilleo con un 17 y encuentras a Himain, asi como 19 en Percepción para ver a Skalik. Un 69 en Sabiduria Popular hace que no tengas ni idea de lo que es un matador, y mucho menos cual es su cometido.

Skail, pasas resistencia con un 32 y no contraes la Viruela, dado que los Patrulleros con los que hablaste si la tenian. Llegas a Merfeld acompañado de la demente mujer, a la que le puedes poner el apodo que consideres (tranquilo, que no te va a responder). Por cierto, me gustaria que, ya fuera por privado, o en cursiva en un post, narraras la historia de tu matador y el porque acabo deshonrado. Vendria muy bien para enfocarle en la interpretación.

Ale chicos, a hacer amigüitos :P
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Karl van Spenholf

Al reo le dolió más de lo que había pensado la marcha del consejero. Bien era cierto que había sido elección suya seguir su propio camino, pero el consejero era la figura más familiar con la que contaba en aquellos momentos. De hecho, era la persona que más había hecho por él y, en realidad, en muy poco tiempo y sin saber si podía confiar en él.

Karl sintió como, mientras el corcel con el consejero se alejaba para separar sus caminos posiblemente para siempre, algo se le metía en el ojo. Se pasó las yemas de los dedos de la mano derecha por la piel entre la nariz y los ojos, masajeándola. Realmente, no lloraba, pero le había gustado hacerlo, para sentirse vivo.

Ahí va mi único enlace con el mundo... pensó el exconvicto, justo antes de darse la vuelta y volver sobre sus pasos hacia la catedral.

En su caminata, Tobias se cruzó con él y le acompañó el resto del camino hasta Nolan. El gigantesco sacerdote les habló de su nueva misión, lejos de Averheim (la suya, concretamente, en Menfeld). Deberían trabajar cada uno para un cazador de brujas, en los tribunales inquisitoriales situados en esas zonas. No tardaron en partir, con suficiente dinero como para sobrevivir durante el largo viaje.

Con apenas un breve Que Sigmar os ayude como despedida del sacerdote, Karl se puso en marcha en el que sería su segundo infierno en esta vida.

...

El expresidiario llegó cansado, dolorido y abatido a su destino. Las calles de Menfeld, desiertas y embarradas, no presentaban un buen panorama para un viajero solitario, así que Karl agarró la empuñadura de su espada, dispuesto a usarla tan pronto como fuera necesario.

Rompiendo el fantasmal sonido producido por el viento jugueteando por las calles del tenebroso pueblo, Blancacrin hacia que sus pezuñas chapoteasen en el barro, con cada paso, haciendo un ruido que, mal que mal, suponía que había algo en la calle y, en cierto modo, reconfortaba al reo.

Unos instantes más allá y varios metros recorridos, oyó hablar a un hombre y, cuando llegó a la calle en la que se encontraba, no pudo sino sorprenderse al ver ante sí a un enano, con una extrafalaria cresta anaranjada, prácticamente desnudo, con tatuajes en un brazo y una descomunal hacha como compañera. A unos metros, una mujer demacrada le seguía.

Enano, dime donde se encuentra el cazador de brujas Zackarias y tal vez te deje marchar sin dar noticia de lo que estés haciendo con esa mujer... -dijo, arqueando una ceja, con cara de asco, pensando en los horribles momentos que la mujer tenía que haber pasado con el enano, a juzgar por su aspecto.

Seguro que éste es de esos que se quedan callados si no se les da un buen motivo para hablar...

Pensando ésto, el exconvicto desenfundo su arma, al tiempo que, con la otra mano, mostraba la carta con el sello de Sigmar.

No tengo tiempo que perder, y no he venido hasta aquí para granjearme enemigos... no quiero resultarle ofensivo, pero ésto -dijo, alzando un poco la espada- es por mi seguridad, y el santo oficio me ha autorizado para usar la fuerza contra cuaquier agresor o persona que no colabore conmigo... creo que me entiende -finalizó, con una sonrisa, y esperando la información requerida.
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Skalik Gimnirson

"Ese día iba a ser diferente a los demás días, una pequeña banda de esos malditos pielesverdes estaba atacando la ciudad y, aunque no era un problema, era bastante molesta para la gente que quería viajar fuera de la ciudad. Skalik se dirigió a su herreria y se armó con un hacha, un escudo, una pequeña coraza y un casco. No sabía si estaba preparado para luchar, pero tenía que ayudar a su ciudad ya que era deber de todos los ciudadanos hacerlo. El enano se reunió con algunos de las personas con las que se relacionaba en la taberna, todos armados, y se dirigieron a la puerta de Karak Kadrim para cargar directamente contra la horda de orcos y goblins. Todos empezaron a lanzar golpes y tajos hacia sus enemigos. Skalik se lanzó contra un pequeño grupo de goblins y mató unos cuantos hasta que uno le lanzo un corte que le acertó en plena cara, pero fue rapidamente aplastado por la maza de Urgrim, uno de sus mejores compañeros. Urgrim se dió la vuelta para dirigirse hacia el combate hasta que Skalik le gritó para que le ayudara a levantarse ya que no veia por la sangre que había en su cara y, en ese momento, todó cambió. Urgrim se agachó a ayudar a su compañero y en ese momento una espada oxidada le cortó el cuello. A partir de ese momento, Skalik supo que todo habia sido por su culpa. Con la batalla acabada, y su amigo vengado, Skalik deció buscar una muerte honorable para redimirse de aquel error de distraer a su compañero en aquel momento"

Y así pasaban todos los viajes del matador, recordando porque se había convertido en lo que era y sintiendose cada vez más culpable. Aquella mujer la habia seguido muy de cerca y parecia que no queria separarse de él.

Jovencilla -dijo Skalik sin mirar atrás- ¿como te llamas?

El enano esperó un largo rato y, al no oir respuesta de la mujer, siguió hablando.

Si no me quieres decir tu nombre, te buscaré yo uno. -miró a la chica y se quedo un momento pensando- Thindrongol será un buen nombre...

Después de aquel largo viaje, Skalik y Thindrongol habían llegado a Menfeld. Una ciudad sucia y asquerosa en la que la gente cerraba las puertas y ventanas cuando veian pasar a cualquier persona que no fuera de aquel lugar.

Thin, hemos llegado... -el khazalid observó la ciudad y siguió camindando- No es un bueno sitio para morir, pero este es mi destino...

Siguieron camindando y Skalik no obtenia respuesta de Thin. El enano no hacia más que tropezarse y caer en el barro, y eso no le gustaba para nada. Había empezado a cabrearse y cuando apareció aquel hombre diciendo algo de un poder para usar las armas y sobre un tal Zackarias, llegó a la punta del iceberg. El enano agarró el hacha firmemente y miró al hombre con una cara que habría espantado a cualquier hombre cuerdo.

Soy un matador, y bastante tengo con mis problemas como para saber donde anda ese tal Zackarias. -dijo mientras apartaba a Thingaz y se acercaba un poco al hombre de las barbas- Y a esta mujer no la he hecho nada, no encotraría atractiva ni a la humana mas bella del mundo. Los enanos nos somos lujuriosos y pervertidos como vosotros los humanos. -se sacudió completamente para que quitarse el barro y el agua de encima- Y si quieres pelea de verdad, baja de ese caballo y prepara tu espada.

FDI: Hay está la historia de porque Skalik se convirtió en matador. Quiero subirme la F para hacer un poquito mas de daño.
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

La sonrisa del cazador de herejes fue desapareciendo a menida que el enano iba cogiendo fuerza en la conversación, hasta tal punto que Karl quedó, finalmente, mirándole, echado hacia adelante en la silla de montar, con los ojos como platos. Finalmente, y en un acto más de falsa superioridad que de otra cosa, el exconvicto comenzó a reír a carcajadas.

Me está hinchando las pelotas el enano este con eso de que si quiero pelea... y mira como me mira... pensó, mientras fruncía el ceño.

Poco después, bajó del caballo y, una vez en el suelo, clavó la espada en la tierra. Iba avanzando poco a poco y furibundo hacia el enano, al tiempo que se deshacía del escudo lanzándolo hacia atrás, cayendo éste cerca de la espada. Guardó apresuradamente la carta bajo sus ropas en los últimos metro y, finalmente, llegando junto al enano, cuadró la mandíbula, dándole golpecitos con el índice en el pecho, a su vez, agachándose para ello.

Mire, herr matador... no se en su casa o en el Imperio en general, pero en la Prisión de la que yo vengo, las cosas se resuelven como hombres -dijo, alzando los brazos y, apresuradamente, caminando de espaldas al enano, hasta alejarse un par de metros; acto seguido se volvió, poniendo los puños frente a su cara, en posición de combate- . Pensaba invitarte a una cerveza por las molestias, si me dabas la información, pero ya veo que eres un gallito... -seguía, mientras le señalaba con la cabeza- ¡Sin armas, cobarde!

De pronto, el reo cayó en la cuenta de la anchura de las espaldas del enano, al tiempo que una gota de sudor recorría su espalda...

A no ser que prefieras la cerveza y ayudarme en mi delicada tarea, claro está... -dijo, sin bajar la guardia, y todavía con el ceño fruncido.

Finalmente, dio una patada al barro, haciendo que un poco cayera cerca del enano, y escupió al suelo, junto a sí.

¡Vamos, responde!
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Skalik Gimnirson

Skalik estuvo a punto de echarse a reir cuando vió como el humano tragaba saliva al fijarse bien en él, pero ese no era su estilo. Una pequeña sonrisilla apareció en su cara mientras clavaba el hacha de un golpe en el suelo y crujia sus nudillos.

Este humano va a saber con quien se mete.... Aunque una cerveza... Y si trabaja para la Iglesia en un sitio como este, seguro que va a buscar algo peligroso...

Vamos a por esa cerveza... -el khalazid crujió el cuello y comenzó a golpearlo con el dedo como habia hecho el humano- Y me llamo Skalik, no herr matador...

El enano agarró su hacha del suelo y le dijo a Thin que se acercará

¿Dónde vamos? -volvió a hablar con el humano- Tengo hambre, sed y ganas de acción...
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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25 de Destilario (Brauezeit) de 2527. Merfeld.

La lluvia comenzó a arreciar, mientras Karl, que se creia con la autoridad de un cazador de brujas, y Skalik, quien estaba demostrando una increible paciencia, pasaban de las amenazas a la amistad en cuestión de segundos.

La desquiciada mujer, recién bautizada como Thindrongol por el enano buscamuertes, gateaba mientras Karl y Skalik hablaban ya a la misma altura. El ex-presidiario se habia bajado del caballo para no parecer cobarde, y el matador habia elegido no comenzar una pelea y seguir al humano quien, segun creia Skalik, habria de conducirle a algun peligro lo suficientemente interesante como para morir en el. Lo que ninguno de los dos hombres sabia era la jugada del destino que estaba por venirles. El sol ya estaba en camino hacia su puesta, cuando de pronto, los tañidos de una campana lejana comenzaron a sonar graves en la lejania. Thindrongol comenzó a aullar y gritar descontrolada, mientras el fornido Karl y el matador enano se preguntaban su procedencia. Uno, dos, tres, cuatro... hasta treces lejanos tañidos sonaron, y el cielo oscureció.

La mujer huyó hasta la protección de unas cajas tiradas en la calle embarrada, ocultandose de sus propios miedos. Y razón no le faltaba, pues desde que Karl y Skalik habian entrado en Merfeld, ninguno de los dos habia visto campanario alguno. ¿De donde demonios venia ese sonido? Fue tras unos minutos de incertidumbre, que una voz lejana se oyó al final de la calle. Alli, un hombre les gritaba desde una casa que se pusieran a cubierto.

Vecino de Merfeld

-¿ESTAIS LOCOS? ¡METEROS EN ALGUNA CASA ANTES DE QUE VENGAN! Oh, Dioses, creo que ya los veo...


Acto seguido, el hombre cerró a cal y canto la ventana de su casa, bloqueando la entrada con muebles. Karl y Skalik se encontraban en una calle repleta de casas, teniendo cinco casas a cada lado de la calle. Sin embargo, todas parecian cerradas y taponadas con barricadas. Todas excepto una, la cuarta del lado derecho de la calle, empezando por el final. Esa casa tenia las ventanas rotas, como si alguien hubiera entrado alli y hubiera saqueado su interior. Lo peor de todo aquello no era ya la ausencia de ruidos o sonidos distinguibles por la lluvia, sino la oscuridad que a cada minuto que pasaba se alimentaba del cielo de Merfeld. ¿Que demonios pasaba en aquella ciudad, y que harian Karl y Skalik ahora?



FDI: Karl, Blancacrin se pone nervioso, y como sacas un 85 en Carisma Animal, el corcel huye cuarenta metros lejos en dirección al centro del pueblo. Skalik, tu sacas un 16 en Percepción, y consigues no solo oir al vecino que os ha gritado, sino ver en que casa está (la tercera por la parte izquierda de la calle). Karl, tu con un 35 en Percepción solo oyes el grito que el vecino da.
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Karl van Spenholf

Al reo se le erizaron los pelos de la nuca mientras sonaban las campanadas. Un sudor frío salió por todos los poros de su cuerpo al tiempo que, con los ojos a punto de salirse de sus cuencas e inyectados en sangre, se giraba poco a poco, en dirección a los sonidos de la campana.

Unos metros más alejados del origen del sonido, un aldeano les gritó que se pusieran a cubierto, él y el enano, al tiempo que la mujer, más ágil, corría a esconderse tras unas cajas de madera, apiladas en el suelo. Casi por inercia, al tiempo que las campanadas llegaban a la decimotercera, los ojos del exconvicto cayeron, hasta mirar, como atravesando sus botas, sus pies, en los que faltaban algunos dedos.

Este... terror...

Karl se pasó el dorso de la mano por la frente, al tiempo que el exceso de sudor hacia que su ropa se le pegase al cuerpo. Blancacrin huyó y, como Karl había aprendido a lo largo de toda su vida, si un animal huía, esa era la mejor opción. No obstante, las piernas no le respondían.

Apretó la mandíbula al tiempo que corría en dirección a donde la espada estaba clavada y la cogía al tiempo que se colocaba el escudo, tirado junto a ella. Intentó aguzar la vista para ver lo mismo que el aldeano había visto y, al menos, saber a que se enfrentaban: ¿esclavistas? ¿pieles verdes? ¿mutantes? Karl se agazapó tras el escudo todo lo que pudo, de modo que apenas se diferenciaba de las cajas que había en medio de la calzada, y en las que se había escondido la esclava.

De pronto, Karl vio una casa abierta, con las ventanas destrozadas: su salvación. El expresidiario dudó unos momentos entre hacer frente al peligro o huir, como una rata asustada, al interior del edificio donde, todo fuera dicho de paso, no iba a estar seguro. Finalmente, fue retrocediendo hasta el enano, poniéndose hombro con hombro con él.

Skalik... ¿qué es eso? -preguntó Karl, algo miedoso, al tiempo que con su cabeza señalaba en la dirección de los sonidos- ¿Qué se acerca?

Con un ligero temblor, volvió a mover todos los músculos de su tiempo, para que reaccionasen. Iba a ser una larga velada en Menfeld...

FDI: me temo que no me separare mucho de maese enano.... xDD
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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Skalik Gimnirson

Las campanas comenzaron a sonar y el enano notó un esclafrio que le subia por toda la espalda y que paró justo al llegar al cuello. No sabía por el lugar de procedencia del sonido, pero estaba seguro que algo horroroso y gigante aparecería por la calle.

El enano agarró firmemente su hacha cuando oyó a aquel hombre decirles que buscaran un refugio antes de que llegaran. En ese momento sus sospechas se hicieron ciertas, hoy era un buen día para morir. Skalik vió como su recién convertido compañero, sudando y temblando, se lanzaba a por su espada y por su escudo y se ponía al lado de él, a la vez que le decía algo.

No sé lo que es, pero seguro que cubre mis espectativas. -respondió el khazalid mientras se colocaba en posición de combate y miraba al humano- Me gustaría saber tu nombre antes de reunirme con mis ancestros...

FDI: Este enano no ha sido probado en batalla, espero que la cosa vaya bien...
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

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25 de Destilario (Brauezeit) de 2527. Merfeld.

Las presentaciones eran algo muy sobrevalorado, o al menos eso debia pensar Karl, que escudo en una mano y espada en la otra habia optado por adoptar posiciones a la espalda del enano. Espaldas ajenas y Karl, que habian tenido desde los tiempos de la Prisión una relación muy manida.

Sin embargo, Skalik no pensaba de la misma manera. Su cultura era distinta, y en lugar de parapetarse en algún callejón o buscar refugio en alguna casa, quedó junto al ex-convicto en mitad de la calle, mientras Thindrongol huia a toda prisa del terrible y escalofriante tañido de las sombrias campanas. Aquella opción era claramente la mejor, pero solo si se buscaba morir. El cielo ya estaba casi a oscuras, y horrendas nubes alargadas cubrian el cielo de los destellos de las lunas hermanas. Todo habia quedado en silencio, y solo las goteras de los edificios colindantes acompañaban las exhalaciones del matador y del reo.

Pasaron hasta cuatro minutos asi, en silencio, mojandose por la lluvia que arreciaba y sin atisbar ni un solo movimiento, cuando ambos forzados compañeros de armas oyeron el estruendo proveniente de una de las calles. Blancacrin, fuera de la vista, habia relinchado fuerte, pero tras pocos instantes cesó en su llanto. Antes de que ninguno de los dos hombres pudiera preguntarse por el sonido. Karl logró ver tres siluetas correteando a lo lejos por el final de la calle embarrada. Las siluetas iban corriendo de casa, encorvadas, y no tardaron mucho en salir del campo visual del convicto. Pasaron otros minutos en silencio, ya claramente coscientes los dos guerreros de que algo malo iba a ocurrir, en que no lograron apreciar al enemigo. Pero claramente estaba alli, se notaba, se palpaba.

Ya habia pasado un cuarto de hora de espantosa tensión cuando Karl, de nuevo volvió a ver siluetas. Pero en esta ocasión no estaban al final de la calle, sino correteando por los barriles que habia detrás de una de las cinco casas del lado derecho de la calle, la primera a la derecha. En esta ocasión, las siluetas no corrian, sino que se desplazaban lentas, ataviadas entre telas sucias y negras, trepando por la casa hacia el tejado. Al tiempo, justo enfrente en el lado izquierdo de la calle, otras cuatro sombras se percibian entre la lluvia en uno de los laterales de un edificio, rasgando una de las ventas en la que se habian colocado parapetos. Desde alli oyeron gritos, y cuando uno de los seres, ligeramente humanoide, consiguió romper las tablas a baase de golpes, los chillidos de la familia que alli aguardaba se incrementaron llenos de pánico y terror.

Pero si aquello parecia malo, lo peor estaba por venir, puesto que por donde minutos antes hubiera cabalgado Karl, una docena de asquerosos monstruos, semejantes a los que estaban trepando entre calles y ventanas de los edificios, aparecieron en dirección al matador y al reo. Aquellos monstruos eran claramente hombres bestia, pero parecian comunicarse entre si, y carecian de los cuernos caracteristicos de los que los soldados hablaban. En cambio, sus cabezas más se asemajaban a los de una rata que a los de un carnero, y sus vestimentas eran enloquecedoramente humanas, asemejandose a jubones. Cuando uno de los doce hombres-rata vió a los dos hombres, les señaló con su garruda mano y chilló en distintos tonos, dejando claro que no solo eran seres abominablemente inteligentes, sino que eran capaces de comunicarse tanto verbal como fisicamente

Skaven de la 345ª Camada de Bajo-Lout-Lout del Clan Skaar, Fétido-Hocico

-¡HIIIIIIIIII, CHIIII! Uiii Sneek Sneek, Uiii Aiai-Uiai. Chiiii.

¿Eran aquellos innumerables seres los que se narraban en las historias, los skaven? Los Averlandeses habian sufrido sus ataques siglos atrás, y en los tiempos actuales se les creia no solo extintos, sino más un cuento de cuna que una realidad. Pero alli estaban, doce de ellos a escasos cincuenta metros de Karl y Skalik, y otros tantos entre las casas, abriendo y forzando puertas para llevarse a las cosas-humanas de su interior, entre agudos chillidos y rápidos movimientos de garras.

Fuera como fuera, los hombres rata que deambulaban por mitad de la calle no parecian los encargados de meterse a oscuras por las casas, sino de patrullar por la ciudad en busca de enemigos armados. Y los habian encontrado en forma de matador khazalid y ex-convicto humano. Los doce skaven del Clan Skaar iban armados con enrobinadas espadas cortas y algunos con cutres rodelas de madera de roble semipodrida, muy ligera y debil. Sus ropas eran color avellana, con matices oscuros, y su pelaje era de un asqueroso color avellana, brillante y grasiento bajo la presión de la lluvia. Cada uno de sus ojos, negros algunos, rojos otros, miraba a su presa, y más de uno enseñó los colmillos y la lengua, saboreando el inminente bocado. Karl supo que estaba en graves problemas, pues si entablaba combate, lo más seguro es que fuera el último.

Skalik en cambio supo que habia llegado la hora de morir.


FDI: 02 en Voluntad para Karl, y 13 para Skalik. Ninguno ganais Locura por esta visión, aunque a partir de hoy estareis condenados por el estigma de conocer la realidad de la civilización skaven.

Los skaven de la calle están a más de cuarenta metros, con lo que estais lejos para una carga (aunque no os preocupeis, si avanzais hacia ellos este turno, a buen seguro que al siguiente ya os estan mordiendo la cara). Los de las casas están a unos veinte, pero esos parecen ignoraros y seguir a lo suyo. La casa vacia está a viente metros, podeis llegar en un turno. ¡Buena suerte, mataskavens!
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Oeris
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Oeris »

Skalik Mataskavens

Skalik vió como aquella masa de hombres rata se dirigian hacia ellos a paso ligero mientras que Thindrongol se escondia en algún lugar que no llego a dislumbrar. Sabía que este era su momento y que aquí posiblemente acabara su vida, pero sería de una forma honorable. En aquel momento se acordó de todo lo que le habia llevado a hacer esto que para cualquier humano, elfo o cualquier otra raza sería una locura. El khazalid ondeó su hacha en el aire para comprobar que estaba afilada y miró fijamente a la horda de ratas que se dirigian a por ellos.

¡POR GRIMNIR!-gritó el enano mientras se lanzaba directo a la muerte contra aquellos seres del Caos- !WAAAAAAAAAAGH!

FDI: Realizo una acción de Carga contra la rata que les gritó a las otras.
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Nimref
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

El reo, agazapado como estaba tras el escudo, junto al enano, se sentía mucho más protegido que los momentos anteriores. No obstante, la lluvia mojaba su ropa y, con el frío que había en la calle, desierta y de noche, al exconvicto se le entumedecían los músculos y se le helaban hasta los huesos.

De vez en cuando, para vencer al cansancio y al frío, ambos producidos por la espera y la sensación de que algo terrible ocurriría a continuación, Karl levantaba la vista, para ver sombras que se movían de un lado a otro: sombras de aspecto humanoide, encorvadas, rápidas, como sombras... Ante la espectativa de tener tales agresores, el expresidiario bajó inconscientemente un escudo, presenciando el dantesco espectáculo que suponía que unas sombras asaltaran las casas, provocando los gritos de sus ocupantes y, previsiblemente, el temor en las casas adyacentes.

De pronto, un grupo de doce de aquellas bestias se fue acercando al enano y a él, al tiempo que, el que parecía el líder, les señalaba y gritaba algo, que, al parecer, los otros entendieron. El enano de cresta y barba anaranjadas no tardó en hacer girar su hacha en el aire, como retando a los hombres-rata (pues era lo que aquellos repugnantes seres que Karl no iba a olvidar nunca parecían), al tiempo que avanzaba pesadamente hacia ellos. En la mente del reo, solo una cosa...

Himain debería saber acerca de este quinto aspirante...

De pronto, y con el enfervorizado ataque del enano que, sin lugar a dudas, daría lugar a un ataque preventivo por parte de los hombres-rata hacia el enano, Karl se vio con la oportunidad perfecta para hacer lo mejor que sabía: huir.

Debo encontrar a Blancagrin... pensó Karl, al tiempo que huía en dirección a donde el caballo había huido instantes antes, dejando al enano solo ante el peligro, con la única ayuda de la esclava, pero sin el valor suficiente como para decirle que lo dejaba en la estacada...
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Saratai »

25 de Destilario (Brauezeit) de 2527. Merfeld.

El matador se lanzó a la carga contra aquellos seres, a pesar de que aun estaban demasiado lejos como para llegar hasta ellos con una rápida embestida. Sin embargo, Karl no secundó tan heroica acción, decidiendo en su lugar correr en dirección opuesta, donde esperaba encontrar su montura.

El exconvicto no tuvo que correr mucho para encontrarla, pues girando una calle Blancacrin se encontraba sangrante, herido por varios cortes que un hombre rata le habia inflingido. El mismo que en esos momentos se encontraba dispuesto a matar al animal para llevarse a las despensas su deliciosa carne como trofeo, como si de una vaca se tratara. Cuando el skaven vió a la cosa-humana acercarse, cesó sus acometidas y bufó contra Karl. El skaven portaba ropas oscuras que le tapaban las orejas y parte de la cabeza, y en cada zarpa sostenia sendos cuchillos anchos de doble filo. Su cola se removia de un sitio a otro, nerviosa, peros sus patas traseras sobre las que se sostenia en pie no avanzaban hacia Karl, esperando el movimiento de éste. Tan solo veinte metros les separaban, pero aquel skaven no estaba dispuesto a correr riesgos, por lo que dejaria al humano para sus compañeros, mientras el intentaba reducir al asustado animal en su saqueo.

Mientras tanto, la docena de hombres rata veian como aquel cosa-enana con barba de colores se acercaba farfullando con su afilada hacha por encima de la cabeza. Los skavens sentian un profundo odio hacia la etnia khazalid, y los anales de ambas culturas estaban llenas de sangrientos enfrentamientos entre ellas. Sin embargo, y como los habiles skaven se percataron al poco tiempo, el hacha de aquel ser regordete y tatuado parecia bastante peligrosa, por lo que atacaron en conjunto siete de las ratas humanoides, mientras que los otros cinco esperaban a distancia prudencial, corriendo tres de ellos en dirección a Karl, siendo el lider uno de los dos que esperaron a resguardo. Este junto sus zarpas delanteras y comenzó a mesarselas rápido, mientras chillaba a sus saqueadores y olisqueaba inquieto el aire impregnado de lluvia fria.

Skaven de la 345ª Camada de Bajo-Lout-Lout del Clan Skaar, Fétido-Hocico

-Eeeeek hiiiii, ¡eeeeek tuiiii-tuiiii!


Las rápidas pisadas sobre el barro de aquellas bestias sorprendieron a Skalik, que aunque sabia de la existencia de los skaven jamás habia luchado contra ellos. Eran enemigos ágiles y que jamás atacaban si se encontraban en desventaja, por lo que el hecho de que se avalanzaran contra el debia indicarle que tenian clara su victoria. En su camino hacia el enano chillaban histericos, ansiosos por que el enano matara a alguno de sus compañeros, llevandose el skaven vencedor la victoria y el merito merecido.

El primero en llegar ante Skalik fue una rata gorda y de grandes y peludos brazos, portando el olor de una alcantarilla urbana concentrado en su espada oxidada. Su golpe acertó al matador de lleno en el pecho, rajando la carne de su pecho y fracturando una costilla. Antes de que el enano pudiera darse cuenta, una segunda rata lanzaba un golpe diagonalmente descendente hacia su hombro con un chuzo afilado, que se clavaba en el musculo desgarrandolo. Y aun no habia Skalik encontrado un objetivo sobre el que lanzar su poderosa arma de manufactura enana, cuando un tercer skaven introducia su cimitarra como si fuera un cuchillo sobre mantequilla en la parte carnosa del muslo izquierdo, atravesandolo de lado a lado y quedando la punta de la espada saliendo por la parte del gluteo.

Para encontes el matador ya habia sido derrotado, y los otros tres skaven soltaron las armas relamiendose con la cena recien dispuesta. Ya estaban relamiendose ante la victoria cuando diez virotes salieron veloces de una de las casas del lado de la derecha de la calle, en la que una guarnición urbana habia esperado el momento optimo para atacar, en este caso la distracción creada por el enano. Los proyectiles volaron fieros contra las criaturas que ya habian tumbado al moribundo Skalik. Uno atravesó el craneo de una de las ratas con un sonoro golpe que hizo crujir su craneo, y otro fue a clavarse en las tripas de la primera rata que habia golpeado al tatuado khazalid. El resto de virotes dieron en el barro, pero fue suficiente advertencia para los skavens, que se replegaron a una de las casas cercanas que ya habian sido abiertas, en el lazo izquierdo de la calle.

Dos hombres salieron fuera, y recogieron al gravemente herido Skalik, arrastrandolo por el barro de nuevo hasta la casa donde se habian resguardado. Alli, uno de los mercenarios le hizo un torniquete en la pierna, mientras el resto cargaba las ballestas y se preparaba para el más que probable pronto contraataque skaven.

Horacio Zanni, Ballestero de los Arcas Rojas

-¿Como se te ocurre plantarle cara a esas doce alimañas? ¿De verdad pensabas que podrias tu solo? Jajajaja, ojala tuvieramos más locos como tu aqui, desde la semana pasada esos putos monstruos no nos han dejado tranquilos ni una sola noche.


El mercenario que estaba atendiendo a Skalik era un tipo bajito, de morena tez y origen tileano. El matador mantenia la consciencia, pero el profundo dolor en la pierna le impedia moverse más que para hablar. Su intentona de honorable suicidio en combate acababa de ser truncada por aquellos humanejos cobardes, y sabria Grimnir cuantas horas más tendria que esperar para otra oportunidad como aquella.




FDI: Skalik, aqui van los numeros (los skaven tenian +30 por superioridad aplastante, sacando todos más iniciativa): Rata uno, saca 57 y te hace 12 puntos de daño en torso. La segunda saca 37 y te hace 8 de daño en brazo derecho. La tercera 08, y con furia de Ulric de segunda tirada 38, te hace 22 de daño en la pierna izquierda. Para entonces solo te quedaban 4 heridas, por lo que recibes un critico de +10 en la pierna, y caes muerto.

Ganas dos Punto de Locura, pierdes uno de Destino, pero pasas con 14 la tirada de Resistencia y no sufres amputación en tu pierna. En el turno siguiente podrás hablar, pero no moverte.

Karl, el skaven está solo, y no parece con ganas de atacarte. Sin embargo, no tienes ni idea de como se comportara si te acercas a salvar al caballo. Elección delicada. No llegas a oir a los ballesteros, por cierto.
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Nimref
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Nimref »

Karl van Spenholf

El reo, ante todo, sabía lo que quería hacer: salvar el pellejo. Cuando sus zancadas lo llevaron hasta el caballo, no pudo evitar sonreír, hasta que vio otra de esas monstruosidades junto al caballo, como hostigándole, que se quedó quieta cuando el exconvicto estaba a unos metros.

Necesito el caballo para irme de aquí cuanto antes, pero... tal vez lo más sensato sería irme sin él, puesto que no se si está en condiciones de cabalgar...

El expresidiario ponía a trabajar a la mayor velocidad posible su cerebro, al tiempo que colocaba la espada en posición defensiva, por si acaso. Finalmente, optando por ello como lo mejor para salvar su situación, y viendo que se trataba de un pequeño personajillo que apenas le parecía tener la fuerza de un humano, decidió atacarle. No obstante, sudaba, presa del temor.

No sería la primera vez que subestimo a mi rival, como pasó con el carnicero...

Vete o muere -dijo el reo, gesticulando con la espada: primero señalándole la lejanía, para luego golpear con la espada su escudo y avanzar.

FDI: cargo. A ver si se va antes de que se pegue conmigo y así no muero en combate singular, xDD
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Oeris
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Re: Skalik Mataskavens I: Sin temor al destino

Mensaje por Oeris »

Skalik Mataskavens

El khazalid sintió un corte allí, una estocada allá y vio los dioses ante sus ojos, pero en ese mismo momento notó como algo siseaba cerca de sus oídos y rápidamente morían unos cuantos skavens. En ese mismo momento, algo tiró de él y lo sacó del combate.

¡Mierda! ¿Quién ha sido el bastardo? ¡No puedo morir así!

Skalik empezó a quedarse dormido hasta que noto una fuerza en la pierna que tenía herida y después escuchó una voz que le llamaba loco, como ya era costumbre, y que le preguntaba cosas que no podia retener en ese estado.

Tengo que salir fuera -dijo el matador mientras intentaba ponerse en pie sin resultado alguno- No puedo morir de esta forma, tengo que hacerlo en combate... -siguió intentandolo sin exito- Malditos humanos, siempre jodiendo a mi raza...

Skalik intentó moverse para lanzarle un golpe al humano, pero casi no tenía fuerza ni para hablar, asi que decidió tumbarse y esperar otra oportunidad porque no podía morir de esta forma.

FDI: Nos ha salido gracioso el ex-convicto...
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