!Saludos aficionados de Cruzada negra! Uno de los temas recurrentes en Warhammer 40k JDR es que el más peligroso enemigos al que el Imperio tiene que enfrentarse es el Caos y aquellos que se alinean con los Poderes Ruinosos. Esto supone que los jugadores en Dark Heresy, Rogue Trader, y Deathwatch a menudo se encontrarán a las fuerzas del Caos en el corazón de cualquier misterio o aventura en la que participen.
Defensores del Imperio
Por supuesto, en Curzada Negra los jugadores son las fuerzas del Caos. Ahora, se encuentran en la otra cara de una épica rivalidad, enfrentandose a las fuerzas del Imperio. Así pues, ¿que tipo de oposición pueden esperar los Herejes?
El libro básico de Cruzada negra proporciona adversarios para numerosos niveles de poder. Para las partidas que impliquen a los Herejes intentando labrarse su camino dentro de las sociedades Imperiales y corromperlas desde dentro, el libro contiene varias opciones. El Adepto del Administratum proporciona un ejemplo de un funcionario Imperial de bajo nivel, mientras que el astuto Cazador de Recompensas y los dogmáticos Cléricos del Ministorum prometen ser enemigos más peligrosos. Por supuesto, los Herejes son más propensos a encontrarse con el Imperio en el campo de batalla. Allí necesitarán hacer frente a hordas de Guardias Imperiales liderados por Confesores que escupen fuego, y la élite de los Marines Espaciales. Pero el mayor peligro para un hereje reside en la amenaza de la Sagrada Inquisición Imperial y sus guerreros de élite, los Marines Espaciales Caballeros Grises. ¿Podrás sobrevivir al combate con un Caballero Gris con una armadura Terminator, o enfrentarse al ingenio del Inquisidor que viene como ejemplo en el libro, Victoria Aldrich del Ordo Hereticus?
Iguales oportunidades que los enemigos
Sin embargo, el Imperio es solo una fuente de enemigos para una partida de guerra de Cruzada negra. Muchas de las razas Xenos de la galaxia no sienten atracción alguna por los Poderes Ruinosos, y algunas están incluso dispuesta a realizar un especial esfuerzo para ver a los siervos de los Dioses Oscuros muertos. La más destacada de entre todas son los Eldar, concretamente los guerreros-bailarines cazadores del Caos conocidos como Arlequines. Un solo Arlequin es igual a un Marine Espacial del Caos, pero una tropa de ellos, liderado por uno de los temibles psíquicos conocidos como Videntes de Sombras, puede conjurar el destino de cualquier partida de guerra.
Pero una partida de guerra puede evitar a los Eldar y a pesar de todo encontrar gran cantidad de problemas. Los veleidosos y caprichosos primos de los Eldar, los Eldar Oscuros están muy familiarizados con el Vórtice Aullante. Para esos decadentes xenos, las partida de guerra de los Poderes del Caos son a partes iguales incomodos socios con los que negociar, como potenciales esclavos para ser sacrificados. Cuando los últimos, los Eldars Oscuros pueden movilizar hordas de Gerreros Kabalistas, respaldados por los guerreros de élite conocidos como Incubos y los sobrenaturales y oscuros Mandragoras.
Finalmente, una partida de guerra puede descubrir enemigos bajo sus mismos pies. Mucho tiempo antes que los primeros humanos abandonasen Terra, una raza de criaturas descansaban en su mundos Tumba durante milenios. Ahora esos Necrones se están levantando. Una partida de guerra desprevenida podría estar explorando lo que aparentemente pudiese parecer un mundo desierto cuando de pronto se vean sobrepasados por una oleada de Escarabajos, o consumidos por un terrorífico Tomb Stalker.
Con amigos como esos...
Incluso con todos esos enemigos, un Hereje no puede olvidar que aquellos que comparten su alineamiento a menudo pueden demostrar ser los más peligrosos enemigos de todos. Los discípulos de los Dioses Oscuros son muy rebeldes, y las horribles entidades de la disformidad conocidas como Demonios los son aún incluso más. Es tan probable que un hereje termine luchando con una legión de portadores de plaga o un peligroso tecno-asesino de las corruptas Forjas de las Hollows o incluso un Guardia Imperial. Uno nunca puede bajar la guardia, especialmente en el Vórtice Aullante.
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