Tor-Bardin, debo insistir, porque creo que no has leído lo que he escrito, y muchas de tus propuestas, destruyen, en mi humilde opinión, el concepto de lo que es un enano. Y en otra cosa quizá no tanto, pero en cultura enana, soy quisquilloso hasta el detalle.
1.- La difuminación de los rasgos culturales, entre los humanos, suele tener lugar a lo largo de dos, o tres generaciones, lo cual puede suponer entre 30 y noventa años desde que el inmigrante se instala en el país, hasta que sus descendientes desechan u olvidan la mayor parte de sus tradiciones culturales, en el caso de una familia pequeña, completamente abierta al cambio, y con poco interés en preservar su herencia cultural.
En el caso de los enanos, si fueran tan despreocupados, este proceso podría tardar entre 80 y 240 años, simplemente por diferencias de ciclo vital y esperanza de vida. Además, se presupone que una cultura que condena el olvido y la despreocupación, que se encadena a los errores del pasado, que se alza sobre las leyendas de sus antepasados, y que registran los agravios con sangre en pesados tomos de saber para impedir que nadie lo olvide, que se entregan a la búsqueda de muerte para saldar errores cometidos hace décadas... sencillamente, no olvidan.
Un enano que olvida su herencia cultural es menos que miserable, es un monstruo, una rata, un descastado. Ningún padre enano que se precie permitiría que sus descendientes crecieran sin conocer sus obligaciones para con su rey, la historia de sus antepasados, y toda su cultura ( y que un enano crezca sin habérsele inculcado el odio acérrimo, infinito, ancestral y visceral, por los pielesverdes, está completamente fuera de discusión). Si hasta los halflings, que viven en el corazón del imperio, que se mezclan con sus gentes, que regentan sus tabernas, que son curiosos y parlanchines, y se enteran de todos los cotilleos, todos los avatares del día a día en el imperio... tienen su propia habilidad para reflejar sus particularidades culturales... arrebatarles a los enanos la suya, es un sacrilegio.
2.- Los enanos que viven en el seno del Imperio, lo suelen hacer por negocios, por labrarse un futuro, y por salir adelante sin la presión constante de las hordas pielesverdes a las puertas, sin embargo, acostumbran a vivir en guetos, a preferir mezclarse con los suyos antes que con cualquier humano, o incluso cuando son familias pequeñas, en zonas aisladas, gustan de mantener un alto grado de privacidad, y preservar sus tradiciones, tanto en el ámbito doméstico y profesional. Esto no quiere decir que los enanos no se mezclen con los humanos, sino simplemente, que se ocupan de sus propios asuntos, y que su orgullo no da lugar a dejarse influir por las opiniones de los pusilánimes e inconstantes humanos. No hacen esfuerzos por ser más graciosos o simpáticos a ojos de los humanos, y de hecho, los enanos imperiales tienen fama de ser durísimos comerciantes, tercos, avaros, inflexibles, y cascarrabias. Generalmente, los imperiales no comerciarían con ellos si no fuera porque la calidad de sus obras excede con mucho a la de la mayoría de maestros humanos. Intentar transformar a los enanos quitándoles capacidad de trabajo, para ponerles más carisma, y así hacerlos más tratables, amables, cosmopolitas, y mundanos... es como "elfizarlos". Los enanos lechuguinos no son bien recibidos en la sociedad enana, y el concepto en general, es contrario a la personalidad de los Khazukan.
3.- Insistes en llamar expatriados a todos los enanos que viven fuera de los reinos enanos, y te repito que expatriados son únicamente los que han perdido su hogar, y en la mayoría de casos, exiliados de fortalezas perdidas. Los enanos que viven por decisión propia, por negocios, o por lo que sea, fuera de sus reinos, son, simplemente, enanos viajeros. Enanos condenados al exilio no hay demasiados, son también expatriados, en un sentido estricto, porque han perdido su hogar, pero al ser individuos juzgados de manera independiente, no forman colectivos, simplemente, son criminales enanos, que acaban convirtiéndose en matatrolls. Una vez más, los enanos residentes en el imperio por decisión propia, son, sencillamente, enanos imperiales.
4.- Los enanos proceden de una cultura plagada de historias de pérdida y sufrimiento. Normalmente, la vergüenza y el dolor de haber perdido tu hogar es lo bastante intensa como para que sean los propios enanos expatriados los que se propongan una y otra vez recuperar sus antiguos hogares. Aunque indudablemente, (y según el caso), siempre habrá quien opine que podría haberse hecho más, ningún enano se ceba nunca con quien ha perdido su hogar, salvo que su comportamiento haya sido, en efecto, escandalosamente cobarde o inapropiado. Los enanos refugiados en otra fortaleza, suelen ser considerados invitados especiales, y se les da un trato preferente. Todos los enanos han sufrido en la guerra, y no está la situación como para andar tirándose de las barbas. Aunque nominalmente, un clan siempre se considerará clan perteneciente a la fortaleza de la que proviene, sus anfitriones acabarán por sentirlos como un vecino más, y normalmente, serán los expatriados quienes siempre sientan la punzada de no estar del todo en casa.
El peor juez de un enano, suele ser él mismo, y por eso hay tantos que se afeitan la cabeza. No existe un concepto tan radical como la "ciudadanía de segunda clase" en la sociedad enana. Simplemente, la punzada de saberse un invitado en hogar ajeno. Los enanos son críticos, y duros jueces, pero ningún clan con honor, deshonraría a su clan vilipendiando a sus invitados. Más al contrario, se esforzarán por hacerles sentir en casa, y las críticas que uno piense, sólo las dejarán entrever muy sutilmente.
5.- El juego de rol está ambientado en el imperio. Los elfos descritos en el libro son los elfos del Imperio, los halflings viven en el imperio, y los humanos descritos en el libro (en su mayoría) son los ciudadanos imperiales. Los enanos que aparecen en el libro, si te empeñaras en diferenciarlos (y yo soy de la opinión de que una raza es una raza, y hay que cambiarla muy poco entre subculturas, incluso entre elfos) insisto en que los enanos descritos en el libro reflejarían a LOS ENANOS IMPERIALES. Una vez más, si quisieras diferenciarlos de los de las montañas, no tienes que humanizar a los del libro (cosa que me parece aberrante, y que apuñala el carácter enano, y con él mi viejo corazón) sino remarcar los aspectos más duros del carácter enano. Te ruego que leas mi propuesta en mi último post en este hilo, que consiste en ponerles dos talentos, o rasgos, como quieras verlos, uno que penalice las tiradas de carisma y cotilleo entre enanos de las montañas y no-enanos (en ambos sentidos), y otro que les conceda a los enanos un +20% a una habilidad de sabiduría académica u oficio de su elección (siempre que dediquen un tiempo dilatado a la tarea, reflejando el tópico enano de trabajo lento, pero resultados óptimos).
6.- En las zonas de Averland y Reikland que limitan con las montañas negras y grises respectivamente, así como en las zonas mineras de as montañas centrales, los enanos practican la minería, y allí donde se construye algo, el gremio de canteros enanos encuentra trabajo bien pagado. La mayoría de enanos imperiales, sin embargo, son famosos por sus trabajos en metal, y son maestros de la forja en pueblos y ciudades. Los enanos se dedican a muchos campos profesionales, pero ninguno crece sin forjarse el carácter y la disciplina con un poco de trabajo duro que sirva además para enseñarle un oficio. No se les arrebata esa habilidad a los enanos. (Enanos gadules, como si fuesen elfos, habrase visto!
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7.- ¡Vigila la ortografía, forero barbilampiño!
Y creo que lo he dicho todo. Siento si me pongo muy feroz en mis argumentos, o muy sermoneador, pero te prometo que con este tema me estoy sintiendo muy ofendido en la parte de mí que tiene un corazón de enano, y me sale el barbalarga cascarrabias y sermoneador que llevo dentro. Pequeño barbilampiño, escucha mis palabras y no avergüences o deshonres a tus antepasados, ni insultes a los enanos del imperio, o, cuenta la leyenda, aparecerá Chuck Norris y te pegará una patada giratoria en la cara a la velocidad del rayo.